Acto 6

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Estaba cansada, molesta y, adolorida en medio de mi recamara. De rodillas, tratando de recuperar el aliento. Desde que mi padre me encerró, no he hecho otra cosa más que gritar, destruir algunos de mis muebles y exigir que me dejen salir de aquí. Pero hasta ahora todo ha sido en vano. Mi mano esta lastimada, me corté cuando rompí el espejo. Al principio sangraba mucho, pero ahora solo esta manchada de sangre seca. Eso tampoco les importo.

Me sentía completamente atrapada, pero sabía que tenía que encontrar la forma de salir de ahí para ir con Kara. Necesitaba estar con ella, necesitaba ver su sonrisa. Esa sonrisa que solo está reservada para mí. 

No quería casarme.

No podía casarme.

Pensar en ello. En la impotencia que tenía al tomar decisiones respecto a mi propia vida, hacía que las lágrimas inundaran mis ojos. 

Apreté los puños y golpe el suelo con fuerza. La herida en mi mano se volvió a abrir y a sangrar, pero no me importaba. La habitación era un desastre, parecía el escenario de una guerra. Nada estaba en su lugar, había muebles destrozados y vidrios por todo el piso. Mire a mí alrededor y solo encontre destrucción y desastre. Justo lo que sería mi vida si me casaba con James, como quería mi padre.

El hermoso rostro de Kara apareció en mi mente y con él, encontré la fuerza para seguir intentando.

"No me voy a casar" repetía en miente con cada golpe en el piso.

Tenía que salir de allí.

Volvi a ponerme de pie y camine hacia la puerta, pero cuando estaba a punto de tomar la perilla, esta se abrió. Di rápidamente unos pasos hacia atrás para alejarme. Mi padre entro con las manos dentro de los bolsillos y una expresión dura en el rostro. Era obvio que seguía molesto.

Se detuvo a observar el lugar y luego fijo su mirada sobre mí.

— Veo que te estás divirtiendo -- dijo con calma

 ¿Acaso queria empezar a bromear conmigo? 

— ¿Ya te viste en un espejo? — pregunto señalandome con la barbilla.

Claro que no me había visto en el espejo ¡lo había roto! Pero sabía, que seguramente parecía una loca maníaca. Mi ropa estaba manchada y desarreglada, mi cabello enmarañado y desordenado, mis ojos rojos e hinchados de tanto llorar y de no dormir.

— Así no es como debería de lucir una novia en la víspera de su boda.

No quería hablar con él, así que me contuve de responder. Ante el silencio, comenzó a caminar por la habitación.

— No me voy a casar— le dije al final.

Mi padre detuvo su andar y tomo una de las fotos que esta sobre mi escritorio. Era una foto en donde estaba con Kara.

— Esperaba que para este momento ya hubieras cambiado de opinión— me dijo con tranquilidad.

— ¡No tengo porque cambiar de opinión! -- grité -- ¡No importa que me tengas encerrada! ¡No me importa que me obligues a ser parte de esta farsa! ¡El día de mañana en el altar mi respuesta será la misma! ¡No voy a casarme! — grite tan fuerte que me lastime la garganta. Mi padre camino hacia mi con la foto en la mano.

— Mi pequeña— acaricio dulcemente mi mejilla — Mañana vas a caminar al altar con una sonrisa en los labios y la mirada radiante y llena de amor. Cuando el ministro te pregunte si aceptas casarte con James, le dirás que sí...

— Yo no...— con un movimiento brusco me tomo del rostro apretando mis cachetes con fuerza.

— ¡Lo harás! — grito volviendo a esa actitud que toda la vida me dio miedo.

— ¡No! — grite alejándome de él y lastimando mis mejillas en el proceso — Papá, por favor, no puedes obligarme.

— Si de verdad te importa esa chica, vas a casarte mañana— aquella amenaza me dejo sin palabras y el miedo me paralizo de pronto.

— ¿De qué...?

— Digo que, si de verdad te importa la chica, vas a hacer todo lo que yo te diga. 

No podía creerlo. No quería creerlo. Pero aun así, sabía que la amenaza iba en enserio.

— ¿Qué le hiciste?

— Aun nada. Pero si sigues dando problemas puedo hacerle muchas cosas— no pude reaccionar ante aquello — Eso pensé que dirías— él, se acercó a mí y me levanto el rostro con ternura para mirarme a los ojos — Todo lo que hago es por tu bien, mi niña. Entiende que solo lo hago porque te amo y no quiero que te pase nada malo— me dio un beso en la frente y se marchó, no sin antes entregarme la foto de Kara.

Mi padre tenía a Kara, y si no hacia lo que quería, le haría daño. Incluso podía desaparecerla para siempre. Tenía que salvarla. No podía permitir que nada le pasara por culpa mía, no a ella. Mis manos estaban atadas, no tenía salida y ahí, en mi habitación, lo único que me quedaba eran las lágrimas que no dejaban de inundar mis ojos.

°°°

Andrea y Alex estaban sentadas en la barra del bar favorito de Kara. La habían buscado por todos lados durante toda la tarde, pero no dieron con ella. Mientras Andrea bebía una cerveza, Alex seguía marcando el teléfono de Kara sin obtener respuesta.

— ¡¿En dónde demonios estas?!— dijo molesta la morena botando el celular a un lado.

— ¿Qué hacemos? — le pregunto Andrea tratando de no evidenciar su propia frustración. El tiempo se les estaba terminando y temía que no pudieran detener la boda.

— No lo sé.

— ¡Lena se casa mañana!

— ¡Lo sé! — Alex se llevó las manos a la cabeza, peinandose el cabello con frustración.

— Kara tiene que impedir esa boda.

-- ¿Quieres...?

-- ¡Mañana es la boda! ¡Todos estarán allí! ¡La recepción empieza a las 5! -- grito Andrea perdiendo el control.

— ¡Lo tengo! — grito Alex poniéndose de pie — ¡Tengo un plan!

¿Cómo se llamó la obra?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora