Supervivencia

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Del sueño profundo donde mis pies no sienten la superficie, donde el corazón parece doler con cada latido, donde la esperanza misma parece haber desaparecido de todas partes, de ese lugar en el que me quedo, permanezco y sobrevivo, despierto. Mis ojos se abren lentamente y observan nada más que una obscuridad completa, entonces las leves sacudidas del camino me traen de vuelta al presente, a aquel al que no quiero volver. La luz se cuela por pequeños agujeros, parece que tengo algo cubriendo mi cabeza, mis manos inmóviles en mi espalda y mis pies atados por mis tobillos no me dejan mover ni un solo músculo, pueden ser las ataduras o tal vez es el miedo, no lo sé.

El aroma a gasolina traspasa de repente por mi nariz y se queda en la punta hasta pasar por mi garganta, es tan fuerte que me marea más de lo que ya estoy y aún así no me quejo y tampoco hago un pequeño intento de escapar, me quedo inmóvil a la espera de lo que sea que pueda pasarme en la parte trasera de este auto.

En realidad ya no importa que es lo que pueda pasarme, de lo único que tengo miedo es al dolor físico. Solo espero que si van a hacerme algo sea algo que no sea tan doloroso. Espero que terminen conmigo pronto.

Varios minutos pasan mientras transitamos por una carretera solitaria o eso es lo que parece, no escucho ruidos del exterior, no hay sonidos de autos, ni el bullicio de la ciudad. Todo está tranquilo, todo a excepción del motor del auto en el que voy, se encuentra silencioso. Entonces el auto empieza a bajar la velocidad y entra a una calle de grava, las llantas emiten ese sonido de pasar por miles y cientos de pequeñas piedras.

Cuando el auto se detiene, alguien abre la cajuela y toma mi cuerpo, parece ser una persona muy grande. Me traslada hasta dejarme sobre una superficie suave, parece un colchón o un sillón. Imagino que me han traído a un pequeño cuarto en algún sótano de una propiedad lejos de la civilización. ¿Será una granja?¿una casa solitaria en ruinas tal vez? Cuando terminen conmigo me pregunto donde van a poner mi cuerpo. Tal vez lo entierren, o lo tiren a un acantilado, puede ser que mis restos se los den de comer a los cerdos, eso si es una granja. Espero que los cerdos sean lindos.

-Te vez mal.

Una voz tranquila, distante y helada con un tinte de desprecio y burla en la misma medida me saca de mis pensamientos de cómo se desharán de mi cuerpo luego de matarme. Tengo la sensación de haber escuchado esa voz antes, pero no recuerdo en qué lugar.

-La vida no te ha tratado bien jovencito.

-¿Quién es usted?-me aventuro a preguntar con temor.

-Alguien a quien jamás te interesaste por conocer, a pesar de querer ser parte de mi familia. Aunque debo decir que de alguna manera ya eres parte de mi familia.

Al terminar la frase su voz se transformó en una lúgubre llena de rencor y por lo que dijo lo sé o al menos puedo intuir de quién se trata, no quiero pensar en esa posibilidad pero debo hacerlo pues es lo más probable.

-Quiten eso de su cabeza, me incomoda hablar con una bolsa de tela negra-ordena con voz autoritaria y tensa.

Cuando me quitan la bolsa, mis ojos no pueden enfocar nada, la luz me lastima y solo luego de varios segundos empiezo a ver a un hombre delante de mí, se encuentra de brazos cruzados tomando asiento en una silla. Su mirada me perfora, siento que quiere matarme y por primera vez en mucho tiempo siento miedo.

-Seguramente no conocías mi rostro. Es un gusto conocer al fin al esposo de mi hijo, te ha tenido tan bien cuidado y protegido que solo hasta hoy puedo verte de cerca.

-No era necesario traerme de esta forma, con una invitación habría sido suficiente-digo de forma tranquila, como si estuviera manteniendo una conversación normal, como si mis pies y manos no estuvieran atadas.

Manto Obsesivo (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora