VI. UN PAPEL LLAMADO PADRES

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Hilda, ese fue el nombre que decidieron ponerle a su primera hija, blanca como la nieve y con los ojos azules que heredó de sus jóvenes padres, pero de semblante débil y mal comer, la mayoría de las veces estaba en cama, pues no gozaba de buena salud.

-Esta niña si es enfermiza- comentaba María Antonia a una amiga que fue a visitarla.

-¿Cuánto tiempo tiene ya?-

-Ocho meses- respondió ella.

-Ay pero qué flaquita es, tienes que alimentarla bien, de la alimentación depende que crezca fuerte y sana-

-Sí, lo sé, pero ha sido muy difícil amamantarla, eso duele mucho y casi no me sale leche-

-Bueno entonces debes llevarla al médico, para que le mande vitaminas o algo así, tu bebé se resfría demasiado. Te dejo entonces, tengo algunas cosas que hacer-

-Gracias por tu visita, nos vemos pronto-

Fernando, por su parte, había solicitado una licencia en su trabajo, su hija se enfermaba mucho y él sentía el deber de cuidar de ella.

-¿Doctor, cómo está mi hija?-

-Está muy débil, no la están alimentando bien, tienen que prestarle atención a eso, o podrán perderla en unos años-

-Pero, ¿está seguro?-

-Doctor, yo tampoco me he sentido muy bien últimamente, ¿tendrá eso algo que ver?- preguntó María Antonia.

-Mmm… es probable, vamos a examinarla-

-Señora María Antonia, felicitaciones, está embarazada-.

Una vida normal (Opcional)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora