III

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La relación entre Drako y Zorman había empezado a mejorar, por tal insistencia del hijo del profeta el científico se digno a darle su número para que pudieran hablarse, no faltaban la llamada de Drako en mitad de la noche diciéndole a Zorman que quería verlo.
Las salidas entre ellos dos eran más frecuentes, los coqueteos de por medio no se hacían esperar pero Drako ya estaba desesperado, cada coqueteo era rechazado con una contestación seca e inocente por parte del científico ¿Zorman era demasiado inocente o sus coqueteos eran una basura?

Necesitaba consejos de alguien que fuera igual de coqueto que el y que mejor opción que Ocho, salió de su casa corriendo en la oscuridad, después de todo la idea se le ocurrio casi a las 12:00 de la noche, esquivaba como podía a los bichos que estaban esparcidos por ahí, no tardó mucho en llegar a casa de Ocho, tocando la puerta fuertemente con una euforia increíble.

-¡Mierdecilla, abre la puerta!- Los golpes en la puerta sobresaltaron al dueño de aquella casa quien no tardó mucho en abrir la puerta con una apariencia cansada y desaliñada.

-¿Drako? ¡¿Sabes que horas son?!- En la voz de Ocho se notaba la molestia que sentía.

-No me importa- Una contestación sin rodeos que solo molesto más al dueño de la casa- Vengo de urgencia ¡Necesito consejos para acercarme más a Zorman!

Una sonrisa de burla a pereció en los labios de Ocho, estaba lo suficientemente molesto como para mandarlo a tomar por culo pero ¿porque no mejor le daba algún consejo de mierda? Después de todo Drako caería fácil.

-Bien, te daré un Consejo que te servirá ahora.- El hijo del profeta miraba con atención a su contrario, preparado para apuntar mentalmente cualquier Consejo que le diria.- Ve a la casa de Zorman ahora e inventale una excusa de que no tienes casa o algo así, veras como te deja dormir en su casa y talvez... En su cama.

El dueño de la casa dijo lo último en tono juguetón, buena o mala idea no lo iba a saber si no lo intentaba.

-¿Y si se enoja? Zorman se enoja fácil.- Más preocupaciones.

-Que no, que no se enoja, anda ve y dejame dormir- Un ligero empujón fuera del marco de la puerta y un portazo fueron los que acabaron la conversación.

Drako dio media vuelta sumido un sus pensamientos, y hasta que pudo tener una afirmación de el mismo corrió, corrió hasta la casa de Zorman no sin antes llamarle para avisarle que iría, no quería molestar.

Pip... Pip... Pip...

El tercer tono y no contestaba, tocaba llegar de imprevisto a la casa del científico.

Cuando llegó, después de un camino lleno de Zombis, Arañas y algún bicho más, tocó la puerta emocionado, peinaba su pelo en espera de la salida del otro. Zorman no se despertó al instante, tuvo que esperar a que casi tumbaran su puerta para salir a ver, con espada en mano salio con una apariencia más que somnolienta.

-¡Zorman!- Una voz que sobresalto de inmediato al científico.

-¿Drako, que coño haces aquí a estas horas?- Guardo su espada con la mirada fija en el hijo del profeta, se le hacía curioso que estuviera en su casa/laboratorio.

-Pues... El profeta no me dejó entrar a mi casa y decidí venir con alguien de confianza para quedarme.- Una mentira.

-¿Como que no te dejo entrar? ¿Estamos locos o que?- Zorman se lo había creído, ahora miraría al profeta con más odio- Venga hombre, que esta haciendo frío afuera.

El científico agarro ligeramente la mano de Drako para darle un pequeño jalon para que entrará, ya que este se había quedado en su mundo ante la afirmación de quedarse en la casa del otro.

-Si quieres puedes dormir en la cama y yo en el sofá, mañana me tienes que contar todo lo que pasó con el Profeta.- Por supuesto que Zorman quería apoyar a Drako en su mentira disfrazada de verdad, pero estaba muy cansado en esos momentos como para articular palabra.

-Te lo cuento después pero me niego a dormir en tu cama .- Una contestación bastante seca.

-¿Como que te niegas?... Entonces tu en el sofá y yo en la cama.- Zorman lo miraba dudoso.

-Durmamos juntos, el sofá es incómodo.- Drako miro directamente a los ojos de Zorman buscando aprobación y este último no podía ganarle a esos ojos suplicantes.

-Esta bien... Pero tendrás que hacerte pequeño o algo porque si no no cabemos en la cama.- El científico se dio la vuelta para guiarlo hasta su habitación y mientras este no veía Drako salto de emoción.

Al llegar al cuarto del científico, el hijo del profeta pudo darse cuenta de que lo que decía Zorman era cierto, en esa cama difícilmente cabían dos personas.

-Es demasiado pequeña.- Se burló Drako, estaba seguro de que su cama era 100 veces más grande que esta.

-Lamentablemente, no tengo dinero para una cama mejor.- Zorman se acostó en la cama dejando un gran espacio para su compañero aunque este casi y se cayera de la cama.- Buenas noches.

Drako se acostó igualmente, abarcando el lugar que quedaba, pero para sentirse más cómodo se acostó de lado y abrazo al científico por la cintura, apegando más su cuerpo al de el.

-Ey, la distancia es importante.- Zorman ya estaba medio dormido por lo que con un empujón débil trataba de alejarlo.

-Así me siento cómodo.- Le sonrió, apretando más su agarre, cuando vio que Zorman por fin había caído en los brazos de Morfeo, le dio un besito en la frente.- Buenas noches mi peluchita.

Coqueteos sin sentido|| ZormakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora