Familia

El Tiempo lo cura...casi todo (parte 2)

Wei Wuxian siempre supo que este día llegaria.

Su hija era una perfecta Lan, hermosa, inteligente, dedicada y talentosa. Era el orgullo de la secta Lan y de su familia, pero también tenía mucho de él en ella.
Desde que ella era pequeña había visto atisbo de sí en su amada niña, sabia que un día su espíritu libre le pediría viajar.

Y no se equivoco.

Si bien en su juventud siempre deseo viajar y conocer el mundo hoy día ese deseo se había atenuado.

Habían viajado mucho, conoció tantos lugares y personas, obtuvo nuevos conocimientos y aprendió nuevas técnicas junto a su esposo.

Pero la semilla del miedo que se había instaurado en su corazón lo hacía siempre regresar al Receso de las Nubes.

Había pasado años viviendo en las calles sin un lugar al que llamar hogar, después se le había dicho que sólo estaba en Muelle de Loto como un sirvientes y que ese no era su hogar–incluso si en esta vida Madam Yu había sido una buena madre, el miedo se quedo–, lo único que había deseado durante todos esos años era un lugar al que pertenecer.

Final lo encontró en el Receso de las Nubes.

El era un espíritu libre, amaba viajar y las aventuras que podías encontrar en el camino, pero nada se comparaba a las tardes de Té co  su esposo e hija, a los días enseñando formas de espada a los pequeños discípulos o el ayudar a su esposo con el papeleo de la Secta y su papel de Cultivador Principal, El Receso de Las Nubes se había convertido en su hogar.

Pero ni los preceptos o la sangre Lan de su hija habían menguado el deseo de viajar.

—Tienes mi permiso— respondió su amado esposo a su hija —Piedes viajar

—Gracias Líder de Secta.

Su hija lo miro sabiendo que esperaba su aprobación.

—No te olvides de escribir— le dijo —Todos los días, no importa donde estés.

Ella le sonrió con lágrimas en los ojos.

—Mhm, todo los días, será como si aun estuviese aquí.

Tres días después vio a su hija dejar los Receso de Las Nubes acompañada de su prima Lan Liu.

Ella estaría bien.

—Madam Lan— hablo un discípulo, Wei Wuxian dejo a un lado su pincel y la carta que estaba escribiendo a un lado —Ha llegado esto para usted.

El discípulo le entregó una carta.

—Puedes volver a tus lecciones.

Observo el rollo que el joven le había entregado, reconociendo el papel que su hija siempre usaba, sin pensarlo dos veces salió de La Cabaña de las Gencianas para ver a su esposo y juntos leer la carta.

Corrió lo más rápido que pudo hasta llegar a la oficina del Líder de Secta, al abrir la puerta se encontró a su esposo junto a su suegro y tío político.

Los tres lo observaron interrogantes.

—Es una carta de A–Yu.

Los ojos de los hombres se iluminaron, Lan Zhan se levantó para jalando y sentarlo en sus piernas y que pudiese leer su carta.

A–Die, A–Niang.

Como prometí aquí esta mi primera carta.

Con Lan Liu nos dirigimos hacia la Ciudad Imperial pues habíamos escuchado que había algunos espíritus resentido atacando a los viajeros en el camino.