X. ARREPENTIMIENTOS

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Arrepentida y sola, así se sentía María Antonia luego de darle el último adiós al único hombre de su vida, a aquel ser que le enseñó el verdadero amor, y que por cosas del destino, que muchas veces nos es cruel, la dejaba a su suerte en ese largo y tortuoso camino de la vida, que un día juró caminar con ella.

-No puedo volver con ellos, su odio es merecido, ¿con qué cara voy a presentarme allá?- se decía una y otra vez María Antonia, atribuyéndose ser una "madre desnaturalizada".

-Ha pasado ya tanto tiempo desde que vi a mis muchachos, deben ser unos buenos mozos, ni siquiera recordarán quién los abandonó a su suerte, y qué decir de las niñas, Isabel ya debe ser una señorita, y Cecilia ni sabrá mi nombre- dijo María Antonia a su madre, pues luego de fallecer Fernando, volvió a su casa materna, en busca de compañía.

-Pero hija, debe ir por ellos, son sus hijos y tienen que estar con usted, haberlos dejado fue un error, pero ya no se puede llover sobre mojado, váyase para Bucaramanga y quédese con sus muchachos-, le respondió Mercedes.

La noche, como era costumbre, se volvió la compañera de María Antonia, quien al caer la luz del sol, lloraba lamentándose por su viudez y soledad.

                                        

Una vida normal (Opcional)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora