Capítulo VII

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단스 라차~

Iris daba vueltas muy pequeñas en el reducido espacio, no encontraba ropa formal para su trabajo y confeccionar algo improvisado le tomaría horas y a lo mejor quince pinchazos de aguja en sus dedos. Suspiraba, tenía hambre y no comía sólo porqué tenía el tiempo encima.

Pantalones holgados rasgados, tops, camisetas enormes y un vestido floreado de color rojo...

¿Qué pasaba con eso?.

Sus manos se hicieron puñitos, el vestido que le regaló Chaesu cuando entró apenas a trabajar en SIS. No había sabido nada más de ella, renunció a la sastrería y cobró su último cheque. Para Iris no era diferente y quizás se debía comenzar a buscar un nuevo celular para comunicarse con DRacha.

Todo se vivió como un sueño, había convivido con la familia Lee muy de cerca y tuvo un encuentro un tanto... Extraordinario.

Ella veía el reloj de pared en forma de luna que estaba a punto de marcar las 7:30 de la mañana, debería estar ahí a las 8:00, pero no. Estaba debatiendo acerca de que ropa llevar, tenía una buena mano para las modas, pero sus gustos estaban a hundirse como náufrago.

Pensó que quince minutos bastarían para poder arreglarse bien. El vestido poco entallado se subía cuando hacía un movimiento brusco y a veces ella no podía comprender esas modas asiáticas sobre las faldas y vestidos cortos, sentía que su trasero se asomaría cuando caminara. Usó el short de licra extremadamente incómodo que formaba una línea alrededor de la ingle y hacía ver sus muslos más grandes.

Oh, no.

ㅡDios mío...ㅡSusurró para ella misma, el reloj marcando 7:48 a.m.

Se dió prisa, corrió a la parada de autobuses, el tramo que le tomaría en una caminata tan solo diez minutos lo hizo en tres. Comenzaba a sudar por el trabajo y ya no le importaba que se subiera el vestido, aún le faltaba al autobús llegar y la dejaría calles atrás.

Correr más.

Mucha suerte, Iris...

Los trompicones de sus pies lastimados del talón por los zapatos asquerosamente apretados y el tacón un poco alto, estaba sudando con el alivio recorriéndola al ver que le quedaban dos minutos para llegar

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Los trompicones de sus pies lastimados del talón por los zapatos asquerosamente apretados y el tacón un poco alto, estaba sudando con el alivio recorriéndola al ver que le quedaban dos minutos para llegar. Siguió caminando, el pelo largo y ondulado pegado a la nuca y la frente, la meta final a distancia corta del camino empedrado de concreto y hierbas de la naturaleza.

La entrada de su hogar era muy preciosa, fuentes y una estatua de DR. Iris deseaba sentirse igual de orgullosa que Daewoo con su empresa familiar.

Tocó el timbre cómo la primera vez, no estando segura de si era ahí dónde debía llamar, pero era tarde ahora. Tan sólo dos tóquidos más y sucedió.

ㅡ¿Sí?, ¿Perdiste algo por aquí, muñeca?ㅡHwang-Lee Hyunjin apareciendo por la entrada principal, ropa informal que no se notaba como eso. El tinte azulado adornando en su máxima gloria todo su ser.

𝑨𝒓𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒓𝒆𝒂𝒅𝒚 𝒕𝒐 𝑻𝑨𝑺𝑻𝑬?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora