Hay un pequeño problema [Seongsang]

7. Graduación

Seonghwa seguía sin creer como fue que lograron esconder el embarazo de Kang.

O al menos eso creía, pero realmente no tenía ninguna razón para sospechar, los únicos dos profesores que lo sabían eran especialmente discretos.

El profesor Chanyeol, de Recursos Humanos y Oh Sehun, profesor de Ética Laboral, sabían ya hasta cuántos meses tenía Yeosang, que no lo hubieran dicho era su propio asunto.

Y era por eso que Yeosang había conseguido un vestidor para él solito cuando llegó la hora de ponerse la toga para pasar a recoger su título de Licenciado en Administración de Empresas.

Yeosang no imaginaba que su suerte era dada por su profesor Oh, quien simpatizaba completamente con él.

Ocultar un embarazo no era sencillo, el propio mayor ya había vivido ese calvario; desde comprar ropa enorme que jamás volverá a usar hasta vivir una tortura llamada fajarse.

—Hwa... No-No... ¡No quiero...!—el leve chillido de Yeosang se escuchaba hasta el lugar donde Oh estaba vigilando que nadie pasara.

—Yo tampoco quiero... pe-pero... ¡Ahg! ¿Será rápido, si?

Hubo un corto silencio dónde lo único que se escuchaba era el ondeo de la ropa junto con un par de chillidos de ambas partes, en menos de lo pensado se escuchó el chillido de la puerta abriéndose.

—Du-Duele...—la voz de la pareja se escuchó a la distancia.

—Mira yo...

—No deberías fajarte

La voz del mayor resonó a los oídos de Seonghwa y Yeosang dejándolos congelados un instante.

—¿Pro-Profesor Oh?—el mayor decía levemente.

—No te recomiendo que te fajes, no solo le puede hacer mal a tu bebé si no que también a tí—declaró.

—¡¿Usted cómo sabe...?!—ese fue un Yeosang bastante exhaltado.

—Eso no importa, lo que le estoy diciendo es que simplemente NO LO HAGA, pero como última opción le recomiendo que solo sea por mucho una hora.

—Pero aún tenemos que...

—Les avisaré cuando falten 10 alumnos para ustedes reciban sus títulos.

Y con eso, el mayor se retiró de la vista de ambos jóvenes, quienes aún estaban desconcertados por la reacción tan tranquila de su profesor, ¿Acaso no lo habían escondido bien?

—¿Era por eso que me dejaba salir al baño sin pedirle permiso...?—recordó de la nada el rubio.

—¿Eso creo...? Espera... ¡Un momento!—exclamó el mayor—¡¿Qué no el profesor Park también te trataba así?!

—¡A la mierda...!

¡¿Dos maestros sabían sobre el estado de Yeosang?!

La conmoción de ambos era demasiada, pero no lo suficiente para olvidar que Yeosang debía de quitarse esa venda con la que había apretado su vientre redondo.

Luego de quitarse esa cosa, el rubio acarició a su bebé mientras que de sus labios salían disculpas en voz baja; el otro se arrodilló y besó la barriga.