Capítulo 27

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Habían pasado varias semanas desde la última vez que le escribí a Luca, y hacia justamente esas semanas las que no había vuelto a vomitar. Alan me acompañaba al psicólogo, estaba súper implicado en todo lo que tenía que ver conmigo. Quiso apuntarse al gimnasio conmigo pero me negué, no era necesario pasar las 24 horas del día juntos, trabajábamos juntos, vivíamos juntos, comíamos juntos, íbamos al psicólogo juntos, que también quisiese venir al gimnasio conmigo era excesivo, necesitaba mí espacio. Lo bueno de todo esto es que Alan confiaba en mí, sabía que no iba al gimnasio para vomitar, yo era la primera que quería curarse y poco a poco lo estaba logrando.

Llegué al gimnasio y vi por unas cristaleras a Fabio, estaba dando su clase de kick boxing, me invitó a entrar pero rechacé su invitación.

Me subí en la cinta y comencé a correr, sinceramente ese día no me apetecía estar allí, pero necesitaba un lugar para relajarme, para desconectar. Ese día llovía así que descarté el parque y no me quedó otro lugar para venir que este.

Cuando llevaba casi una hora en la cinta, sentí esa sensación, el corazón empezó a palpitarme con fuerza, las piernas comenzaron a flaquearme y noté que se me erizaba el vello, siempre me pasaba cuando recibía alguna noticia de Luca, me bajé de la cinta y me puse a mirar hacia todos lados, lo buscaba, sentía que Luca estaba allí, empecé a sudar, un sudor frío, las manos me temblaban y tuve que sentarme. De repente una voz me asustó.

- Mara, ¿por qué no has entrado a mí clase?
- Joder Fabio, me has asustado. -me puse la mano en el pecho e intenté respirar con normalidad.
- Perdona, ¿estás bien? -Fabio me miro con el ceño fruncido.
- Si, estoy bien, me he tenido que bajar de la cinta porque me encuentro un poco mal.
- ¿Quieres un poco de agua?. -me ofreció su botella.
- No gracias, ya se me ha pasado. -le sonreí como pude.
- Oye Mara, esta noche van a dar un pequeño concierto en el pub Soho, podrías decírselo a tu chico y tus amigas. Seguro que os gustan, son dos chicas que están empezando ahora.
- Suena bien, luego te escribo y te confirmo, ¿vale?.
- Muy bien preciosa, espero verte allí.

Salí del gimnasio mirando hacía todos lados, estaba nerviosa, no sabría como reaccionar si me encontrase a Luca.
Corriendo me metí en el metro y me fui directa a casa de Alan.
Al llegar a casa Alan estaba tirado en el sofá, tenía cara de estar cabreado, en cuanto levanto la mirada, me dedicó una media sonrisa.

- Hola feo. -sonreí como sólo a él le gustaba.
- Hola preciosa. -se levantó para venir a besarme.
- ¿Qué te ocurre? Pareces enfadado.
- Nada cariño, estoy un poco agobiado.
- ¿Es por mí? -el corazón me dio un vuelco, tenía miedo.
- Nooo, es por el trabajo y esas cosas, no te preocupes. -me dio un beso en la frente. - Te quiero mucho Mara.
- Yo también te quiero Alan.

Se fue a la cocina y sacó unas cervezas, cortó un poco de queso e hizo una pizza.

- Por cierto, Fabio me ha dicho que esta noche toca un grupo en Soho, podríamos ir.
- Vale, pero sonríeme y dame unos cuanto besos por favor. -Alan puso cara de niño pequeño y sacó morros para que lo besase.
Me acerqué y mordí su labio inferior, cuando Alan iba a cogerme, me di la vuelta y fui directa a coger mí móvil.
- Voy a llamar a Noah para que venga con Alba.
- No escaparas de mí tan fácil. -comenzó a reír, era una risa contagiosa, bonita, agradable de escuchar.

Llamé a mí amiga, estaba rara, le pregunté y otra que me dijo que estaba agobiada.
Le comenté el plan para la noche y me dijo que le vendría bien desconectar un poco. Quedamos a las 21:00 en la puerta de Soho, allí nos esperarían ella y Alba.

A las 20:00 comencé a ducharme, Alan y yo habíamos tenido un momento de arrumacos en el sillón mientras intentábamos ver una película, al final no llegamos a ver ni el principio de ésta.

Salí de la ducha y comencé a vestirme, Alan seguía tumbado en la cama solamente con unos bóxer blancos, parecía un modelo de ropa interior. Busqué algo de ropa que me había traído a casa de Alan y me decanté con unos jeans pitillo negros, con una camiseta de raso roja con un gran escote en la espalda, me daba un toque sexy. Me calcé unos tacones rojos y me maquille muy natural, el pelo me lo ondulé un poco y lo deje suelto.

Alan nada más verme se levantó de golpe y se acercó a mí para besarme, me encantaba que me dijese palabras bonitas. Estar con Alan era todo lo contrario a estar con Luca, con éste último siempre tenía que andar con pies de plomo, siempre había un pequeño problema, siempre era su secreto, sus padres, su ex.. En cambio con Alan todo estaba siempre bien, no hemos tenido ningún problema por nadie, ni siquiera por Luca.

Llegamos al pub donde daban el concierto, mí mejor amiga estaba sentada en un taburete, y Alba estaba frente a ella de pie. Notaba a mí amiga angustiada, su chica la intentaba calmar, Noah se frotaba la cara con frustración. Al verme, me dedicó una pequeña sonrisa, le di un abrazo y le pregunté que pasaba, su contestación fue que estaba con la regla y que llevaba días insoportables. Era normal, a mí me pasaba, cuando tenía la regla, era insoportable, lloraba y me enfadaba por todo.

Alba y yo nos fuimos a pillar sitio en primera fila, el pub era pequeño y había un pequeño escenario rodeado por unas pequeñas vallas, la gente se colocaría por la izquierda, la derecha y delante de éste. Pillamos sitio en primera fila, en el lado derecho, al poco rato llegaron Noah y Alan con cara de pocos amigos. Besé a mí chico y me dedicó una pequeña sonrisa, no tenía ni idea de que pasaba ahí, seguramente los dos habrían discutido en el trabajo, porque otra cosa no, pero discutir lo hacían muy a menudo.

La sala se fue llenado, estaba pegada a la valla con Alan pegado a mí espalda, me tenía cogida con un brazo, y su barbilla descansaba en mí hombro. Estaba tranquila, feliz de tenerlo conmigo, cada te quiero que salía de su boca sonaba mejor que cualquier melodía, estaba consiguiendo lo que pensaba que jamás lograría, volver a ser feliz.

A los veinte minutos de estar ahí, dos chicas subieron al escenario, se presentaron como HA-ASH. Comenzaron a cantar, y escuche a Alan tararear alguna que otra canción, eran realmente buenas, tenían canciones preciosas, mi chico se puso en modo enamorado y no paraba de acariciarme y soltar besos en mí cuello. De vez en cuando me giraba para robarle algún que otro beso, me encantaban sus labios, me reclamaban, eran adictivos.

Cuando llevábamos más de una hora de concierto, las chicas dijeron que esta sería su última canción, empezó a sonar la última y la letra me hizo pensar en Luca.

Te idealicé a mi lado en mis noches y días, y me aferré a la idea que tú eras el amor de mi vida.
Hoy te pido perdón, perdón, perdón,
por haberte confiando sin dudar mi corazón, entregar mi alma a tus brazos
por confiar mi cuerpo en tus manos.
Perdón, perdón, perdón, por crearme esta falsa historia de amor, y te pido perdón.. por haber esperado demasiado, de un perdedor...

De pronto volvió esa sensación, el corazón me iba a mil por hora, buscaba la manera de hacerme sobrevivir, me tuve que agarrar a la valla porque notaba que me caía, el vello se me erizó, tenía algo en el pecho que me ahogaba, alcé la mirada al frente y allí estaba Luca, mirándome fijamente, estaba rígido, se podía notar que le costaba respirar, tenía las manos en puños a cada lado de su cuerpo.. Comencé a encontrarme mal, quería gritar, imaginé muchas veces como sería este momento, y ni por asomo pensé que sería así.

Me giré para decirle a Alan que tenía que ir al baño, como pude, intenté disimular y que no viera mí cara. Salí corriendo al baño, me ahogaba, hasta respirar dolía.
Cuando iba por el pasillo, noté como unos dedos agarraban mí brazo, ahogué un grito y me giré para poder ver de quien se trataba. Y allí estaba él, Luca Gianetti, el que fue el amor de mí vida, estaba frente a mí y yo no sabría que sería de mí después de esto.

Confié mi cuerpo en tus manos [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora