Aemma, la segunda hija de la princesa heredera Rhaenyra Targaryen. Era una princesa muy querida por todo el reino. Más bien adorada por su tío Aemond Targaryen. Ellos saben que tienen que acabar juntos, pero los problemas familiares se los impiden.
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𝐓𝐡𝐞 𝐭𝐫𝐮𝐭𝐡 𝐚𝐧𝐝 𝐭𝐡𝐞 𝐝𝐞𝐚𝐭𝐡 𝐨𝐟 𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞
Aemond
Tenía un secreto, un secreto que destroza toda mi relación con Aemma, la podría destrozar con tan solo cuatro palabras.
Me encontraba esperando a que mi madre me recibiera después de semanas navegando desde mi hogar.
—Aemond, mi dulce hijo—decía mi madre mientras se acercaba mi para darme un abrazo—¿cómo están mis nietos?—preguntó por mis hijos, Aeron, Rhaella y Harwin.
—Me alegro de verte madre, los tres están perfecto—le explico—te iba a anunciar que Aemma y yo estamos esperando un nuevo hijo, está de cinco lunas—anuncie.
Madre se quedó con la boca entreabierta al enterarse de que sería abuela de otro hijo mío.
—Gracias a los dioses que podéis tener una familia feliz, Aemma estará muy feliz.
—Sí, lo está.
—¿La estarás tratando bien, no? A una embarazada se la ha de tratar como una reina—mire al suelo por las declaraciones de Madre.—Aemond, mírame—obedecí mirándola—Que no se te ocurra decirme que le has hecho daño, sabes que los hermano de Aemma son bastardos al igual que ella, pero Aemma no merece sufrir.
—Las cosas no han ido del todo bien, no sé por qué lo hago, pero la ignoro, a veces, no quiero ni que se me acerque ni bese, ni tampoco la felicité cuando me anunció el reciente embarazo, son un imbécil, lo sé, pero creo que ella está pensando que la engaño.
—Eres una muy mala persona, imagínate cómo se debe de estar sintiendo ella—me regaño—encima ni le has dicho la verdad sobre él.
—No se lo he dicho y nunca se enterará— sentencié.
—Algún día se lo tendrás que decir, tarde o temprano se enterara y será peor.
—Ella no podría dejarme, es imposible, cuando crea le diré—dije.
