Capítulo 13 - Isla (parte 6)

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꧁༒•𝓘𝓼𝓵𝓪 (𝓹𝓪𝓻𝓽𝓮 6)•༒꧂



El último día de la excursión Damian se cogió un catarro y no pudo hacer la actividad de la mañana. Yo fui a hacer la actividad pero, muy torpemente, me caí y me torcí el tobillo, así que me enviaron a mi cuarto y Damian y yo estuvimos juntos durante lo que duró la actividad.

Hablamos sobre cosas sin importancia hasta que escuchamos a alguien fuera de la cabaña tocando un instrumento. Damian y yo salimos del cuarto con dificultad y vimos que se trataba del profesor Henderson, quien tocaba el violonchelo.

Nos sentamos en unas sillas de madera, cerca de él y nos cubrimos con unas mantas para evitar enfriarnos.

Le escuchamos unos diez minutos tocando el violonchelo, hasta que Henderson nos miró y dejó el instrumento a un lado suyo.

—¿Estáis mejor? —nos preguntó.

—Es Damian quien está peor que yo —dije— pero gracias por preocuparte por mí también.

—Yo ya me encuentro mejor, la verdad —contestó.

—Qué mala suerte habéis tenido, ¿eh? —dijo y se le ocurrió una cosa—: ¿os apetece aprender a tocar algunos instrumentos?

Damian y yo nos emocionamos al instante y asentimos.

Henderson nos llevó a otra cabaña tan grande como la nuestra. Ahí entramos en un cuarto en el que había todo tipo de instrumentos musicales.

Damian y yo fuimos probándolos todos hasta que yo decidí pedirle ayuda a Henderson y que me enseñara a tocar uno mejor: era el piano.

Después de mucha práctica y de haber aprendido lo que me había enseñado Henderson, hice una demostración de lo aprendido delante de ambos chicos.

Cerré los ojos y viví la música tanto que incluso me inventé algunas partes, quedando una sinfonía natural y original. Incluso empecé a tararear.

Cuando hube terminado, Henderson aplaudió y vi a Damian boquiabierto y con un ligero rubor.

<<Ella es realmente increíble>> le escuché decir a Damian y me sonrojé, volviendo rápidamente a mi sitio.

Damian se negó a hacer esa demostración, ya que dijo que no era nada bueno tocando instrumentos, así que regresamos a nuestros cuartos.

—No sabía que fueras tan buena con el piano... —me dijo Damian, emocionado.

—Jejeje... En realidad no lo había tocado nunca, solo viví su música y me dejé llevar por la sinfonía.

—Eso es lo que un verdadero pianista hace... Deberías tocar el piano más a menudo —me recomendó Damian— y practicar tu voz... Es preciosa.

<<¿Yo aprendiendo a tocar un instrumento? Nunca me lo hubiera planteado a decir verdad... A lo mejor el Segundo tiene razón y tenga un talento musical>> pensé y me ruboricé. <<¿Le ha parecido mi voz... preciosa?>>.

—¿Lo dices en serio? ¿Me ves como una artista musical? —pregunté.

—Seguro que serás una pionista y voz supertalentosa si practicaras más —me dijo esbozando una sonrisita.

Me coloré de tan solo imaginarlo.

—¿Y tú, Segundo? ¿Qué metas tienes para tu futuro? —le pregunté.

—Yo... seguir el camino de mi padre y ser presidente...

—¿Eso es lo que tú quieres o él quiere?

—Algo que ambos queremos, la verdad.

—¿Desde cuándo lo tienes claro?

—Desde siempre.

No muy convencida, dejé de hablar del tema y nos reunimos con nuestros amigos. Nos avisaron que después de comer regresaríamos a casa, por lo que teníamos que tener todas las maletas listas.

Damian y yo fuimos al cuarto y lo recogimos todo.

Vimos las cartas de los Hombres Lobo en el suelo y ninguno de los dos dijo nada al respecto de la vergüenza que pasamos ayer.

Regresamos a donde los demás y le di las cartas a Ewen.

—¡Ay, no, como no se las dé cuanto antes a Billy, se me enfadará y nunca estaremos juntos! ¡Tengo que regresar adonde él lo más rápido posible! —exclamó y en un abrir y cerrar de ojos, desapareció de nuestra vista.

Fuimos a comer y hablamos de lo bien que pasamos en la isla. Nos reímos, pasamos vergüenza, nos emocionamos... Experimentamos todo tipo de sentimientos en esta isla.

Pero Damian no hablaba. Solo estaba pensando en lo que le dije antes sobre lo de ser presidente.

Decidí no molestarlo y seguí hablando con Becky y Emile.

Después, todos nos reunimos delante de la entrada a la isla con las maletas.

Miré a Damian y ya parecía estar mejor.

—¿Qué tal tu catarro? —le pregunté.

—Mejor y ¿qué tal tu esguince?

—Mejor. —Sonreí.

Llegó la barca y todos nos subimos a ella para cruzar el río.

Las vistas de la isla y el río eran fantásticas. Sentía como si hubiera pasado una eternidad en la isla.

Empecé a pensar en papá. ¿Habrá vuelto de Westalis? Y también en Yuri. ¿Qué tal estarán mamá y el tío?

Ahora sí que los extrañaba.

~~

El viaje fue largo pero al regresar, todo fue increíble. Estaban todos los mayordomos y limusinas esperándonos fuera. Incluso había padres de niños importantes esperando fuera con lágrimas en sus ojos.

<<Ni que tuviéramos tres años>> pensé.

Damian miraba por el cristal del autobús en busca de alguien que conociese pero no parecía encontrar a nadie.

Hasta que se le cambió la cara de repente y le escuché decir en su mente:

<<¡¿Ha vuelto?!>>.

No sabía a quién se refería pero cuando nos dejaron salir del autobús, Damian se despidió de mí rápidamente y no lo volví a ver.

Me despedí de Becky y los dos chicos y me dirigí a casa.

<<¡Qué ganas tengo de ver a mi mamá y Yuri!>> pensé felizmente.

Cuando llegué a casa, me puse supernerviosa, sin ser capaz de llamar a la puerta.

—¿Anya? ¡¿Anya?! —escuché decir alguien por detrás mío.

—¡Mamá! —exclamé y la abracé.

Entramos a casa y nos sentamos en el sofá a charlar.

—Vaya, ¡tres días son mucho tiempo! ¡Juraría que has crecido!

—Jeje... —me reí—. ¿Dónde está el tío?

—Se ha ido. Volverá pronto.

Estaba supernerviosa de ver al tío. Él solía ser el que intentaba separar a papá y mamá...

Hablando de papá... Seguramente llegaría unos días más tarde. Un viaje podía llevar para largo.

Vi a Bond abrazarme con fuerza y yo correspondí a su abrazo. ¡Cómo extrañaba a mi perrito favorito!

—Bueno, Anya, ven y cuéntame sobre tu viaje.

Me senté con mamá y le empecé a contar todo mientras acariciaba la cabecita de Bond.

Into You - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora