Parte 4

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CAPÍTULO 4

Anabel

Tras la conversación con Toni, salgo a toda prisa hacia recepción para recoger mis cosas. Sí, otra vez salgo huyendo y busco esconderme en cualquier habitación sin bombillas. Es algo a lo que me he acostumbrado en los últimos meses, solo que ahora, en algunas ocasiones necesito perderme en algún lugar que ofrezca algo de luz.

En dos semanas volvería a la oficina de Málaga. Tan sólo estaba esperando que dejara el piso el chico al que se lo tenía alquilado. Tenía pensado llamarlos. Hablar con Elena para darle la noticia. «Entonces... ¿porqué salgo corriendo ahora? ¿De qué quiero esconderme?». Me paré en seco justo antes de llegar a recepción. Sólo necesité unos segundos para pensarlo y decidir dar ese paso que tanto me costaba.

Mientras camino hasta la zona ajardinada, voy repasando en mi cabeza cada una de las frases que tenía preparadas desde hacía tiempo. Conforme me acerco, noto a mi corazón rebotar contra la tela de mi vestido y a mi mente traicionera quedarse en blanco. La música para. Por alguna extraña razón en ese momento me siento más sola que nunca. Toni tiene la mirada posada en mí con un gesto de preocupación que yo conocía muy bien, después mira a Elena.

Sólo tuve que esperar unos eternos segundos a que ella tomara el camino hacia la barra, como siempre. Me miró. Juro que no supe interpretar su gesto hasta que sonrió y salió corriendo en mi dirección.

-¿¡Anabel!? -grita en mi oído mientras me abraza fuerte, muy fuerte. Me traspasa su calor, ese que tanto estaba necesitando y que tanto había echado de menos.

Me agarro con fuerza a ella. Al levantar la mirada veo que el resto de los chicos se acercan hasta nosotras sonriendo y abriendo los brazos. Todos menos Toni, que seguía en el escenario enrollando los cables. De pronto todos se unen en aquel abrazo; casi no me dejan respirar.

-A ver chicos, de uno en uno que la vamos a aplastar -oigo a José, haciendo que todos nos separemos. Él se acerca, me abraza y deja un cariñoso beso en mi mejilla - ¿Cómo estás preciosa?

-Bien, gracias -sonrío y aprieto el brazo con el que me abrazaba.

-Ven aquí -pide Rubén mientras me apretuja contra su pecho y me besa en la cabeza. Yo lo rodeo con mis brazos con fuerza apoyándome en su pecho.

-Dejad algo para mí -inquiere Samuel que tira de uno de mis brazos para acercarme a él y dejar un sonoro beso en mi cara.

-Estáis todos estupendos. Qué bien os veo chicos -balbuceo mirándolos a todos a mi alrededor.

-Tú sí que estás guapa, aunque no deben darte bien de comer porque te veo más delgaducha -dice Rubén sacándome una sonrisa -¿Por cierto, que haces aquí? ¿Has venido a vernos?

-Yo...

-¿Dónde se ha metido Toni? -pregunta Samuel interrumpiéndome y buscándolo con la mirada. Todos me miran esperando mi respuesta.

-Éste es uno de los hoteles del grupo y donde trabajo, pero en unas semanas vuelvo a Málaga -digo sonriendo e intentado cambiar de tema.

-¿Has estado aquí durante todo este tiempo? -pregunta Elena y todos me miran.

Sabía que llegaría el momento de decirlo en voz alta, pero mierda, cuesta. Sé que era poca la distancia que nos separaba y podíamos haber seguido viéndonos, pero eso precisamente era lo que yo no necesitaba en aquel momento, o eso creí.

-Bueno... no todo el tiempo «mentira» -mi mente trabaja a toda velocidad para salir de ese atolladero, ya tendría tiempo de aclararlo -Pero... vamos a tomarnos algo y así nos ponemos al día, ¿os parece? - En ese momento llega Toni con Rubén. Se acerca a mí a saludarme como si no nos hubiéramos visto antes.

NUNCA ME OLVIDESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora