9. Siete meses

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Para este punto a ninguno de los dos les importaba si el embarazo de Yeosang era público para la prensa o no.

Seonghwa y Yeosang estaban tan agradecidos de no hacerse notar por los medios y que esto terminara en un escándalo; en especial Seonghwa, que no era conocido en redes sociales por el hecho de que menos de 10 personas sabían que tenía Instagram.

Ver las miniaturas de las noticias de internet con distintas fotos "recientes" de Yeosang junto con las mismas tres fotos suyas de hace 4-5 años fue épico.

Mientras que la prensa convertía su paternidad en un escándalo, ambos estaban en el consultorio de un ginecólogo esperando las ecografías que acababan de hacerle a Yeosang.

Hace unos pocos momentos habían visto a su bebé, habían escuchado su corazoncito latir y ahora sabían que iban a ser padres de una niña, la próxima princesita de la casa.

Seonghwa fue el que se puso a llorar para consternación del ginecólogo, cualquiera esperaba que fuera Yeosang quien llorara, no solo por las hormonas a la orden del día si no también por el solo hecho de ver a su bebita. ¿Quién esperaría que Seonghwa fuera el llorón?


—Hwanie...—el menor le sonrió—Ven aquí, ¿Vas a seguir llorando?—el otro asintió.


El ahora castaño—Por la decoloración del tinte—suspiró, no podía impedirle a su pareja que llorara por su hija, él mismo tenía ganas de romper en llanto pero aún necesitaban estar presentables para recibir las placas donde aparecía su bebé.

Tan pronto como las tuvo en sus manos se permitió derramar una pequeña lágrima, el ginecólogo les había dicho que su niña estaba en perfecto estado y que a partir de ese instante quedaba prohibido que Yeosang hiciera esfuerzo extra.

Eso solo significaba una cosa: apartir de ese instante Seonghwa iba a estar pegado a él como chicle. Si de por sí solo se separaba de su lado para ver qué podía hacer en su hogar, comer con su familia cuando él estaba de mal humor o cuando lo dejaba dormir solo—Con algo de sufrimiento—ahora no había ninguna excusa de permanecer solo.

Luego de verlas un buen rato pagaron la consulta y se dirigieron a los elevadores, mientras iban a la planta baja Yeosang sufrió algo de náuseas.


El mayor acarició sus mejillas y tomó su rostro —¿Ya pasaron?

—No...—el menor tocó su vientre redondo y lo vio con algo de repulsión causando gracia en Seonghwa—¿Qué es tan gracioso?

—Nada, nada...—aguantó la risa.


El menor lo miró con el rostro fruncido y tan pronto como las puertas del elevador se abrieron Yeosang dejó atrás al mayor.

A Seonghwa casi se le cierran las puertas en la cara pero logró salir y casi atrapa a un irritado Yeosang en sus brazos.

Apenas hace unos meses le daba un terror total la idea que el castaño se enojara con él y terminara perjudicando a su hija, sin embargo ahora no era capaz de tomarse enserio el mal humor de su Sangie cuando este tenía unas tiernas mejillas regordetas y un puchero en sus labios.


—Pueden tomarnos una foto...—le dijo el menor escapando de su abrazo.

—Ya nos vieron de todas formas—habló y eso logró que Yeosang se relajara y recargara su cabeza en el hombro del otro.

—¿Mejor?

—Mucho mejor-el menor le sonrió y Seonghwa aprovechó la oportunidad para acariciar sus cachetes y darles un leve jalón.

Hay un pequeño problema [Seongsang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora