Observar su reflejo, para Jungkook, nunca antes había sido tan angustiante.
Si tan solo no estuviera encerrado en ese maldito cuerpo... si tan solo fuera un hombre común y corriente, podría ir hacia Taehyung y decirle lo mucho que le atrae su personalidad cautivante, que lo considera la persona más perfecta del planeta y que es tan precioso como nada ni nadie más... que es realmente bello, que lo adora en su totalidad y que le gusta un montón.
No obstante, solo es una criatura fea y desagradable, un monstruo cautivo que no debería salir de entre las sombras.
—Majestad —la voz de Jimin interrumpió sus pensamientos y pronto salió de aquel trance perturbador—. La hora de la verdad se acerca, ¿Cuál traje desea usar?
—Jimin, no creo poder hacerlo —se sinceró, sintiendo que los nervios se le hacían nudos en todos los músculos de su cuerpo.
—Todo saldrá maravilloso, Señor, estoy completamente seguro. No hay necesidad de que se ponga tímido, piense en esto como cualquier otro momento de convivencia con el joven Kim: como el otro día que estuvieron escuchando música en el estudio... solo que, en esta ocasión, debe invitarlo a bailar y luego confesarle su amor.
—Sí, confe... confe... No, no puedo —terminó diciendo, mientras se tapaba el rostro.
Jimin bufó, de verdad que entendía la presión que estaba sintiendo su rey, pero la rosa se estaba marchitando y, en definitiva, debían apresurar un poquito las cosas. De todas maneras, ya estaba seguro de que Taehyung no era completamente ajeno a los sentimientos de Jungkook: varias veces lo había pillado observándolo con mucha atención y esa sonrisa cuadradita que se le salía de los labios, no era igual para cuando le sonreía a su grupo de amigos.
—Quiere al jovencito, ¿No? —se animó a preguntar, retando al soberano y recibiendo su mirada ofendida.
—Más que a mi vida —admitió, apenándose un poco a la par.
Es que no tenía idea de cómo había pasado eso. Le gustaba un hombre... le gustaba Taehyung; sin embargo, no se arrepentía, el muchacho era una pieza invaluable para su aturdido corazón: la mejor decisión de su vida.
—Entonces, debe decírselo —aconsejó Jimin, intentando no sonreír con toda la felicidad que sentía en su pecho, al saber que Jungkook, por fin, había logrado sentir el amor.
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—Yoongi, dime una cosa —pidió Taehyung, mientras ambos avanzaban por los pasillos del palacio, rumbo a las escaleras directo al comedor—... ¿Es necesario todo esto? —refiriéndose a su atuendo, preguntó—. ¿No es una simple cena a la que nos dirigimos?
—Jovencito Kim, con todo respeto, usted luce genuinamente precioso. Nunca es mal momento para verse bien; aunque se dirija al mercado, debe aprovechar su belleza... Además, el amo quedará encantado —pronunció lo último y su mirada traviesa buscó la del chiquillo que se volteó para el lado contrario, al tocarse las mejillas—. Lo impresionará, se lo aseguro.
¿Impresionarlo?, ¿Encantar... a la bestia con su apariencia?
Pero las intenciones de Taehyung no eran esas, ¿O sí?, No deseaba más que pasar un buen rato al lado del único ser que lo había hecho sentir diferente.
Entonces, sus pensamientos le aceleraron el pecho.
Era cierto que, en cuanto Hoseok mencionó que la bestia lo había citado a una cena "especial", empezó a arreglarse sobremanera para el acto, siendo incitado por el armario en su habitación y Min Yoongi, quienes lo habían conducido al hecho de, incluso, acomodarse los rulitos uno por uno, hasta conseguir verse perfecto, bonito y muy elegante con aquel traje amarillo, fabricado para la ocasión.
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Beauty And The Beast || Kooktae
Fanfic¿Quién podría, algún día, amar a una bestia? Quizá, Kim Taehyung, no era la doncella que la hechicera predijo que vendría, pero amaba a la bestia con toda su alma. Jeon Jungkook se había convertido en la luz de su vida. ¿Sería, su sentir, suficiente...