Capítulo 11

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Pequeños parpadeos hicieron que los orbes de Kim Seokjin se fueran abriendo lentamente, causándole una jaqueca intensa al percibir aquella luz amarillenta que llenaba la habitación. Soltó un suspiro, sintiendo una significativa pesadez en el cuerpo, pero la sensación somnolienta duró muy poco para cuando su pecho comenzó a alterarse al cavilar que se encontraba en un lugar desconocido.

Se sentó de golpe, más volvió a caer sobre su espalda, siendo retenido por las circunstancias.

¿Qué rayos estaba pasando?

¿Por qué estaba envuelto en cientos de edredones?

¿Qué era esa habitación?

¿Dónde diablos se encontraba?

Taehyung.

¡Taehyung!

Y, por segunda ocasión, se levantó de un movimiento, saliendo de la cama y poniéndose en pie, tocando el templado suelo de madera que lo acogió, empezando a correr casi al instante rumbo a la puerta de la habitación y luego por el pasillo que le ofreció la misma.

¡Taehyung!

¡Taehyung!

—Taehyung —susurró con la garganta seca, sintiendo sus pies debilitarse al segundo siguiente y deteniéndose para sostenerse de la pared marrón que le sirvió como soporte.

—Seokjin —pero no fue la voz de su hermano la que susurró su nombre, sino la de Kim Namjoon, quién, seguido de recibir la vidriosa mirada del mencionado, corrió a su auxilio, tomándolo entre sus brazos con mucho anhelo e inquietud, entregándole todo el calor que había en su cuerpo—. Por Dios, despertaste —soltó, con la voz entrecortándosele, mientras una de sus manos iba a acariciar una mejilla suavecita del castaño—... estaba muy preocupado.

—¿Namjoon?... ¿Qué... qué es esto?, ¿Qué está pasando?... ¿Dónde... dónde está Taehyung?

No obstante, la mueca afligida que externó el de piel trigueña, fue suficiente para que Seokjin sintiera que se iba a quebrar. Un nudo gigante le apresó la garganta y entonces hundió su fino rostro en la curva del cuello que lo recibió con mucho pesar y dolor.

—Vamos a la habitación, te hará daño haberte levantado así —y sin permitirle rechistar, lo cargó con delicadeza, llevándolo directo al sitio de donde había salido y posicionándolo bajo las sábanas otra vez—. Espera, traeré té.

Seokjin vio como el hombre salió de la habitación, temiendo internamente quedarse en soledad, pero no pasó mucho tiempo para cuando sus sentidos volvieron a perderse, causando que pequeñas gotitas melancólicas le llenaran los orbes, mientras intentaba no desmoronarse del todo.

Primero debía saber lo que estaba ocurriendo, ya luego vería si requería suicidarse o algo por el estilo. Odiaba ser tan extremista, pero a veces no le quedaba otra opción: no viviría una vida sin conocer la condición de Kim Taehyung.

Namjoon ingresó, nuevamente, al lugar, sorprendiendo al castaño que se limpió los pómulos a la brevedad e intentó hacer pasar desapercibido su silencioso llanto; más, al mirar la expresión de su antiguo amigo, quien le regalaba una sonrisa entristecida, sus ojos se volvieron a nublar.

—Gracias —balbuceó, recibiendo la taza de té que le era ofrecida, dándose cuenta de que tenía menos fuerza de la que parecía hace un minuto.

—¿Cómo te sientes? —le cuestionó, al sentarse en un banco que reposaba al costado de la cama, donde, con honestidad, había pasado más horas de las necesarias en los últimos días.

—La verdad... no sé —recibió como respuesta—... ¿Qué pasó?

Y Kim Namjoon soltó un suspiro—. Hace días te encontré inconsciente en el bosque. Estabas completamente congelado y dijeron que tenías hipotermia, casi al borde del colapso. Me asusté mucho, pero intenté cuidarte para que no empeorara porque...

Beauty And The Beast || KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora