Deseos (Mahoutsukai no Yome) Lemon 18+

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Y aunque solo fueron horas, para Macha ya eran 5 años. ¿Por qué? ¿Que tiene de especial mi pequeña? ¿Por qué tiene que tener este destino? 

La abrazo como si mi vida dependiera de ello, ya que al verla mi miedo fue mayor, aquella Diosa podría venir en cualquier momento y llevársela. 

–Mami, ya no llores–con sus tiernas y delicadas manitas, limpiaba mis lágrimas y me deposita un amoroso beso en mi mejilla, definitivamente tenemos que actuar rápido. 

–ya no voy a llorar mi amor, ¿Sabes por qué? –negaba tiernamente-porque te tengo a ti y eres la personita que me da extrema felicidad–le besaba efusivamente el cuello, haciéndola retorcerse entre su bella risa descontrolada. 

Silky entraba al cuarto, le entregaba a mi hija para que fueran a la cocina, mientras hablaba con Elías. 

Al retirarse, le comete cada detalle y aunque dudoso, estuvo de acuerdo, era lo mejor que teníamos. 

Así que sin más, éramos 2 seres de luz, Elías llamó a Lindel y yo a Angélica. Por último An, que sería nuestro 5to ser.

Macha, tenía que ser protegida así que Ruth se quedó junto a Silky para velar por ella en la seguridad de nuestra casa. Todo estaba listo, nada podía fallar.

***

An había despejado un espacio en la biblioteca, parece ser que es magia muy poderosa la que realizaremos y que mejor que un lugar así para no dañar a más gente. 

Así que, al empezar el ritual, con un círculo previamente marcado en el piso, dónde en cada parte de aquel círculo, se encontraba una runa, nos acomodamos enfrente de ellas. 

Al efectuar el ritual, un pentagrama de luz se forma y una gran estela de luz resplandece. 

Siento una enorme energía recorrer mi cuerpo, el pecho me arde, pero sigo recitando las palabras, respiro profundamente y los minutos pasan. 

No sé cuánto tengo que estar recitando estás palabras, pero no paro de hacerlo.

Un viento nos golpea fuerte, una neblina espesa aparece y mientras lentamente se dispersa, una silueta femenina se visualiza. 

–Morrigan–Escucho decir a Elías en un susurro. ¡Está aquí!  

–No sé si son valientes o solo son carentes de inteligencia.–Todos la observamos, mientras ella lentamente nos mira a cada uno. 

–Mi señora, discúlpanos...

–Tu no eres quien invoca–Menciona a Lindel y este se queda en silencio sin protestar. 

–Soy yo la que lo hace–afirmo, sin una pizca de intimidación, no estoy para juegos de poder. Solo quiero a mi hija y es lo que pediré.