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Entonces se abrió una puerta en el segundo rellano y asomó por ella una cara con gafas de montura de hueso y expresión de enfado.

—Hola, Percy —saludó de manera animada Harry.

A Harry siempre le cayó bien Percy era alguien tranquilo y eso le agradaba al pelinegro 

—Ah, hola, Harry —contestó Percy dándole una cálida sonrisa—Me preguntaba quién estaría armando tanto jaleo. Intento trabajar, ¿sabéis? Tengo que terminar un informe para la oficina, y resulta muy difícil concentrarse cuando la gente no para de subir y bajar la escalera haciendo tanto ruido—

—No hacemos tanto ruido —replicó Ron, enfadado—Estamos subiendo con paso normal. Lamentamos haber entorpecido los asuntos reservados del Ministerio.—

—¿En qué estás trabajando? —quiso saber Harry.

—Es un informe para el Departamento de Cooperación Mágica Internacional —respondió Percy con aires de suficiencia—Estamos intentando estandarizar el grosor de los calderos. Algunos de los calderos importados son algo delgados, y el goteo se ha incrementado en una proporción cercana al tres por ciento anual...

—Eso cambiará el mundo —intervino Ron—Ese informe será un bombazo. Ya me lo imagino en la primera página de El Profeta: «Calderos con agujeros.»—

Percy se sonrojó ligeramente.

—Yo no creo que sea una tonteria, piensalo asi si los calderos fueran mas anchos no habria tantos accidente en pociones—Mencionó Harry tratando de defender a Percy

—Al fin alguien a parte de mi y Hermione con cerebro en esta casa, gracias Harry me alegra que tu si lo entienden —dijo dándole una mirada orgullosa—y además Ron sabes si no se aprueba una ley internacional bien podríamos encontrar el mercado inundado de productos endebles y de culo demasiado delgado que pondrían seriamente en peligro...—

—Sí, sí, de acuerdo —interrumpió Ron, y siguió subiendo.

Percy cerró la puerta de su habitación dando un portazo no sin antes despedirse de Harry agitando la mano. Mientras subieron otros tres tramos, les llegaban ecos de gritos procedentes de la cocina. El señor Weasley debía de haberle contado a su mujer lo de los caramelos.

La habitación donde dormía Ron en la buhardilla de la casa estaba casi igual que el verano anterior: los mismos pósters del equipo de quidditch favorito de Ron, los Chudley Cannons, que daban vueltas y saludaban con la mano desde las paredes y el techo inclinado; y en la pecera del alféizar de la ventana, que antes contenía huevas de rana, había una rana enorme. Ya no estaba Scabbers, la vieja rata de Ron, pero su lugar lo ocupaba la pequeña lechuza gris que había llevado la carta de Ron a Privet Drive para entregársela a Harry, el quería maldecir a la estupida lechuza para que se calle. Daba saltos en una jaulita y gorjea como loca.

—¡Cállate, Pig! —le dijo Ron, abriéndose paso entre dos de las cuatro camas que apenas cabían en la habitación—Fred y George duermen con nosotros porque Bill y Charlie ocupan su cuarto —le explicó a Harry—Percy se queda la habitación toda para él porque tiene que trabajar—

—¿Por qué llamas Pig a la lechuza? —le preguntó Harry a Ron tratando de no sonar despectivo.

—Porque es tonto —dijo Ginny—Su verdadero nombre es Pigwidgeon

—Sí, y ése no es un nombre tonto —contestó sarcásticamente Ron—Ginny lo bautizó. Le parece un nombre adorable. Yo intenté cambiarlo, pero era demasiado tarde: ya no responde a ningún otro. Así que ahora se ha quedado con Pig. Tengo que tenerlo aquí porque no gusta a Errol ni a Hermes . En realidad, a mí también me molesta—

Pigwidgeon revoloteaba veloz y alegremente por la jaula, gorjeando de forma estridente. A Harry no le parecía tierno es nombre pero ni era su lechuza así que le daba igual.

—¿Dónde está Crookshanks? —preguntó Harry a Hermione le agradaba el gato de Hermione.

—Fuera, en el jardín, supongo. Le gusta perseguir a los gnomos; nunca los había visto—

—Entonces, ¿Percy está contento con el trabajo? —inquirió Harry, sentándose en una de las camas y observando a los Chudley Cannons, que entraban y salían como balas de los pósters colgados en el techo.

—¿Contento? —dijo Ron con desagrado—Creo que no habría vuelto a casa si mi padre no lo hubiera obligado. Está obsesionado. Pero no le menciones a su jefe. «Según el señor Crouch... Como le iba diciendo al señor Crouch... El señor Crouch opina... El señor Crouch me ha dicho...» Un día de éstos anunciarán su compromiso matrimonial—

Harry solto una risita ante lo ultimo.

—¿Has pasado un buen verano, Harry? —quiso saber Hermione—¿Recibiste nuestros paquetes de comida y todo lo demás?—

—Sí, muchas gracias —contestó Harry amable era un caballero no le iba a contestar mal—Esos pasteles me salvaron la vida—y no estaba exagerando

—¿Y has tenido noticias de...? —comenzó Ron, pero se calló en respuesta a la mirada de Hermione.

Harry se dio cuenta de que Ron quería preguntarle por Sirius. Ron y Hermione se habían involucrado tanto en la fuga de Sirius que estaban casi tan preocupados por él como Harry. Sin embargo, no era prudente hablar de él delante de Ginny. 

—Creo que han dejado de discutir—dijo Hermione para disimular aquel instante de apuro, porque Ginny miraba con curiosidad tan pronto a Ron como a Harry—¿Qué tal si bajamos y ayudamos a vuestra madre con la cena?—

—De acuerdo —aceptó Ron.

Los cuatro salieron de la habitación de Ron, bajaron la escalera y encontraron a la señora Weasley sola en la cocina, con aspecto de enfado.

𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘦𝘳𝘱𝘦𝘯𝘵 𝘪𝘯 𝘓𝘪𝘰𝘯'𝘴 𝘋𝘪𝘴𝘨𝘶𝘪𝘴𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora