Capítulo 3: Promesa

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Capítulo 3: Promesa

Luego de todo lo vivido aquel día, incluyendo el terrible susto que se había llevado junto a su amigo por culpa de aquel borracho, Guillermo no tenía muchos problemas para conciliar el sueño, cayendo rendido ante el cansancio y sintiéndose, además, un tanto más tranquilo después de hablar con Lionel.

Más allá de encontrarse preocupado por el resultado del partido contra el infante argentino, Memo esperaba que ese día fuera lo más largo posible para aprovechar al máximo los últimos momentos que tendría con su amigo.

— Mañana a darlo todo para que un día nos volvamos a encontrar, sin importar lo que pase...

Acostado en su cama, descansando la cabeza en la mullida almohada, la mirada del niño se perdió en el balón obsequiado por Lionel, el cual ahora reposaba en una de sus repisas donde tenía otros objetos valiosos para él.

Poco a poco sus ojos se fueron cerrando, rindiéndose ante los brazos de Morfeo y sumiéndose en un profundo sueño.

Pese a los desagradables recuerdos de aquel día, cortesía de ese asqueroso borracho, para Memo sus sueños resultaron bastante placenteros, teniendo muy presente la cálida sensación del pequeño argentino rodeando su cuerpo en un gentil y reconfortante abrazo.

Aquella sensación lo hizo sonreír entre sueños, abrazándose inconsciente asimismo en un intento por replicar aquel momento.

A sus diez años de edad estaba experimentando sensaciones jamás vividas e inexplicables, todo gracias al niño que acababa de conocer.

4 de agosto de 1995

De nueva cuenta la alarma hizo su trabajo despertando al niño de rizos a las 8 de la mañana en punto, tal como lo tenía planeado para alistarse y prepararse para su gran día.

La emoción por verse en la cancha frente a frente contra Lionel le hacía sentir cosquillas en el estómago, algo que sólo experimentaba cuando iba con su familia a un partido que le emocionaba mucho en el Estadio Jalisco.

Además, estaba feliz porque su hermana estaba mejor de salud, por lo que sus padres podrían asistir con él al partido.

Sin necesidad de que su mamá le dijera que tenía que asearse, Guillermo se lavó la cara y los dientes, para después vestirse con el uniforme de su equipo, listo para bajar a desayunar lo más pronto que pudiera.

Pero, justo cuando se terminaba de acomodar las mangas del uniforme, notó que tenía unas marcas un tanto profundas en su muñeca izquierda, recordando lo que había pasado el día anterior.

Se estremeció al rememorar a ese horrible hombre jaloneándolo y tocándolo, trayéndole una sensación desagradable.

— Si no fuera por Lionel quién sabe qué me hubiera hecho... Espero nunca volver a verlo. —se decía asimismo en voz baja observando las marquitas que no habían sido notadas por sus padres gracias a las mangas de su playera.

Entonces reflexionó sobre lo que le había pasado.

Tenía miedo de contarle a sus padres y que no lo dejaran ir al partido, pero también se sentía mal con ellos al ocultarles algo tan grave, recordando las palabras de su amigo.

— Ni modo... Tengo que contarles.

Guillermo bajó a la cocina donde ya lo esperaba su mamá con el desayuno.

— Buenos días hijo, veo que ya estás listo ¿Cómo dormiste? ¿descansaste bien? —saludó la mujer depositando un cariñoso beso en la coronilla de la cabeza de su hijo.

Mi amigo, el mejor (MessiXOchoa Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora