10_ No es fácil convencer

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¡crack!

Es todo lo que se logró escuchar provenir de Marcus. Seguido de su cuerpo flácido en el suelo.

Silencio. Todo el lugar se quedó en absoluto silencio. Es como si no pudieran creer lo que veían. El arrogante Marcus, a quien nadie se atrevía tocar, se encontraba tirado sin saber si se encontraba con vida o muerte. Y debo decir que si no fuera por los agujeros en su defensa hubiera sido alguien altamente problemático de terminar, ahora que quede claro, no acabe con su vida, solo lo estropee por lo que espero sea hasta el fin de sus días. Una persona cruel como Marcus solo merece la muerte, pero no es algo que pueda manejar con mi fuerza y defensa actual.

Ning- quiero a la chica, el chico guía y no tengo demasiados requisitos para los otros dos, solo que sean personas jóvenes el género no importa.

El silencio se rompió, dejándose escuchar los murmullos incesantes, los cuales aumentaron al ver como cuatro sombras (personas vestidas de negro que protegen desde la oscuridad) se acercaron al cuerpo en el suelo. Uno se acercó, reviso su respiración y pulso, y al notar que esta, aunque era más caótico de lo normal, se encontraba presente.

-Sigue con vida.

Al decir esas palabras, las personas a su lado se vieron notablemente más aliviados. En cambio, por parte del público mostraron diferentes expresiones y comentarios, desde alivio, arrepentimiento, incluso varias de burla.

Dos de los cuatro guardias cargaron al hombre desapareciendo del campo a una increíble velocidad. Mientras que los otros dos avanzaron hasta llegar frente a mí.

-Nuestro amo a perdido y pagara el precio acordado, pero él es hermano del rey y su estado no es liviano, en esta ocasión no nos atrevemos a faltarle el respeto por que su triunfo es limpio, pero no podemos asegurar que en el futuro podamos decidir por nosotros mismos.

Tras sus palabras asintieron hacia la mujer encargada del trato y desaparecieron tan rápido como llegaron.

Un entrenamiento de primera, lamentable que deban estar bajo el mando de lacras.

la mujer llevo el tratado a Blust, la chica y otras dos jóvenes mujeres.

-tal como lo pidió, aquí se encuentra su premio, cuatro certificados de entrega de esclavos, quedan a su nombre. Para serrar el contrato necesitare que me acompañe a la oficina.

Asentí en respuesta, acompañándola fuera del campo.

Avanzamos por un pasillo el cual tenía tapizada la pared por pinturas de innumerables criaturas y en el fondo una puerta negra. La mujer toco y al escuchar la invitación desde adentro me indico pasar.

La habitación se encontraba levemente iluminada con un escritorio rodeado de estanterías con papeles y libros. Y sentado allí un hombre de unos treinta años, cabello rojizo el cual era acentuado por sus agudos ojos verdes. Vestido con una especie de traje japonés el cual dejaba ver con claridad su torso firme y bronceado.

¡Oh por todos los cielos! No debo mirar, no debo mirar, soy hombre, ¡soy hombre!

Como si repetir estas palabras sirviera de lavado mental, las repetí una y otra vez en mi mente.

-Es maravilloso ver como la juventud supera a sus mayores. No deja de sorprenderme el ver un joven sobresaliente luchar en mis dominios, por favor tome asiento. Mi nombre es Alcón Brey, encantado de conocerlo.

Ning- el placer es mío, señor Brey, mi nombre es Jack.

-Jackun nombre bastante particular.

Dice a la vez que mantiene su mira fija en mí.

T.D.U.M (Trasmigración de una madre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora