✚ 05 : Aceptación ✚

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Me pareció encantador el que YeonJun escuchara todo lo que tenía que contar, sin interrumpir ni rechistar. Me hacía sentir como otra persona más, el efecto totalmente contrario que conseguía mi clase.

Este sonrió― SooBin es un buen chico, solo que tiene sus cosas, ¿sabes?

― Supongo... ―respondí, no sabiendo qué decir realmente.

― Yo me ocuparé de convencerle, no te preocupes ―sacó su teléfono―. ¿Te parece si intercambiamos números?

Mi corazón empezó a bombear con rapidez― Por supuesto ―contesté con la emoción emanando de mis poros.

YeonJun intercambió tanto su número como el de SooBin e insistió en acompañarme a casa.
El universo al fin se había apiadado de mí y envió a este magnífico ser para que realizara cambios en mi vida.

― Muchas gracias, YeonJun ―solté de todo corazón.

Me mostró tan linda sonrisa― Nada que agradecer ―nos paramos frente a mi casa―. De todas formas, SooBin fue un tanto borde contigo y me siento responsable de ello ―dijo lo último entre suaves risas.

Le di las gracias una vez más y, acto seguido, me adentré en mi casa. Por pura curiosidad, subí a la habitación de SeoHyun, ya que su ventana miraba hacia la calle, y observé cómo YeonJun partía sin prisa alguna.
Nada más salir de la habitación de mi hermana mayor, mi teléfono sonó, dándome a entender que se trataba de una notificación; como acto reflejo, no hice otra cosa más que mirar a la pantalla, ocasionando que una sonrisa se formara con lentitud en mi rostro.

YeonJun me había mensajeado y era de las pocas veces que alguien fuera de mi círculo familiar chateaba conmigo por voluntad propia. Sin duda alguna, me sentía feliz.

El día siguiente se hizo presente y, como siempre, me dirigí al instituto. La única diferencia era que me hallaba un tanto despistada por lo ocurrido anoche.

Estaba tan en las nubes, que ni siquiera noté las usuales miradas despectivas de mis supuestos compañeros de clase; al sentarme, me fijé en un trocito de papel doblado que se encontraba sobre mi mesa.
Miré a mis alrededores por simple precaución y abrí el papelito en cuestión.

"¿Acaso tus padres no te enseñaron a desconfiar de los desconocidos?
Lo que sea. Me quedaré en clase durante el descanso, para así poder conversar en paz.

Choi"

Volví a doblar el papel y me giré casi de inmediato, siendo recibida por unos ojos que me miraban fijamente, con cierta pizca de curiosidad e interés.

Algo avergonzada por su repentina actitud, sonreí de la manera más torpe posible para, poco después, hacer un gesto con la mano en forma de saludo.
Lo que recibí como respuesta, fue el aire que respiraba siendo expulsado repentinamente por la nariz, lo que me comunicaba que se había reído por un momento.

No me gustaba admitirlo, pero ese gesto lo hizo ver muy lindo.

Las clases se pasaron con relativa rapidez y la campana sonó, dando a entender que la hora del descanso había llegado.
Por solucionar las cosas con SooBin, opté por quedarme en clase. Y, como no me hallaba en la mejor posición para levantar sospechas y rumores, decidí hacer como que pasaba unos apuntes a limpio antes de empezar a guardar mis cosas con calma.

Una vez la clase quedó desolada, SooBin se sentó en la silla a mi frente, sin apartar la mirada de mis ojos; sonrió de lado por un momento, apoyando su peso contra el espaldar del asiento.

― Te seré completamente claro ―empezó a hablar―. Eres bastante entretenida y sería una lástima que te fueras, así que te esperaré en mi casa después de las clases.

Opening : 외 || Choi SooBin [TXT] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora