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Solo eso pasaba por la mente de Near... El niño que ocuparía el puesto del grandioso L.Sus ojos miraban atónitos de alguna manera el lugar. Empezaba a hacerse preso de la
abrumación."¿Estoy soñando?"
Pensó el muchacho con la mirada más perdida que nunca. Sus sentidos estaban más encendidos. Todos los sonidos... eran ruido. El viento, las piedras, la tierra, los árboles. El un niño de solo de 14 años iba en camino a su gran destino, un destino que ya estaba consumado.
El muchacho solo tomó su cabello de un mechón para empezar a estrujarlo y girarlo, de ahí comenzar a avanzar hacia el vehículo que lo llevaría a la última parada para llegar a su meta, por aquello que había luchado y esforzardo tanto.
"No... no estoy soñando"
Este se subió al vehículo acompañado por aquel agente del FBI quien parecía tener un lado fraternal el cual, por lo visto, prefería ocultar. Se acomodó en el asiento trasero seguido por aquel hombre. Entonces miró la nada, no deseaba ni siquiera distraerse viendo pasar los alrededores. Así se quedó... Estrujando con sus dedos su cabello cabizbajo.
"Esto es real..."
El motor del vehículo sonó...
El conductor aceleró y estos empezaron su camino...
"Yo soy L"
Near solo detuvo cualquier pensamiento. Hasta en su mente el es de pocas palabras.
Pasó el tiempo, nadie hablaba, todos tenían esa misma aura de muerte e incertidumbre. Este trabajo no era nada fácil y aunque podían sentirse orgullosos de si mismos y su progreso, el miedo los invadía. Sin duda alguna... Hoy... ¿Eran héroes?; la respuesta era "si", pues peleaban contra un enemigo que decidía de forma egoísta y arrogante quien moría y quién vivía, como morirían y como vivirían aquellos que lo rodearan. A eso se enfrentaban...
El vehículo llegó a su destino, la organización que estaba aún en plena formación, el S.P.K. Justo ahí mismo en esa organización, se encontraban los integrantes del G.E.K. aquellos agentes escogidos con sumo cuidado, los cuales serían los que ayudarían más de cerca a... L...
Near bajó del automóvil, miró aquel edificio un breve instante callado. El director Meison hablaba por teléfono mientras bajaba, avisando que ya se encontraban en su destino. Apagó su celular y se aproximó al chico quien ya había empezado a avanzar un poco.
Cuando estos llegaron a la entrada de la puerta, el director Meison mostró su identificación y dió su huella dactilar para que los guardias lo dejaran entrar a las instalaciones.
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La primavera que jamás llegó. (Near y tú)
RomansEl invierno. Aquella época tan fría y distante. Pareciera que mi alma y corazón se haya consumido por el frío que está evoca en su temporada. Aquella que pareció iluminar mi camino, quizá me habrá condenado a la soledad Yo que tanto busqué el rumbo...