ꕤCapítulo 4ꕤ

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Pasaron más o menos dos meses desde aquel inconveniente en el joven matrimonio de los Madrigal pues desde ahí no se ha mencionado nada sobre aquella situación, la última vez que Camilo vio a Karen fue cuando acepto que ella ya nunca más iba a estar para él.

Mirabel seleccionaba la ropa sucia y limpia de su marido mientras escuchaba la radio para escuchar un poco de música.

─ ¿Mirabel...tienes tiempo? ─pregunto Camilo.

─Claro ─dijo dejando una camisa sucia de Camilo a un lado. ─ ¿Qué pasa? ─se sentó al borde de la cama de Camilo.

─La abuela ... dice que ya debemos empezar ─hablo serio.

Mirabel frunció el ceño en señal de desentender las cosas de lo que quería decir Camilo ¿empezar? ¿empezar que?, en definitiva, no estaba entendiendo nada, solo se limito a callarse para no enfadar a Camilo ya que este estaba propenso a enfadarse ante cualquier cosa que ella mencionaba.

─ No preguntaras nada no quieres saber ─pregunto Camilo en tono desesperado, no parecía enfadado en absoluto solo un poco... ansioso.

─Claro... que cosa tenemos que empezar ya.

Hubo un momento de silencio incomodo, Dios Mirabel no soportaba el suspenso se sentía muy extraña con un mal presentimiento como si Camilo le fuese a dar una mala noticia. Estaba apunto de abandonar la habitación cuando Camilo el agarro de la muñeca con un «espera».

─La abuela Alma quiere nietos y quiere que nosotros le demos ese regalo.

Que estupidez pensó Mirabel como pretende que le demos nietos si ella sabe que este matrimonio está rozando el piso, esto va de mal en peor.

─ ¿Y qué piensas tu? ─pregunto Mirabel, ya sabía que venía después, palabrerío, palabras llenas de desprecio hacia ella, si no a quien más. Cerro los ojos con fuerza para recibir aquellas palabras hirientes que le diría su esposo.

─No lo se ... dime tu qué piensas de esto.

Mirabel lo miró fijamente cuando él también le dirigió la mirada ella lo desvió para mirar hacia un espejo y observar su retrato en él.

─Pues ...no lo sé, si tu no quieres no tienes por qué hacerlo, ósea yo tampoco estoy muy lista para esto. Traer un nuevo ser al mundo sin querer, siento que seriamos egoístas si él tiene el mismo destino que yo lo haríamos sufrir mucho y con la familia que tenemos...─se detuvo un momento a pensar en lo que iba a decir, no quería armar otro escándalo.

─Tienes razón, no nos amamos, este matrimonio es una farsa y no quiero tener un hijo, bueno... al menos no contigo ─soltó una risa burlona. Mirabel simplemente quedo en silencio.

Horas mas tarde mirabel caminaba por el mercado haciendo la comparas para la cena cuando escucho a alguien pronunciar su nombre.

─Querida por aquí, ¿me ves me? ¿escuchas? ─preguntaba en alta voz dando saltitos con los brazos hacia arriba agitándolos de un lugar a otro, rápidamente se acercó a él con una sonrisa de oreja a oreja, le pareció graciosa aquella manera tan infantil de llamar su atención, le recordaba un poco a su primo menor Antonio.

─Si te vi y si te escuché ¿cómo has estado?

─Pues ya sabes querida mía muy mal desde que ya no vienes a visitarme, es que claro los reyes jamás se acuerdan de los plebeyos ─irónicamente le contesto.

─Perdóname Sergio la vida de casada es muy... complicada, ya sabes atender a mi esposo, estar pendiente de él.

─Hay Mirabel no se que pecado estas pagando para vivir aquella vida de...Cenicienta.

Mi condena ( Camilo x Mirabel ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora