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Kuina vio a lo lejos a Arisu con quien parecía ser su novia.
—¿Es tu novia?
—¿Que? nada de eso— la voz de la chica fue nerviosa
Kuina les empezó a contar sobre su madre y el porque quería salir con vida de ese lugar, hasta que fueron interrumpidos por los gritos de Niragi.
—¡Oye, apaga esa música molesta!
Al rededor de la piscina desfilaban varios chicos con armas. La multitud de jóvenes que anteriormente estaba en fiesta ahora parecía que deseaban desaparecer.
—Son los militares de la playa—explico Kuina—si quieres vivir en paz aquí, evítalos a ellos. El líder presencial es Aguni era un oficial militar, es parte de los que dirigen la playa, el sombrerero es el numero uno y sus seguidores, aunque nadie conoce a numero 3 quien es la que empezó el grupo de militares, por el momento hay paz entre ambas partes sin embargo no quitamos la posibilidad de que haya un conflicto entre ambas partes.
Aguni se puso delante de ellos diciendo: —¿Y tu amigo?—vio los ojos de Arisu—ya veo, murió. Así que ahora son los débiles los que sobreviven.
Niragi no prestaba atención a la conversación solo trataba de ubicar a su jefa dentro de toda la multitud para cuando despabiló fue llamado por Aguni.
—Tú, tráeme a la mujer
Niragi no le entendió la primera pero trato de disimularlo acercándose a los que tenían como presa, Arisu trato de evitarlo varias veces por lo que Niragi estaba formulando las maneras de matarlo dentro de su mente.
—¿Qué hacemos con este mocoso?—dijo ya cansado
—Rómpele las piernas para que pierda en el próximo juego
Antes de que se empezara otra pelea por la rebeldía de Arisu llegó el sombrero para calmar toda la situación quién parecía lo bastante lúcido, siendo extraño en él.
—Vaya vaya, pero qué sucede ¿molestando a los nuevos?—la molestia resaltaba en sus ojos—creí haber llegado a un acuerdo con número 3 respecto a estas situaciones.
La mirada de Niragi se fue al otro extremo del lugar haciéndose el loco, Samura en cambio estaba la defensiva observando todo cautelosamente.
—¿Niragi?
El peli negro empezó a hablar con cansancio:—yo solo recibo órdenes del jefe—dijo para después seguir mirando al horizonte.
—Pues hay que preguntarle a tu jefe—el sombrero se acercó a Aguni—¿Quién es tu jefe, Aguni?
El nombrado-para sorpresa de todos- se volteó hacia el sombrero y dijo mirándolo directamente a los ojos:— Número 3
Si el Sombrerero se molestó lo ocultó muy bien, sin embargo se volvió hacia los demás y gritó diciendo:—¡Ejecutivos a la sala de juntas!