Escapade

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No suelo ser de los que mira el periodico, casi todo el mundo lo hace, si, pero no yo, yo soy de los que se sienta en su mecedora con la radio al lado y la antena que le sobrepasa la cabeza. Por eso es muy raro que hoy haya comprado uno y esté tumbado en mi cama con este entre mis manos (pero todo es posible), sinceramente no es que haya leído nada, solo he hecho el crucigrama, he rellenado uno de los sudokus y he intentado hacer una cosa de ajedrez que había a un lado, pero no me he parado en ningún momento ha mirar las noticias. Aunque por curiosidad si me fui a la sección personal, hay algo en saber cosas de los demás qué me atrae, como el olor de las galletas en el horno, o el sonido de rasgar el plástico de un... collac (me decepciono mucho por el que se haya malpensado, en verdad no yo he sido el primero). No había nada interesante, todo eran muertes de familiares y cosas así, hasta que llegue al último, era un "mensaje"; Si eres de los de beber piña colada, y dejar que la lluvia te empape, si el yoga no es lo tuyo y tienes medio cerebro. Si te gusta hacer el amor a media noche, soy el amor que buscas, escríbeme y escaparemos.

Quiero mucho a mi mujer, de verdad, pero sin darnos cuenta hemos acabado en un ciclo, en una rutina, antes había sorpresas por en medio, cocinabamos juntos con nuestros hijos, pero estos ya no están, cuando se fueron a vivir en sus propias casas mirabamos peliculas hasta el amanecer, y bailábamos con las canciones que pusimos en nuestra boda, leíamos el mismo libro y lo comentamos como dos adolescentes enamorados, y si estábamos de muy buen humor solíamos ir a una cafetería a comer brunch, cuidabamos el jardín los dos, tirandonos agua o manchandonos con tierra, si verdaderos niños, pero nos reíamos, coqueteabamos y notabamos más cosas del otro,solía darme cuenta si se cortado el pelo, o si el vestido era nuevo. No hay ninguna de estas cosas que he mencionado, que sigamos haciendo. Así que en un cuaderno que tenía en la mesita de noche escribí algo para ir al periodico mañana y responder lo que esperaba que fuese una mujer de mi edad, y no alguien de quince años que simplemente se aburre mucho con su vida.

Al llegar al edificio me gire y mire alrededor, como si mi mujer fuera a aparecer de la nada, no se porque me preocupaba tanto si no es que estuviera haciendo nada malo. Después de parecer un loco maniático conseguí entrar. Mientras estaba en mi vuelta a casa con una emoción que hacía tiempo que no tenía, esa que te hace sonreír aunque se te haya manchado tu camisa favorita, aunque el hijo de tus vecinos haya fumado más porros de los que puedas contar y ahora tu jardín delantero apesta a marihuana. Esta noche me fui a dormir con demasiadas ganas de que fuera el día siguiente, mis manos estaban inquietas, las sábanas me apretaban como si me obligaran a levantarme de la cama, necesitaba comprar ya el periodico para leer y ver como había quedado mi respuesta.

A la mañana siguiente parecía un crío, intenté beberme el café tan rápido que estuve media hora tosiendo como un desquiciado, parecía que me moría. Mientras caminaba (casi brincaba) hacia el kiosco más cercano a mi casa iba tarareando "Escape" de Rupert Holmes. Llegué justo cuando el dependiente terminaba de colocar todo, busque el periodico con la mirada hasta que di con él, y sonreí como si hubiera encontrado la letra a una canción de una melodía que no me puedo sacar de la cabeza, fui hasta la caja y pague dejando más propina de la normal. Abrí el periodico como la cerveza en una comida familiar (con ganas, muchas). Cuando era pequeño solía ir leyendo mientras caminaba, así que decidí que si antes era posible ahora también, a cada paso que daba pasaba una página, hasta que di con la sección personal. Me paré unos minutos para leer lo que había escrito como respuesta; me encanta la piña colada, y lluvia es mi segundo nombre, el yoga nunca fue lo mio, me bebo el champán como si fuera agua, necesito conocerte mañana cuando el sol se ponga, a las cinco cuarenta y cinco en un bar llamado O'malley's, donde hablaremos hasta el amanecer.

Esta tarde iba a conocer a la persona que me hacía sentir como un niño de diecisiete años perdidamente enamorado, las horas no pasaban, el sol no se movía, las manillas del reloj no querían jugar al pilla pilla, y por mucho que el minuto cambiara se sentían como horas. Por fin eran las cinco y media y podía ir llendo al bar, mi mujer había estado fuera todo el día y no iba a volver hasta muy tarde, ya que se iba a casa de una amiga a jugar al no se que, así que no tenía porque dar explicaciones de a donde estaba yendo. Cuando entré en el bar apenas había gente, estaba bastante vacío. Me senté en la barra y pedí una caña, faltaban cinco minutos para que llegara y el corazón me iba cada vez más rápido, se había habierto dos veces la puerta y eran todo hombres, la tercera vez que se abrió, entro una mujer un poco mas baja que yo, iba con un vestido negro suelto pero que se ajustaba a sus curvas, para la edad que tenia le quedaba muy bien, se le marcaba perfectamente el culo y el pecho, cuando le mire la cara reconoci esos labios, reconoci la curva de su cara, reconoci esos ojos que solian estar al lado mia mientras regaba en mi jardin. Era mi mujer. Podría haber hecho muchas cosas, pero sonreí, y obtení una sonrisa de vuelta.

Porque no somos gatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora