Capitulo 11: "Imperdonable"

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Había bajado la guardia un instante, hipontizado por su sonrisa, era impresionante como esa mujer se metía en mi mente, era astuta. Pero yo y ella sabemos que llegara el día, que nada podrá determe.

Había cosas que ni yo mismo podía controlar, el instinto enfermo, la desconfianza que me genera cada vez que la veo cerca de alguien más, como si estuviera planeando clavarme una daga en el corazón y huir de mi. Por eso me aleje en un momento cuando me beso, me quedé helado, nunca nadie me dió tal muestra de afecto, no sabía de qué manera reaccionar, no quería que ella hullera de mi. Pero es algo inevitable, es enfermante y agobiante, lo pensamiento intrusivos que rodean mi mente cada vez que ella se las da de rebelde, cada vez que la veo hablar con el, llegan a mi mente como una bala, y tengo que cerrar con fuerza los puños para no hacerles caso, para no someterla y encerrarla en una jaula de oro, como si de un gorrión se tratara, para no tener pensamientos tan egoísta y macabros, y de pensar que me habla con mentiras, me dan ganas de quitarle la alegría de respirar. Y en ese mento que escuché el auto afuera.

Millones de voces salieron de mi cabeza, con una intención clara, daño.

Ella ni siquiera se gasta en calmarme, corre antes de que yo lo haga, sale de la habitación a escaleras abajo, y antes de llegar al umbral de la puerta de entrada, frena y se gira hacia mi, voy tan acelerado que para no chocar contra su cuerpo termino por tropezar con el último escalón, alcanze a agárrame de la barra de la escalera, ella siemplemte me hizo un gesto para que guardara silencio. Abrió la puerta y salió de la casa, escuché un par de gritos y cuando estuve a nada de salir tras de ella, ella apareció frente a mi pegando un portazo, volvi a escuchar el sonido del auto, pero está vez se desiso en el aire en un par de minutos, eso significa que se había ido.

Sentía que el corazón se me saldría del pecho cuando ví la expresión de su rostro, pareciera estar conmocionada, alterada, quien sea la visita inesperada. No parecía traer buenas noticias.

-¿Quien era?-. Pregunté mientras trataba de acercarme a ella.

-Nadie.

Cuando intenté tan solo colocar mi mano sobre su hombro, su cuerpo se sobre salto y se alejo en un rápido reflejo. Mi rostro se contrajo en una expresión de preocupación, que estaba pasando, que estaba pasando por su cabeza, quien era la visita tan repentina, y porque la dejo en ese estado.

-Lia.

Ella volteo a verme, con una mirada que jamás había visto en ella. Apresar de estar viviendo con un asesino bajo su techo, jamás me miró de esa forma, jamás puede ver el miedo en sus ojos, hasta hoy.

-Estoy bien, solo necesito pensar-. Dijo, como su pudiera leer mis pensamientos.

Eso fue todo, subió escaleras arriba, y se esfumó, algo malo debe de estar pasando. Si no, no hay explicación para su forma de actuar, y yo tengo las manos atadas, si no se lo que pasa de que forma puedo ayudar. No creo que necesite más consuelo, pero tampoco la veo capaz de pedírmelo, si lo hubiera querido lo uniera hecho, esta más que claro que no está bien, pero si tiene razon en qué necesita pensar. Tal vez solo necesita estar sola, y aclarar su mente.

...

-Hey Jonathan, lamento que hayas tenido que venír hasta aquí, pero hoy no creo que sea conveniente que termines la reparaciones-. Dije nada más salir de la casa estaba convencida, de que era el, claramente mi intuición no fallo, pero no era el mismo Jonathan, venía en un auto distinto, parecía costoso, vestido de negro, como si viniera de un funeral, no era el Jonathan alegre y bromista, me hizo recordar al Jonathan de esa tarde.

-No eh venido a eso lía.

-¿Asi? ¿Se puede saber a qué se debe el gusto de tu presencia?-. Dije, bromeando tratando de que el ambiente denso se disolviera.

MyBOY. |Brahms Hellshire|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora