Capitulo 14: Nadie está a salvó.

337 28 0
                                    

No sabía por dónde empezar, ni a quien recurrir.

Le quite la máscara del rostro, delicadamente, y lo que temía se hizo presente. Unas líneas de sangre seca que en algún momento resbalaron por su rostro, unas ojeras negras y extensas, sus pestañas largas y crespas.

Suspiré profundamente y volví a escarbar en su cabeza, cuando el celular comenzó a su sonar  con su estridente tono de llamada.

Lo conteste rápidamente. Ni siquiera pude ver quién era.

En voz baja, casi como un murmuro, hablé.

—¿Hola, con quién hablo?...

Escuché una risita en el otro lado.

—No me tienes agregado lía, que decepción...—. Dijo, imitando mi voz baja, era Jonathan.

—Estoy ocupada que quieres...

Volví a prestar atención a la herida de Brahms.

—Uy pero que pasa, tranquila chica...—. Dijo, soltando nuevamente una risita.

—Tengo una emergencia, habla rápido...

—¿Que pasa?

Suspiré perdiendo la paciencia.

—Me rompí la cabeza, me caí de las escaleras... Tengo un tajo bastante grande, estoy buscando una forma de arreglarlo.

—¿A Parado el sangrado?

—si.

El tono de su voz, cambio, antes risueño y divertido. Parecía estar preocupado.

—¿Limpiaste la herida?

—Ajam.

—Voy para aya.

—¿¡Que, no?! Espera!

Colgó, me dejó en el aire completamente, ahora que mierda voy a hacer.

...

La noche transcurría con tranquilidad. Miraba la pantalla de mi celular, sin respuesta.

Suspiré al, ver entra al mismo hombre de algunos días, apestando a alcohol, con la cabeza vendada un par de centímetros más bajo que yo. Me preguntó que es lo que quiere ahora.

—Buenas noche, bienvenido a—. No alcance a terminar, este hombre me agarraro del cuello de mi camisa.

—!Eres una bastardo mentiroso!

Que desagradable, salpicó un poco de su saliva en mi rostro. Mire a mi alrededor, no había nadie, era perfecto.

—Escucha bien escoria...

Dije sonriendo, tomado su mano, ejerciendo presión, tirandola hacia atrás, escuchando un crack, un par de dedos doblados. A nadie le importará ¿no?

El hombre dió un paso atrás cayendo al suelo, viendo impactado sus dedos quebrados, salí de la barra y me acerque a el en el piso.

—¡¡T-Tu eres el que esconde a esas perras!!

Apreté mi mandíbula y mis puños con irá, lía estaba bien en tener miedo y desesperación ante este hombre, asqueroso y repugnante.

Patee su estómago con fuerza haciendo que se retorciera en el piso.

—Eso no es de su incumbencia señor.

Cuando pudo se arrastro hacia atrás, y con dificultad se puso de pie.

—¡¡Te matare, y las mataré a ellas, los mataré a todos!!

MyBOY. |Brahms Hellshire|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora