Capitolo Dieci: Fine

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— ¡Sueltenme bastardos italianos! ¡¡Quitenme las putas manos de encima!!

Los gritos eran escuchado por todo el castillo. La causa era una mujer inmortal que era escoltada por Demetri y Félix hasta la biblioteca.

Marcus, Caius y Aro estaban allí, acompañando a Lauren que temblaba de ira y anticipación.

Demetri y Félix irrumpieron en la habitación de un portazo, teniendo problemas para sujetar a la mujer que se retorcía entre sus brazos. Ninguno de los gobernantes Volturi se dignó a levantar la mirada, demasiado concentrados en el contenido de sus libros antiguos y descoloridos.

Lauren era un caso diferente, sus ojos rojos fijos en la mujer intrusa.

Se veía exactamente igual a esa noche en España, tal vez un poco más demacrada. Su cabello se veía un poco más despeinado y no tan perfecto como aquella vez, sus ojos negros en lugar de rubíes, quizás por el hambre, y su rostro, su rostro se veía polvoriento y sucio; muy diferente a la piel perfecta que le mostró cuando acercó su rostro a su cuello en la madrugada de Madrid.

La mujer se cansó de pelear, mirando momentáneamente lo que la rodeaba hasta que su mirada se enfrascó en Lauren.

La mujer sonrió.

Una sonrisa enfermiza y repugnante.

¿No eres tú esa niña que me interrumpió en el medio de mi cena hace dos años? Tenía razón con respecto a tí, el color rojo en los ojos te favorece más...

Después de hablar, la mujer estalló en carcajadas histéricas como si hubiera contado el mejor de los chistes. Lauren, en cambio, apretó los dientes con furia, sus colmillos rechinando por el enojo.

Aro, aún sin levantar la mirada, hizo un movimiento vano con la mano, suficiente para que Demetri le propinara un golpe en la cara a la mujer que terminó con sus risas.

— Mi querida, querida Amalia... - comenzó diciendo Aro, todavía sin mostrar interés en el vampiro femenino delante suyo. Marcus, en cambio, quien se encontraba sentado junto a Lauren hizo el movimiento de poner su mano sobre la de ella sin mirar, su propia forma de darle consuelo. — Sabrás ya por qué estás aquí. Me imagino.

— En realidad no lo sé. - dijo Amalia — Fui tomada por estos neandertales en Rumanía, no fueron tan comunicativos como para explicarme mi situación.

— Ya lo haré yo, criatura repugnante. - fue Caius quien por fin rompió la ley de la indiferencia, dejando de lado su libro y mirando a Amalia con nada más que furia. — Estás aquí porque has roto una de nuestras leyes, serás juzgada por eso.

— ¿Y cuál podría ser mi señor? - contestó Amalia con altanería, es muy valiente para mostrar ese tipo de actitud en una situación de vida o muerte, Lauren le confiere eso. — No recuerdo haberme revelado a ningún humano.

— Puede que no lo hayas hecho - contestó Caius, cada vez más enfadado. — Pero has convertido a un humano y no te hiciste cargo de él como recién nacido, pudo haber causado estragos y exponernos, esa era tu responsabilidad.

— ¿Y qué tienen para demostrarlo? ¿Una perra estúpida y mentirosa que vino hasta aquí en busca de refugio?

— En realidad... - habló Marcus esta vez, su vista separándose de las palabras impresas en el papel viejo y mirando a la mujer. — Todos los vampiros con más de 2 o 3 años de nacimiento, tienen en su conocimiento el alcance del poder invasor de Aro - Amalia se burló de eso. — Y creo que hemos pasado demasiado tiempo con nuestra pareja para saber que no es ninguno de los términos ofensivos con los que la has llamado, ni mucho menos mentirosa.

Amalia se comenzó a ver más pálida después de esa última frase.

— Adelante querida - dijo Caius — Deshazte de esta peste de una vez por todas.

Lauren estaba más que encantada cuando separó por fin la cabeza de Amalia de sus hombros.

•••

Hola mamá... - Lauren habló, sin personas a la vista en el cementerio desolado, su única compañía eran las lápidas. — Lo siento por no haberte visitado antes, han ocurrido muchas cosas pero... Estoy bien, soy feliz ahora y esa persona... Esa mujer ya no está para causar daño a otras personas como lo hizo con nosotros.

Nada vino de respuesta. Solo el viento acariciando su cabello pelirrojo, como si su madre le estuviera diciendo que la escuchaba.

He conocido a alguien... O mejor dicho a varios. Son extraños, cada uno tiene sus manías y estar junto a ellos puede ser hasta peligroso pero... Me hacen sentir más amada que nunca...

Más silencio y el viento seguía soplando con calma.

Me hubiera gustado que los conocieras. Seguro que entablarías muy bueno lazos con ellos, sobretodo con Marcus, ambos comparten el mismo amor por la literatura. Incluso tiene en su biblioteca privada tu libro favorito, ¿recuerdas?. "Mis Peregrin y el hogar para niños peculiares"

Un sollozo sin lágrimas salió de los labios de Lauren.

Vine a despedirme. Ahora estoy comenzando una nueva vida y me temo que en esta todo mi pasado humano debe permanecer fuera, incluída tú... Te extraño, más de lo que imaginas pero... Necesito dejarte atrás para poder seguir con mi felicidad. Te amo mamá. Hasta nunca.

Lauren se arrodilló junto a la lápida, dejando allí una rosa rojo intenso, las favoritas de su madre, sobre ella. Dijo un último "Te amo" y se alejó.

Cuando a la salida del cementerio vislumbró a Aro, Caius y Marcus, que corrieron a su encuentro a abrazarla y besarla, supo que ya estaba en casa.

Lauren ya no es humana, ya no tiene más a su madre, pero los tiene a ellos y sabe que así será para siempre.

"Prometo amarlos y respetarlos, en la salud y la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, todos los días de mi vida. Por el resto de mi eternidad"

"Los declaro esposos y esposa. Pueden besar a la novia"

¡Capitulo Final! He acabado esta historia por fin.

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Bleeding Soul •|Volturi Kings|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora