Nota: probablemente, este sea el acto más largo de la historia. Así que no les extrañe que lean mucho más que en los anteriores. Disfrútenlo.
Las personas a mí alrededor en aquel salón llevaban máscaras adornadas elegantemente para cubrir sus perfectos rostros.
Yo no encajaba en aquel lugar. Claro que no encajaba.
Sobre todo, si tomamos en cuenta mi forma de vestir.
Zapatillas deportivas, unos vaqueros, playera blanca y sudadera con dinosaurios estampados. No era precisamente el estilo que usaría para presentarme en una fiesta como esta.
Entendía perfectamente por qué todos me miraban como a una cucaracha. Pero sus prejuicios era algo que me tenía sin cuidado. No estaba aquí por ellos. Ni siquiera era invitada de la fiesta. Me había colado por la cocina, así que lo que pensaran o creyeran no me importaba. Nunca me había importado.
Si estaba ahí esa noche era por ella. Y claro, por la noticia que había recibido justo esa misma tarde. Toda esa gente hipócrita, doble cara y con un sentido de superioridad demasiado elevado, no me importaba. De hecho, apenas si me detenía a mirarlo, mi único objetivo de esa noche era poder hablar con ella.
Trate de buscarla desde una distancia prudente en el mar de personas. Me aferraba a la idea de reconocerla de inmediato aun cuando todos están usando eso antifaces.
Ubique a sus padres; incluso a sus hermanos en un extremo del salo.
No se podría decir que los odio, pero tampoco me cae bien. Sobre todo, por la forma en la que se dirigen hacia mí. Me ven como un insecto al que hay que aniquilar antes de que pueda causar algún daño. Antes de que se vuelva una plaga. Lo que ellos no saben, es que este insecto ya causo el daño que tanto temían.
Sé que ellos me detestan, pero lo que pensaran en ese momento tampoco me importaba.
Lo único que realmente me interesaba era lo que Lena pensaba.
De pronto, la vi.
Su sonrisa era inconfundible para mí.
Estaba rodeada de amigos, se veía feliz y hermosa y eso hizo que por un momento se me olvidara toda la furia que me había hecho cruzar media ciudad en moto. La miré por unos segundos y el corazón dejo de latir frenético.
Luego apareció en la escena el idiota de James.
Su supuesto novio.
La persona a la que más odiaba en todo el mundo.
La persona más jodidamente bendecida de todo el puto mundo.
La persona a la que Lena podía abrazar y besar libremente frente a todos. El elegido por su familia.
El solo verlo me hizo querer arrancarle la cabeza.
Lo cierto era que él jamás me había hecho nada. No directamente. No conscientemente.
De hecho, era yo quien amenazaba con destruir su pequeña burbuja de felicidad.
James creía que Lena se está reservando casta y pura para él. Pero cientos de veces he querido gritarle en la cara que ella había sido mía antes que de nadie.
Cuando vi que pasaba la mano por su cintura me hirvió la sangre y quise matarlo. Apreté los puños para contener mi ira, pero no sirvió de mucho. Estaba a punto de ir a romperle la cara, cuando una enana se atravesó en mi camino. Era Andrea, la mejor amiga de Lena.
— ¿Qué haces aquí? — pregunto con una mezcla de sorpresa y miedo reflejado en los ojos.
— Vine a hablar con Lena— traté de pasarla de lado, pero ella me detuvo por el brazo.
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¿Cómo se llamó la obra?
Fanfiction1.- Niña pobre. Niña rica. 2.- Padre molesto. Madre decepcionada. 3.- Hermano... ¿traidor? No soy particularmente buena con las sinopsis. Pero si entran la historia les puede gustar. Denle una oportunidad y disfruten. Gracias por adelantado.