Capítulo 9: Todo o nada.

27 5 0
                                    

♣♠♣ Roma ♣♠♣

Llevaba días sin hablar con Stephano, seguía molesto porque huía de él cuando quería algo más, en la oficina me evitaba, era chistoso como se habían invertido los papeles, en un principio era yo quien lo hacía y ahora el karma me daba en mi cara. La vida simplemente no es justa, se cobra todas y cada una de tus jugadas.

Era un sábado lluvioso así que estaba tirada en mi cama tratando de leer un libro, cuando el molesto y ruidoso sonido del timbre me saco de mi lectura, solo me coloque un desgastado chal sobre mi ropa de estar en casa y baje a ver quién era.

-¡Hola hermanito!- saludé al ver a Aramis tras de la puerta- ¿qué haces aquí a esta hora y con este clima?- una niebla gris casi que imposible de penetrar cubría todo y encima caía una lluvia que bien pasaba por diluvio.

-Roma tengo que decirte algo- dijo serio, pero debajo de esa máscara de seriedad había un rostro preocupado, algo malo había pasado y él solo no sabía cómo decirlo, era toda una vida de leerlo, casi nada me podía ocultar.

-¿Qué pasó Aramis? No importa que haya sido algo malo, solo dilo por favor- trate de sonar serena, pero la ansiedad me estaba haciendo presa.

-Lo que pasa es que...- se llevó las manos a su húmedo cabello y pasó saliva en más de una ocasión, yo solo lo miraba expectante y ansiosa, odiaba que le diera largas al asunto- que Stephano tuvo un pequeño accidente en la moto.

-¿Qué Stephano qué?- mi voz sonó estridente, fue como un aullido ahogado. Miles de imagenes para nada tranquilizadoras se agolpaban en mi mente, sin planteármelo me encontré llorando, por angustia, pero también por un poco de rabia, con él, conmigo... ¿porque era tan difícil nuestra relación?

-Que hoy en la mañana tuvo un accidente, el muy tonto salió en la moto y cómo ves está lloviendo, perdió el control de ella y patino por la calzada.

Mañana, mi hermano dijo mañana y estaba pronto a oscurecer-Pero, ¿está bien? ¿Porque me lo cuentas hasta esta hora?

-Sí, está bien un poco amoratado y con un corte en su pierna, pero nada más grave, y no te dije porque él me lo prohibió- de ahí su rostro compungido.

-¿Tu eres tonto o solo te estás postulando? ¿Cómo se te ocurre no decirme? ¿Dónde está?- hombres y sus malditos códigos de fidelidad, cuando se trata de ser fiel a una mujer ahí van mandandolos a la fregada, pero entre ellos parece que prefieren morir antes de romper "una promesa", ahora no solo estaba cabreada conmigo y Stephano ahora Aramis entraba en mi lista negra ¡Dios como cuesta!

-¿Oye! te lo estoy diciendo ahora- se defendió Aramis, le dedique una mirada de mejor escóndete tras 9 metros o te pongo yo ahí mismo.

-Debiste contarme cuando paso- iba a partir del hecho que por ser hombre era un poco más lento de entender las cosas y por lo tanto había actuado de esa manera- no ahora que tu conciencia no pudo contigo, ahora dime dónde está el idiota mayor- así le dejaba ver que el idiota bajo Stephano era él.

-Lo siento hermanita está en su departamento, lo deje ahí después de ir por él a la clínica- dijo de lo más sereno, mientras se acomodaba en un sofá de mi sala.

-Voy a verlo, quédate con los niños- frunció las cejas, pero antes de que rebatiera mi anterior "pedido" le di un golpe bajo- al menos eso me debes por no contarme antes- ahora fui yo la que frunció las cejas y colocó mi mejor cara de "me la debes".

Se cruzó de brazos y sonrió, esa sonrisa malévola que tenía y solo usaba cuando estaba planeando como cobrarse alguno de sus "favores"-Ve, yo me quedo con los pequeños demonios.

Quiero ser Tu Amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora