—¡Mang! —exclamó, Taehyung, casi a punto del colapso, sintiendo que su corazón se detenía con solo ver que su querido corcel se aproximaba enloquecido—, ¡¿Qué estás haciendo aquí?! —sus manos dieron con su pelaje, haciéndole percatarse de que Mang solo podía resollar en pánico y ansiedad—... ¿Dónde está Seokjin?, ¿Dónde está?... ¿Qué pasó? —tomó las riendas que al momento permanecían sueltas—... Mang —y tratando de ver los ojos negros que no se podían centrar en su llorosa mirada, comprendió que lo sucedido había sido realmente perturbador. Entonces, actuó rápidamente y soltó la carreta que aún cargaba el pobre animal, volviendo a acercarse a los aceitunados ojos—. Tenemos que buscar a Seokjin, Mang. Por favor, llévame con él —pidió y la mirada oscura, pero angustiada, del caballo, fue igual de fuerte que la suya cuando se encontraron, inclinándose a la brevedad y accediendo a la petición de su amo.
—¡Taehyung! —pero que le montara no fue necesario, porque Kim Seokjin llegó corriendo de entre los árboles oscurecidos del bosque, totalmente asustado y con el alma colgándole en la mano.
—¡Seokjin! —soltó, para luego salir corriendo al encuentro de su hermano y hundirse en sus brazos al segundo siguiente—... Seokjin, ¿Qué pasó?, Mang ha llegado solo.
—Taehyung, es que... es que —trató de decir, pero los nervios se le tensaron y Taehyung solo pudo aferrarse a su cuerpo, evitando que se desplomara en el piso.
—¿Qué ocurre, Seokjinnie? —le preguntó, asustándose aún más al notar todo el pánico que había en los ojos marrones—... Seokjin —pero lo único que consiguió fue que el mayor se pusiera a respirar con desesperación, como si tuviera uno de esos ataques de ansiedad que le daban cuando era niño; así que solo lo tomó y lo llevó adentro, dejándolo en la silla de madera doble que tenían en el recibidor—... Tranquilo, Seokjin... Tranquilízate, por favor —sollozó, viendo cómo su hermano también lo hacía, pero sin poder hipar ni un poco.
—Taehyung —susurró y sus brazos volvieron a envolver al mencionado, mientras Taehyung respondía de la misma manera, dejando que Seokjin se refugiara en su pecho mientras comenzaba a llorar sin consuelo.
—... Calma, Seokjinnie... Todo está bien —murmuró, justo como en el pasado.
—No —soltó, en seco, mientras las lágrimas se le escapaban de los ojos por montones—... No lo está.
—Claro que lo está —instituyó acariciando el lacio cabello de su hermano—... ¿Por qué no lo estaría?
—Porque cometí un pecado... y debo pagar por él.
—¿Qué? —y con esa leve pregunta, Taehyung consiguió poder ver el bonito rostro del chico que no podía sollozar del todo.
—No... No sé cómo explicarlo... Ni siquiera sé cómo es que regresé a casa... solo recuerdo que estaba siendo sometido y cerraba los ojos con fuerza... luego hubo un silencio, los abrí y ya estaba a cerca de aquí.
—¿Estabas siendo sometido?, ¿Por qué?
—Estuve a punto de tocar el objeto más preciado de un... un monstruo...
—¿Qué?, Seokjin, ¿De qué estás hablando?
—De que el monstruo me ha condenado por haber deseado tentar a su rosa.
—¡¿Qué?! —el castaño no pudo concebir lo escuchado.
—¡Taehyung!, ¡No sé! —exclamó, sintiendo que la penumbra lo consumía—... Nos perdimos en el bosque, unos lobos nos atacaron y Mang me hizo caer por error... Entonces tuve que correr para no ser comido. Caí por un risco y me encontré con un palacio, un castillo gigantesco, abandonado... Se soltó una tormenta, accedí y encontré refugio, me quedé dormido junto a una chimenea encendida, esperando que la luna volviera a salir. Cuando pensé que había sucedido, subí por una torre, esperando encontrar una ventana que me confirmara tal hecho, pero lo que vi fue una hermosa rosa brillante, bajo un cristal, en una mesita redonda. Entonces me acerqué, recordando lo que querías que te trajera, pensando en construirte algo parecido y cuando estaba averiguando cómo funcionaba... alguien... algo... me saltó encima y me reprendió, condenándome a...
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Beauty And The Beast || Kooktae
Fanfiction¿Quién podría, algún día, amar a una bestia? Quizá, Kim Taehyung, no era la doncella que la hechicera predijo que vendría, pero amaba a la bestia con toda su alma. Jeon Jungkook se había convertido en la luz de su vida. ¿Sería, su sentir, suficiente...