Capítulo 7

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Madison despertó con dolor de cabeza, intentó recordar en qué momento se había ido a la cama y pudo recordar que no había llegado nunca, había sentido su cuerpo débil antes de que perdiera la conciencia, seguramente Lucían la había dejado en la cama.

Vio por la ventana de su habitación y se dio cuenta de que estaba de noche, chequeó la hora en su teléfono y eran las cuatro de la madrugada ¡Ya iba a amanecer! Su corazón sintió un vacío al ver que no tenía ninguna llamada de Enko, ni siquiera un mensaje. Recordó entonces la razón de su preocupación, Enko había descubierto que era una Bogoloski, por eso no la llamaba. Cada fibra de su cuerpo le aseguraba que
esa era la razón por la que no se había puesto en contacto. Intranquila, se levantó  y salió de la habitación, para su sorpresa, se encontró con Jess en la cocina.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Jess acercándose a ella y estrechandola en un abrazo.

—Estoy bien, pero Enko no me ha llamado —dijo con un hilo de voz.

Jess sintió pesar por su amiga, comprendía perfectamente como se sentía, la tomó de la mano para llevarla a la mesa y se sentara junto a ella.

—Hablé con Lucían, en su investigación no encontró nada. Es imposible que Enko sepa quién es tu padre biológico.

—Tal vez te dijo eso para que no preguntaras —dijo llevándose el cabello hacia atrás, alejándolo de su cara— Si eso es verdad, ¿Por qué Enko no ha llamado?

—No lo sé, Madi, pero no puedes dejar que las emociones te dominen de ese modo ¡Te desmayaste! —la reprendió.

Madison respiró profundo y se calmó, el problema de guardar un secreto es que siempre temes que lo descubran, pero contarlo no siempre era fácil.

—Bien, no me preocuparé más. Espero Enko me llame pronto —Jess suspiró, su amiga no tenía remedio. Madi intentó cambiar de tema— ¿Por qué estás despierta aún?

—A veces me cuesta dormir en las noches, extraño mi vida normal —hizo un puchero y su vista se perdió en la mesa que tenía en frente.

Sin poder evitarlo, Madi se sintió culpable. Por su causa ahora estaban dónde estaban.

—Lo siento —se disculpó antes de poder evitarlo.

La vida de Jess antes era perfecta; era una abogada exitosa con su propio bufete, una vida social muy activa y una familia que la amaba.

—No, no te disculpes, no es culpa de nadie. Solo nunca había pasado tanto tiempo sin ver a mi familia.

—¿Has hablado con ellos?

—No, Lucían dice que es riesgoso, que posiblemente tengan vigiladas las llamadas de mis familiares.

—Sí, es verdad, pero seguramente ellos están preocupados por ti —comentó Madi al recordar lo amoroso que era el padre de Jess con ella, sus dos hermanos también la querían y la cuidaban como lo más preciado.

—No, me contacté con ellos apenas empezó todo este lío. Lucían prácticamente me obligó a decir que estaba de vacaciones en Dubai —se rio al recordar el desierto al que la había llevado— le aseguré a papá que cuando volviera estaría en contacto con ellos, que no se preocuparan —concluyó con tristeza.

—Pero, ya ha pasado mucho. Tanto tiempo de "vacaciones" —hizo las comillas con sus dedos— es algo alarmante, en cualquier momento se preguntarán por qué no te has contactado.

—¡Ni lo digas! Es la causa de mi insomnio —chilló Jess cubriéndose la cara con las manos.

—¿Has hablado de esto con Lucían? —preguntó preocupada.

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