Querido amigo

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Querido amigo:

Primero de todo queríamos desearte que te mejores, ya que tu eres uno de los mejores luchando, creo que a todos se nos caen lágrimas de la emoción cuando te veíamos combatir. Segundo, como nos dijiste que querías que te explicaremos todo con el máximo detalle aquí va:

Sobre las 4 am nos despertamos, y comenzamos a vestirnos y a ponernos las armaduras.Sobre las 5 menos cuarto llegó un señor en caballo y en su mano una carta. Nuestros enemigos estaban preparados para comenzar a combatir por el pueblo, al final quedamos en que quien se rindiera se irían del pueblo y los que ganaran se quedarían en el.

Después de leer la carta, comimos un poco para no acabar desmayados en medio del campo y comenzamos a ensillar a los caballos uno por uno. Llenamos los carcajes de flechas y afilamos los cuchillos hasta ser más puntiagudos que una aguja.Nos atamos las botas y nos pusimos las dagas en las caderas.Nos colgamos el carcaj junto al arco.

Al tener revisado todo nos subimos a nuestros caballos y comenzamos a cabalgar hasta donde íbamos a pelear. Cuando íbamos llegando, las siluetas de los contrincantes se iban haciendo más grandes y más claras.Nos paramos a unos 10 metros de distancia;

-Así que es el día eh- Nos preguntó gritando el jefe del otro componente- ¿Estáis preparados para tumbar al rey al final?

-No te preocupes que nuestro rey estará con la cabeza bien alta y los pies bien anclados al suelo- Le respondimos con el mismo entusiasmo.

-Jaja, ya veremos luego.Bueno vamos a dejar las reglas bien claras; primero de todo,no vale irse, y tampoco valdrá la pena porque contaremos la gente que hay y si de un equipo hay un número diferente ese será el grupo que pierda;segundo, el grupo que se rinda antes, es decir que basta que uno de vosotros levante la bandera y habréis perdido todos, y después de que se levante una bandera no vale seguir peleando o usando las armas.

-Genial pues ya podemos ir comenzando ¿no?-Dicho esto cogimos una pistola y pegamos un tiro al aire.

Comenzamos a cabalgar hacia delante despacio, vacilando un poco menos después de cada paso, nos miramos entre todos dándonos ánimos, ninguno de los contrincantes hizo nada y nosotros tan poco.

Después de unos segundos más agarramos vuestros arcos y comenzamos a tirar flechas a los pies de los contrincantes, pudimos oír los gemidos de dolor tan fuerte que nos extraño no habernos roto los tímpanos.

Se pusieron todos alerta y algunos se bajaron de los caballos y sacaron sus dagas, mientras otros comenzaban a sacar unas dagas con el mango forrado de decoraciones de oro.

Comenzamos a tirar flechas y a dar puñetazos a diestra y siniestra. Ya había gente sangrando y retorciendo en el suelo, íbamos ganando nuestra gente seguía en pie, pocos estaban en el suelo.

En lo seguramente fueron 40 min, aunque se nos pasó volando quedamos solo un cuarto de lo que éramos al principio, y los otros no supimos cómo pero eran más que nosotros.

Al darnos cuenta intentamos pelear con mas animo mas fuerza, pero todo fue en vano.

Nos estaban ganando y con mucha ventaja, cada vez había menos energía en cada puñada, ya no nos quedaban fuerzas.Las flechas faltaban, nuestros nudillos sangraban, las dagas habían quedado olvidadas como los viejos amigos.

Creo que nunca nos habíamos sentido así de mal, sin esperanzas y sin ganas de seguir hacia delante, aunque si aguantabamos más a lo mejor teníamos la suerte de que los contrincantes levantarán antes la bandera. Supongo que al final todos fuimos unos ilusos ya que casi levantamos la bandera casi a la misma vez. De un momento para otro acabamos todos en el suelo, agotados, consumidos y empapados de sudor, la ropa se nos pegaba como un vestido ajustado.

-Así que teníamos razón, os habéis rendido, no habéis podido aguantar. No habéis podido luchar lo suficiente como para conseguir quedaros en vuestro propio pueblo. Sabeis, no os voy a mentir, tuve un poco de dudas en si esto estaba bien, me sentí mal por si ganabamos y os tenias que ir de vuestro hogar por la verdad es un poco injusto que hayamos venido aquí y encima haberlos invadido. Pero ahora lo pienso y si no habéis tenido agilidad suficiente como para defender a vuestro pueblo creo que no os mereceis estar aquí. Imaginad que vienen demonios a hacer una masacre y no sois suficientemente fuertes como para defenderos.- Reinó el silencio, nos pusimos a reflexionar como nunca lo hicimos.

De alguna manera sabíamos que tenían razón pero la idea de tener que dejar nuestra casa nos aterraba, nos producía impotencia.

Con mucho cariño tus guerros cobardes.

Porque no somos gatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora