Un beso robado

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Esa mañana, sus ojeras eran visibles. En esos momentos odiaba no tener una hermana que le guste su imagen y tenga un montón de maquillaje para poder ayudarle.

Se dirige al baño para tomar un baño de por lo menos veinte minutos, necesitaba calmar su mente, reposar sus ojos hinchados de haber llorado hasta quedarse dormido. Tras bañarse, se para frente al espejo de cuerpo entero que tenía en su cuarto, esta seguro que si tuviera cabello largo y unas buenas tetas pudiera ser visto con otros ojos más que solo un amigo, se imagina con pechos y cree que así podría ser del agrado de su amigo.

Al terminar de cambiarse, arregla su cabello tratando de que se vea lo mejor posible, normalmente cepillaba su cabello y lo sacudía, así era su peinado. En ese instante se dio cuenta de lo que así, ¿Estaba arreglándose para alguien? Si y eso era pátetico para él.

Sale de su casa, el día de hoy era el mejor de la semana, sin estar muy nublado pero tampoco con un sol cegador, camina escuchando música durante diez minuro hasta llegar a una cuadra de la estación, revisa nuevamente su celular, su amigo le había dicho que recién salía de casa. Entra en la cafetería para pedir su desayuno, un americano grande con un emparedado de pavita y queso e instantes antes de terminar su pedido recuerda a cierto pelirrojo que venía a buscarlo, no está mal invitarle algo ¿no? Entonces agrega un Frappuccino de chocochip junto un emparedado de pollo. Diez minutos después, un mensaje de su amigo lo alerta.

V.C.B. Kirishima Eijirou

Bakugou, donde estás?
6:50am.

Se nos va a hacer tarde
6:50am

Estoy en la cafetería una cuadra antes, ¿Vienes?
6:52am

¡Ya voy!

6:52am

Esperame, no te vayas a ir.
6:53am

Ok.
6:55am

Un pequeña sonrisa adorno su rostro y cuando su nombre fue anunciado por la cajera del lugar Kirishima entró, ambos se acercaron al mostrador, el pelirrojo saludó como siempre con esa sonrisa tan brillante como siempre.

- ¿Dos bebidas? - El cenizo asiente mientre agarra la bolsa de los emparedados y Kirishima la caja de las bebidas. - Espera, ¿Una es para mi?

- No sería capaz de beber algo dulce muy temprano. - Sus palabras alegran al pelirrojo, era inusual ver esta clase de afecto de parte del presidente.

- ¡Muchas gracias, Bakugou!

- Si, si, lo que sea, come. - Le entrega ese emparedado de pollo que compró para Kirishima, la sonrisa de este transmitía aprecio, vaya que lo confundía.

Hasta entrar al bajón del metro, llevaron una cómoda y confortante conversación sobre las bebidas de esa cafetería, acordando salir una tarde para comprobar el menú; no obstante, al entrar al transporte, un silencio se instaló. No sabían si era por el respeto hacía los demás que su intitución se encargaba de forjar constantemente o por la repentina pregunta que dijo Kirishima '¿Por qué este repentino acto de amabilidad?'.

[...]

Jamás imaginó lo aburrido queera merodiar por los pasillos de ese gran edificio donde se encontraba, admitía que era un edificio extraordinario, claro, hablando sobre arquitectura, sin embargo, fuera de las clases y clubes, no era más que un simple edificio enorme aburrido. Clases vacías con algunas libretas sobre las mesas, quien creería que él estaría en frente del escritorio del pelirrojo leyendo una libreta que dejo sobre su silla, una sobre el club de boxeo y los próximos enfrentamientos que tenía, ríe levemente al ver los dibujos aun costado de cada nota importante, un tiburón que sonreía señalando la anotación. Hojea toda la libreta y en el momento en que desea dejar la libreta, sus ojos se plantaron sobre un dibujo incompleto que parecía hecho por Kirishima, estaba consciente del talento artístico de su amigo, pero no imaginaba que tuviera una buena memoria o fuera un posible acosador por dibujarlo de un ángulo que, segpun él, nunca había visto.

Un pequeño sonrojo se aloja en sus mejillas y orejas, pues los corazones que adornaban su dibujo solo lo alagaban ferozmente, agradecía que su amigo fuera tan sincero con lo que expresaba con pluma y papel. De su libreta donde guardaba sus próximas obligaciones o alguno que otro sentimiento oculto muy dentro suyo que salía para recordarle que seguí ahí, con él, arranca una hoja para luego escribir con una perfecta caligrafía cursiva una frase llena se sentimientos en un perfecto inglés, materia que le costaba aprender a Eijiro.

I like you.
I've liked you for a long time.

Dejando esa pequeña nota en medio de la libreta, justo en la página que le había sacado una bella sonrisa, decide marcharse del salón en dirección a la entrada del colegio. Las gradas del colegio parecían un martirio, pues bajar del tercer piso con su bolso y algunos papeles en mano con la lluvia de fondo, solo ayudaba a que su creciente aburrimiento aumentará.

Y ahí estaba él, con la sonrisa más radiante que alguna vez pudo haberle dado en el corto tiempo de conocerlo, su nombre dicho por sus labios era tan melodiosa que aceptaría gustoso una conversación durante horas con él. Kirishima sacudía su cabello cual perro retirando el agua de la lluvia que le había caído por estar esperándolo, su camisa la tenía en su mano derecha mientras que su torso era cubierto por una polera roja, vaya que se notaba que era su collor favorito.

- He llegado. - Menciona sin pensarlo, cambiando sus zapatos en esos casilleros tan tradicionales que estaban en la entrada. - ¿Cómo estuvo tu entrenamiento?

- Bastante bien a decir verdad. - Contesta con la misma cordialidad con la que fue dicha esa pregunta. - Pude ganarle al capitán dos veces consecutivamente.

- Eso es un gran logro, a este ritmo podrías llegar a ser el capitán. - Sus palabras emocionaron al contrario quien deslumbraba con rápidez.

- ¿Tú crees? - Bakugou asiente. - Es mi objetivo para antes que entremos a las vacaciones de verano.

- Tienes un menos de un mes para eso. - Suelta sujetando el paraguas que los cubría a ambos, cierra sus ojos, podía oler la humedad que generaba la lluvia y agradecía que el paraguas fuera transparente pues podía ver como las gotas se disolvían y se hacían unos círculos perfectamente imperfectos. - Se que lo harás genial, eres un gran boxeador.

- ¡Gracias por eso, Bakugou!

Hace un sonido que aceptaba las gracias que Kirishima le daba. Otro tema trivial, mientras se acercaban al metro, una vez dentro, volvieron al silencio pues escuchaban música mediante los airpods de Bakugou, el melodioso sonido de la banda No Name relajaba al cenizo. Cada que escuchaba música en compañía del pelirrojo caía rendido a los brazos de Morfeo y esta no fue la excepción, aunque el cansancio tanto físico como emocional siempre ayudaba.

Un trayecto donde también se durmio el pelirrojo, uno acostado sobre el hombro del otro. Estaban realmente cansados y contra su voluntad, tuvieron que despertar antes de pasarse de estación. La cara de recién despertado de Kirishima era lo más adorable para Bakugou, pues el que esté desconcertado mientras frota sus ojitos lo hacía parecer un niño recién levantado; salieron de la estación en una conversación tranquila y para nada incómoda. Otra vez estaban ahí, cubiertos por aquel paraguas, solo a centímetros de distancia.

Por instantes, la idea de besarlo cruzo por su mente ¿Se atrevería? Él no tenía miedo a nada hasta ese momento, el miedo a que lo dejará y no volviera a ser su amigo, había batallado tanto para tener amigos y Kirishima era el principal, no podía arruinar su relación por solo un impulso  de idiotez, porque eso era, un impulso de idiotez.

La pequeña vocecilla en su cabeza le decía que lo hiciera que no tenía nada que perder, pero su poca cordura lo mantenía a raya, pero esa voz le ganaba y termino cediendo. Lo jalo del brazo y estando frente a frente, con la mirada desconsertada de su amigo, lo besó.

Un beso bajo la lluvia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora