Los ojos avellanados de Taehyung se encontraban completamente perdidos en el horizonte, divisando la extraña noche que les envolvía, pues era tan clara y esplendorosa, que hacía parecer que el amanecer estaba por llegar, cosa que, en realidad, se hallaba lejos de suceder.
No obstante, aunque tenía su concentración puesta en la lejanía de la oscuridad, podía sentir claramente como la bestia, quién estaba a su lado desde el momento en que habían optado por ir al bonito y gigantesco balcón principal, tenía sus ojos clavados en su persona.
—Taehyung —y, por fin, después de varios minutos en silencio, aquel ser se atrevió a hablar, llamando la atención del menor y sintiéndose vulnerable ante sus ojos bonitos. Más, tuvo que armarse de valor y, al probar su propia suerte, se permitió llevar una de sus garras hasta acariciar una suave mejilla del castaño, alegrándose, internamente, por no ser rechazado en el acto—... Tú —al tragar saliva, suspiró—... eres, realmente, lo más hermoso del mundo.
Por un pequeño instante, Taehyung sintió un dolor punzante en el pecho, Bogum le había tocado de esa manera y lo había acariciado justo así el día en que lo invitó a reunirse. Sin embargo, antes de alejarse por el mero recuerdo que le estrujó el corazón, se permitió sentir la calidez de aquella garra que, en definitiva, no encontró en la mano del héroe del pueblo.
Park Bogum no era la bestia y la bestia no era Park Bogum: no había comparativa siquiera.
De todos modos, lo que había escuchado lo dejó pensativo, así que simplemente bajó la mirada, sin darse cuenta de que se había perdido por varios segundos en los ojos azules.
—Es muy cruel que digas eso —estableció, sin rodeos—... soy un hombre.
—¿Y la hermosura es propia de las mujeres? —le preguntó, sorprendiéndolo a la par. Esa era una muy buena cuestión, a decir verdad—... En lo personal, creo que la hermosura no tiene género.
Entonces, Jungkook dejó de tocar su mejilla y, por la ocasión, se limitó, también, a solo observar al horizonte, hasta que Taehyung se llenó los pulmones de oxígeno y se animó a preguntar—. ¿Realmente... te... te parezco lindo? —cuestionó, escondiendo un pucherito que a la bestia hipnotizó—... Es decir, ¿No... bromeas?
—¿Bromear? —Jungkook inquirió, soltando una risita por la ternura del otro—. ¿Te parece que estoy bromeando?
—La verdad es que... no lo sé —definió el menor—... confío en ti, pero algo en mi pecho me exige que haga caso omiso a tus palabras.
—¿Por qué?
—Una vez creí en alguien que pensaba que conocía, pero no era así y... me falló, ¿Cómo puedo creer en ti ahora?, ¿Cuál es la diferencia ésta vez?
Enseguida, la criatura se irguió sobre sí ligeramente. Quizá, las experiencias que hasta el momento Taehyung tenía, no eran del todo agradables, pero ello no significaba que, con él a su lado, ocurriría lo mismo; por eso, decidió que no permitiría que el tiempo continuara su paso sin hacer algo al respecto.
Porque sí, la diferencia, ésta vez, era que se trataba de él.
—... Mi nombre es Jungkook... Jeon Jungkook —aclaró y, de inmediato, los ojos avellanados dieron con los suyos, totalmente impresionados por la información que, en definitiva, no esperaba, el castaño, recibir—... En realidad, es muy difícil conocer totalmente a una persona, pero no quiero que tengas dudas sobre mí y sobre lo que digo, entonces, te hablaré de mi historia... Soy el príncipe de este reino y fui criado para convertirme en el rey del mismo... Hace no más de seis años era un humano, pero provoqué que una maldición cayera sobre mis tierras, encantando mi apariencia y la de todo ser viviente que aquí habitaba. Sé que suena a locura, pero yo tampoco creía en la magia y ahora mismo estoy hechizado así que... no importa... Lo que quiero decir es que... he cometido muchos errores, pero decirte lo hermoso que eres, nunca será uno de ellos... Aunque es importante que sepas que no solo pienso que eres precioso por fuera, también hay una belleza increíble dentro de ti... y créeme que alguien tan horrible como yo...
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Beauty And The Beast || Kooktae
Fanfiction¿Quién podría, algún día, amar a una bestia? Quizá, Kim Taehyung, no era la doncella que la hechicera predijo que vendría, pero amaba a la bestia con toda su alma. Jeon Jungkook se había convertido en la luz de su vida. ¿Sería, su sentir, suficiente...