Capítulo 15: Locura

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♣♠♣ Aramis ♣♠♣

Las cosas estaban bien en la empresa, lo único que no lucía del todo bien era la relación tensa que se manejaban Roma y Stephano, pero es que los dos eran un par de tercos, era obvio que se amaban, porque la verdad lo de ellos ya era un caso grave de amor, ya no era solo una calentura, por un lado me alegraba ver a mi hermanita viviendo, haciendo cosas que creo que nunca se lo imagino, pero por otro lado me preocupaba cuando la veía triste o molesta al punto de mandarme a la punta del cerro, pero yo no podía solucionarles nada, eso solo dependía de ellos.

Salí de la oficina, necesitaba respirar aire fresco, conduje hasta las afueras de la ciudad, estacione al borde de la calzada, camine la poca distancia que había hasta un pequeño restaurante, era más como una cabaña rustica, con sus veladoras ya encendidas pues el ocaso estaba cercano, entre y ocupe una mesita al final del pequeño local, después de unos minutos una de las meseras se me acercó, puso la carta en mi mesa y me dijo que pronto vendría por mi orden. Ojee el menú, no tenía hambre, pero cuando llegue a la sección de postres mi estómago dio un salto de alegría al imaginarse unos deliciosos "calzones rotos", así que cuando la chica regresó nuevamente los ordene y también un delicioso "mote con huesillos", eso es justamente lo que me gusta de este tipo de lugares, puedes encontrar esas bebidas y platillos tan típicos de la gastronomía nacional, pero que no vas a encontrar en un lujoso restaurante, los saboree a conciencia, los disfrute por un momento fue como volver a ser niño, estar sentado en el mesón de casa y mamá haciendo los calzones y yo devorando cada uno de los que salían del sartén, ordene otro mote, luego recordé que debía conducir, lo mejor era no abusar.

Nuevamente sobre carretera, pensé en ir a casa y ver televisión hasta quedarme dormido, pero era un plan tremendamente aburrido, conduje por las atascadas calles de Santiago y termine frente a la torre de departamentos en la que vivía, busqué mi plaza de estacionamiento, deje el coche, en el ascensor pasé mis manos por mi mentón una incipiente barba hizo comezón en mi manos, deje las llaves sobre la mesita de la sala y fui a mi habitación, todo estaba justamente como lo había dejado en la mañana antes de partir, a veces la soledad apesta. Tomé una ducha a conciencia, decidí ir a un bar que frecuentaba mucho, tenía buen ambiente y siempre había chicas lindas con las cuales bailar, amaba bailar.

Me vestí con unos simples vaqueros desgastados, una camiseta negra, no era por presumir, pero se me veía muy bien y para darle un aire de chico serio pero casual me coloque un saco informal también negro, no me había afeitado y deje mi cabello secarse al natural que se acomodara a su placer, me gustaba lucir diferente a cuando voy a la oficina. Tengo 34 años, pero eso no es algo que me interese, la edad es solo un número, me gusta disfrutar la vida y solo vivirla.

Llegué al bar, había buena fila, pero el chico de seguridad solo me dejo pasar, fui hasta la barra y ordené mi escoses, tomé un par de ellos, solo estaba disfrutando de la música y del sabor fuerte de mi bebida, cuando de pronto sentí unas manos tomarme por la cintura.

-Hermanita me sorprendiste- dije al ver que era Roma la que me abrazaba con ternura. Hasta donde sabía estaba en una cena con Ignacio, algo que creo que hizo más que todo para molestar a Stephano, parecían dos críos.

-¿Por qué? ¿Qué de malo has hecho que tu conciencia te acusa?

-Nada- repliqué de inmediato-solo que sentir unos brazos de mujer que te abrazan no es lo normal, ahora dime ¿qué haces aquí no tenías una cena con Ignacio?

-Sí, pero adivina quien llegó- puso una cara de fastidio, pero vi brillar en sus ojos una chispa, sabía que esa intromisión no era tan fastidiosa como ella lo quería hacer parecer.

-No me digas que Stephano- dije haciéndome el sorprendido, era obvio que él buscaría como arruinar esa salida, si se la había pasado de un humor de perros desde que se enteró de la dichosa cena.

Quiero ser Tu Amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora