VIII

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Drako estaba nervioso mientras se dejaba llevar por su padre dentro de la iglesia, apretaba sus manos sudorosas mientras era llevado a la zona subterránea de aquel lugar.

-Quédate aquí un momento, tengo que revisar que ninguno de esos imbéciles nos hayan seguido.- El profeta dejó a Drako ahí para ir a revisar, no se fiaba de las personas de aquel pueblucho.

Drako, nervioso, se quedo quieto por un momento, obedeciendo ciegamente a las órdenes de su padre. Y cuando este volvió se puso aún más tenso que antes, se preguntaba que debía pensar ante la mirada tan molesta que le dedicaba. El profeta se acerco solo para agarrar a Drako de una oreja con fuerza.

-¡Auch!- Drako no espero tanta violencia de parte de su padre, por lo que se sobresalto bastante, pero tampoco hizo nada para detenerlo, solo se dedicó a hacer muecas de dolor.

-¡¿Que hacias con el científico ese?! Como se te ocurre, ¿No vas a dejar que arruine el plan... no es asi? ¡Ahora como se si debo confiar o no en mi propio hijo!- Los gritos comenzaron a salir de su boca, mientras apretaba la oreja de su hijo por la ira, Drako podía sentir la sangre cálida deslizarse por su oreja.- ¡Ese científico lo que hará es meterte ideas y dejaras el plan de lado! ¡Porque tengo un hijo tan imbécil dios mío!

-¡Lo siento padre, no era mi intención!- Drako se sentía bastante humillado en esos momentos, pero el lavado de cerebro que le hacía el profeta funcionaba tan bien que parecía un buen veneno, el dolor en su oreja tampoco lo ayudaba en nada.- ¡Hare lo que me ordene, padre!

El profeta soltó la oreja de su hijo al escuchar las palabras que el quería escuchar, lo miro con asco al ver cómo este se tapa aquella zona sangrienta.

-Más vale que sigas el plan hijo mío, o tu oreja no solo será la que sufra daño.- Después de esta amenaza el Profeta se fue, dejando a un Drako frustrado, llorando en el mismo lugar en que lo habían dejando.

Drako se tiró de rodillas al suelo y comenzó a golpear este con fuerza, ahora no solo su oreja estaba sangrando si no también sus nudillos.

-¡Mierda, mierda, mierda! ¡Siempre lo mismo!- Golpeaba cada vez más fuerte el suelo, las lágrimas salían como mares de sus ojos. - ¡Maldito profeta, maldito Juan, no es justo!
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El inicio de una relación debía de ser bonito según Zorman, había salido antes de misa solo para preparar una cita en el nuevo restaurante de Biyin, lo había preparado todo de forma perfecta según el, aunque tampoco tenía dinero para comprar mucho, pero hizo lo posible.

-Madre mia, quedo precioso para alguien tan soso como tu.- La dueña del restaurante presenciaba aquella mesa reservada decorada por algunas cuantas flores.

-¿Crees que le guste, o es demasiado?- Zorman estaba nervioso y como no lo iba a estar, era la primera vez que salía con alguien en mucho tiempo.

-Si yo fuera Drako ya me hubieras conquistado.- El apoyo de Biyin le subió un poco el ánimo.- Venga va, se te hará más tarde si no vas a buscar a Drako ahora.

-¡Es verdad! Seguro estará en la iglesia.- Zorman dejó todo decorado y se preparó para correr hacia la iglesia.- Gracias Biyin, vuelvo en un rato.

La rubia se despidió con la mano de su amigo mientras este corría a la iglesia de nuevo, pero antes de poder pasar por los portales, chocó con alguien que justo iba saliendo de ese portal, cuando levanto la mirada para disculparse con aquella persona se encontró al que buscaba.

-¡Drako! Vaya sorpresa más grande, apenas iba a buscarte.-El nombrado no se esperaba ese encuentro tan repentino y mucho menos cuando estaba en su peor momento, aun sangraba y su rostro tenía huella de las lágrimas que había derramado.- ¿Drako, que te paso?

Cuando el científico se dio cuenta quiso tocarlo para ver si estaba bien, pero el solo lo apartó e hizo una mueca.

-No me toques.- Aquellas simples palabras destruyeron toda la burbuja en la que estaba viviendo Zorman.

-Lo siento, solo quería saber si estabas bien, ¿después de todo somos pareja no? Y las parejas se cuidan y yo me preocupo por ti.-El científico demostró cercania y preocupación hacia su contrario pero fue rechazado rotundamente.

-No te confundas Zorman, tu y yo no somos nada, ya me diste lo que quería, un reto estúpido.- A Drako le dolió más decir esas palabras que a Zorman escucharlas, pero era algo necesario si quería mantenerlo lejos.

Y así como llegó repentinamente a la vida de Zorman, así se fue, dejando al científico en shock por el repentino cambio.

Coqueteos sin sentido|| ZormakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora