Capítulo 7

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Llegamos a su casa y no dejaba de pensar en el mensaje que Noah le mandó y sobre todo en la contestación de Luca.
¿Se estaba enamorando de mí?
Luca no paraba de mirarme; desde que salimos del restaurante yo había estado muy callada. Me preguntó mil veces si me pasaba algo o si había dicho algo que me hubiese molestado.
Yo solamente negaba, porque no podría decirle que había estado husmeando su móvil.

- Mara, ponte cómoda. Voy a darme una ducha, ¿vale?
- Luca, ¿puedo bañarme contigo? - sin más, solté eso. Lo hice sin pensar. Luca me encantaba y tenía que intentarlo todo con él. Puede que saliera bien o puede que saliese mal.

Lo vi aparecer por la puerta del salón con los ojos abiertos como platos y peinándose el pelo hacia atrás con los dedos; comprendí que ese gesto lo hacia cuando realmente estaba nervioso.

- Claro. Llenaré la bañera y nos daremos un baño. -sonrío tímidamente. - Pero con una condición...

¡Joder! ¿Qué me pediría? Estaba loca cuando le pregunté si podría bañarme con él; ahora no sabía que iba a pasar.

- ¿Cuál es esa condición? -me acerqué a el.

Entonces me cogió entre sus brazos y me pegó a él; demasiado pegada a él. Podía notar su aliento en mi oreja.
Sus manos se cogieron a mi cintura con cuidado, se agachó un poco y rozando sus labios contra mi oreja comenzó a hablar.

- Mi condición es que... Yo-seré-quien te enjabone todo el cuerpo, sin esponja. Sólo con mis manos, Mara. -su voz sonaba ronca y con un toque de excitación.

Solté un gemido. Todo mi cuerpo se erizó. Podía sentir mi corazón latiendo a un ritmo frenético; tan fuerte como si estuviera buscando la forma de sobrevivir. Estaba segura de que Luca podía sentirlo.
Me acerqué a sus labios y mirándolo a los ojos le susurré:

- Me gusta que me lo hagan lentamente...

Luca tragó saliva con dificultad. Ahora era yo la que sentía su corazón bombear con fuerza, podía notar su erección y sus dedos se clavaban en mi cintura hasta el punto que me hacía daño. Pero ese dolor se sentía placentero...
Soltó todo el aire de sus pulmones y me acarició el labio inferior con su dedo pulgar.

- Necesito besarte lentamente, Mara. -ahora me tenía la cara cogida con sus manos y me elevó la cara para que lo mirase a los ojos. Tenía los labios entreabiertos y su mirada iba de mi boca a mis ojos y de mis ojos a mi boca.
Se humedeció los labio y suspiró...

- Lo mismo no es una buena idea que me beses. -no sé cómo salieron aquellas palabras. La voz no me salía de dentro, estaba bloqueada. -Luca sin embargo, no me dejó continuar.
- Un beso es solo un beso, Mara. Tiene la importancia que tú quieras darle. Puede no significar nada. -soltó un pequeño suspiro contra mis labios. - O puede cambiarlo todo.

Comenzó a besarme. Con un gemido de su garganta, me agarró por el cuello con una de sus manos. Su lengua rozaba mis labios y los entreabrió para poder acceder dentro de mí. Nuestras bocas se fundieron y nuestras lenguas chocaban y rodaban sin parar. Era un beso desesperado, gemí contra su boca y mis dedos se entrelazaron en su cuello. Nos separamos un poco y apoyó su frente contra la mía.

- Mara, esto puede cambiarlo todo... -su voz se entrecortaba debido a la excitación y nerviosismo que sentía.
- Pues que lo cambie, Luca.

En ese mismo instante, me di cuenta que a raíz de esto habría un antes y un después en mi vida.

Me abrazó por detrás y con su barbilla apoyada en mi hombro, nos dirigimos hacia el baño. Allí, no paraba de mirarme y yo solamente entrelazaba mis dedos bastante nerviosa.
No era el tipo de mujer que pasaba por las sábanas de Luca, tenía miedo de que me viese desnuda, y que cambiase de opinión.
Se inclinó para cerrar el grifo de la bañera y se puso frente a mí.

Confié mi cuerpo en tus manos [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora