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Yoongi me mira y también la pantalla alternando entre los dos hasta que sonríe y entra por completo a la habitación para quitar de mis manos el control, cambia el canal y se sienta a mi lado. Yo bajo la mirada como si hubiera sido atrapado haciendo algo muy malo y cuando quise alejarme de Yoongi, él tomó mi mano y la sujetó con fuerza, con demasiada fuerza hasta hacer que duela, emito un leve gemido, con ello Yoongi me suelta y deja de cambiar los canales hasta parar en uno en específico.

-Deberías ver algo que sea actual, sabes que no me agradan las películas antiguas.

La voz de Yoongi me hiela la sangre, es fría, dura y muy áspera, me recuerda a cuando estábamos en la escuela secundaria. Al igual que en esa época se dirige a mi con antipatía, sin embargo su rostro no es como el de antes, su mirada es relajada y su expresión a simple vista es cálida.

-¿Vas a quedarte?-pregunto observando su rostro con atención, debo fijarme en cada pequeño detalle.

Pese a lo que dijeron mis padres, mi hermano y mis amigos, no puedo estar plenamente convencido de que este hombre que está a mi lado es tan bueno como ellos creen. Presiento que el Yoongi que me molestaba en la escuela aún está ahí, bien oculto bajo una máscara de hombre perfecto.

-Me siento cansado, ¿puedo quedarme aquí hasta que te duermas?-pregunta esta vez con dulzura, su tono de voz ahora combina a la perfección con su rostro y expresión.

En verdad no quiero que se quede, pero no tengo otra opción más que asentir con mi cabeza despacio. Estar de este modo, en un silencio mortal en el que el único sonido es el del narrador que habla detalladamente cómo es que una gacela es cazada por una manada de leonas, me tiene al filo de la desesperación.

A mi lado Yoongi más que un hombre se siente como si fuera uno de los leones del canal de animal planet, hambriento y tenebroso. Mi cuerpo siente que en cualquier momento va a girar y morderme para tragarme por completo, pero eso no sucede, solo observa el televisor y de vez en cuando voltea a mirarme.

Mis ojos se empiezan a cerrar despacio, el cansancio se apodera de mi cuerpo, lo siento tan pesado que no puedo mantener mi cabeza en su lugar y luego de un momento escucho los susurros del televisor muy lejanos.

No sé que en momento me quede dormido y cuando desperté Yoongi no esta a mi lado, ni en ninguna parte de la habitación, el televisor está apagado y unos murmullos en el primer piso llaman mi atención.

Mis piernas no pueden sostenerse por sí solas, sin embargo no parece estar tan débiles como para no poder arrastrarme hacia abajo de la cama y subir a la silla de ruedas. Soy muy sigiloso cuando abro la puerta y pese a mis esfuerzos por no hacer ruido es inevitable que la silla de ruedas emita un sonido metálico cuando las ruedas avanzan.

Al salir al pasillo que da a las escaleras puedo escuchar un par de voces que cada vez más son más ruidosas, hasta que alguien grita desesperadamente. Es la voz de una mujer que llama a mi nombre, pide hablar conmigo y exige verme.

Desde donde estoy no puedo ver de quien se trata, en especial porque Yoongi está en el camino e impide que pueda ver con claridad, pero eso cambia rápidamente cuando la mujer al otro lado empuja a Yoongi con fuerza y entra sin ser invitada.

-¡Jimin estoy aquí!¡Baja!¡Necesitamos hablar!

Me quedo helado al ver que es Irene quien está haciendo un escándalo en el primer piso.

Irene es una de mis antiguas vecinas, iba a otra escuela secundaria y hablaba con ella de vez en cuando, también conoció a Jungkook y fueron buenos amigos, los tres fuimos. Irene fue la única persona que sabía de mi relación con Jungkook y fue quien nos apoyó incondicionalmente.

Irene intenta avanzar pero es detenida por Yoongi, quien toma de su brazo con fuerza, le dice algo en el oído para luego arrastrarla fuera de casa.

Quise intervenir pero mi cuerpo se queda donde está, no puedo hacerlo. Mis manos empiezan a temblar cuando veo a Yoongi ser amenazante, el miedo me invade y siento que mi estómago duele como si alguien me hubiera dado un puñetazo y me quitó todo el aire. Tal vez perdí mis recuerdos de cuando estuve casado con Yoongi, pero aquellas memorias en las que él era cruel conmigo y con cualquier persona que se atrevía a acercárseme siguen intactos.

Antes de que Yoongi regrese tomo el poco valor que tengo para retroceder lo más silencioso posible, mis manos temblorosas toman con fuerza el metal de la silla de ruedas, retrocedo intentando ser silencioso, pero los latidos de mi corazón que parecen tambores estruendosos me ensordecen, no tengo idea de si mis movimientos se pueden escuchar hasta ahí abajo. Quiero esconderme bajo las mantas y esperar ahí abajo en la oscuridad hasta que Jungkook venga a despertarme de esta pesadilla.

Pese a mi desesperación por deslizarme como un ratón dentro de la habitación mis movimientos son lentos, cuidadosos mientras que en mi pecho inicia un temblor y recorre todo mi cuerpo hasta llegar a mi espina dorsal.

Luego de interminables minutos entro a la habitación, una vez ahí los latidos de mi corazón se vuelven menos ruidosos y me obligan a escuchar la puerta del primer piso ser azotada al cerrarse e inmediatamente puedo percibir los pasos de Yoongi subir las escaleras y aún sigo en la silla de ruedas. Si descubre que me he movido de la cama no creo que su fachada de un hombre amable y perfecto pueda seguir con facilidad de ahora en adelante. Bajo toda esa actuación está el Min Yoongi cruel y desquiciado que conocí en la escuela secundaria, lo sé, lo presiento, es cuestión de un solo error mío para sacarlo a relucir.

Inmediatamente me deslizo hacia abajo, quiero ponerme de pie, pero mis piernas tiemblan, no tengo idea de si es por el miedo o por la debilidad pero no parecen que puedan sostenerme. Me arrastro por el piso queriendo llegar a un extremo de la cama, la alcanzo y escucho las pisadas de Min Yoongi en el pasillo por lo que sujeto las mantas con fuerza, tomo el colchón con mis dedos y pongo toda mi fuerza en mis manos para subir a la cama y cuando creo que puedo lograrlo el sonido de los pasos de Yoongi se detienen por un segundo y luego escucho el sonido de su celular, sin embargo sus pisadas siguen avanzando a la habitación y yo aún no estoy sobre la cama.

Hago mi mayor esfuerzo pero mis piernas pesan demasiado como para dejarme subir, entonces cuando pienso que es final para mi, cuando creo que Yoongi va a atraparme sus pasos se apresuran y parecen alejarse. El aire retenido en mis pulmones al fin lo puedo exhalar, los latidos de mi corazón vuelven a la normalidad. La adrenalina que sentí momentos antes me abandona y mis brazos se debilitan y empiezo a soltar el colchón para luego recostarme en el piso, alejo la silla de ruedas y la hago un poco para atrás, me pongo cómodo y me quedo ahí un buen momento escuchando a Yoongi en el primer piso encendiendo el televisor y subiendo el volumen,

Desde donde estoy alcanzo a ver algo brillante por las aberturas del armario, parece estar muy arriba, en las repisas que rozan el techo, observo ese punto brillante por mucho tiempo hasta que puedo ver que no está en las repisas, está en el techo. Quisiera poder levantarme y ver que es lo que brilla tanto en el techo, pero no puedo hacerlo dadas mis circunstancias, por lo que debo esperar hasta sentirme mejor, pero me pregunto, ¿Cuándo será eso? ¿por qué no me he sentido mejor conforme pasa el tiempo? Pienso detenidamente y la única respuesta que consigo es entrelazar mi malestar con las medicinas que me ha estado dando Min Yoongi, cada vez que me da esas pastillas tengo debilidad y duermo por mucho tiempo.

Con ese pensamiento en mente decido no tomar el medicamento que me da Min Yoongi, aunque no tengo idea de como voy a hacerlo, no cuando Yoongi suele cerciorarse de que me tomo el medicamento como si fuera un enfermo mental y revisa mi boca cada vez.

Manto Obsesivo (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora