Hacia frio. No era natural. La temporada lluviosa había pasado y ahora el verano arreciaba sin inclemencia. No entendía mucho de lo que sucedía, solo guardaba un olor en mi cuerpo. Quizás había muerto... No, era muy bueno para ser cierto, quizás en alguno de mis poemas así hubiese sido, pero no en la vida real, en ese irónico día a día que nos da esperanzas y nos la arranca cuando creemos que nada nos las puede quitar. Me reí para mis adentros, imaginé mi mundo, aquel donde no había límites, donde controlaba multitudes, donde era héroe, dios y juez. No hay nada peor que un presumido pobre.
- ¿Cómo se siente? - odiaba esa pregunta la común, era una voz joven y masculina. Bestia ropa limpia y de color pastel. Sus ojeras indicaban que tuvo una mala noche.
- ¿Dónde se supone... que estoy? - Apenas pude hablar, mi cabeza estallo con el movimiento de mi mandíbula. Él lo notó.
- No se esfuerce señor, fue arrollado por un coche la noche anterior. Ahora solo debe descansar. Esta fuera de peligro, pero recibió múltiples heridas y una fuerte contusión en su cabeza. Está en el Hospital de Ciudad Norte - hablaba como médico, pero pude notar en su prescencia que no era más que un simple enfermero. - Ahora sentirá mucho sueño, no se preocupe, serán los medicamentos que están haciendo efectos. El doctor dijo que debería dormir lo más qeue pueda.
Al diablo con todo, quería levantarme, pero una cosa es querer y otra distinta es poder. Me sentí caer muy dentro de mí, era una buena sensación, acogedora.
Era un mundo de cristal, donde podía ver mi reflejo. Cada cristal mostraba una parte de mi alma manifestada, miraba todo a la vez sin reconocer a ninguno de ellos. Sentí temor, no de muerte, uno más superficial. De pronto uno de mis "yo" reflejados habló.
- Quizás la locura depende de la forma en que se expresen las cosas o del momento en que es dicho - No entendí por qué decía eso. - Quizás la esperanza dependa de las circunstancias o mejor dicho de la forma en que se muestren las circunstancias - Aún seguía perturbado por ese universo transparente, lleno de cristales de todas formas y tamaños, con piso tan delgado que podía ver la profundidad de mi alma.
- ¡No seas estúpido! - gritó otro de mis yo - ¿Usas argumentos para intentar descifrar la locura y la esperanza? - chasqueó sus dientes - ¡Pobre iluso!, no busques las respuestas en tus propias ideas, hay cosas más allá de tu conocimiento y más poderoso que los pensamientos. No seas tan arrogante y creas superior por usar bonitas palabras, el conocimiento no se mide por la manera en que puedas hablar o expresar ideas. Ni siquiera en cuantos problemas puedas solucionar. La inteligencia se trata de locura, esperanza y acción - Sentencio, mientras alguíen desde lejos interrumpió.
- Se dice que el ignorante cae por sus propias palabras - Este a diferencia de los otros poseía una voz diferente a la mía, además de ser más potente y clara. - Si dices que la inteligencia se basa en la locura, intentas decir que aquel con pensamientos extraños puede ser llamado genio, si dices que depende de la esperanza das a entender que aquel que tiene mucha fe es una persona súper dotada y peor que si dices que es acción porque das a entender que el que actúa sin pensar es un erudito - Tenía mucha razón y un argumento poderoso, sin duda era más sabio que los dos anteriores - Pero tu decernimiento es correcto al decir que hay cosas más allá del conocimiento y más poderoso que el pensamiento propio - Un silencio retumbo, suena extraño, pero así fue.
- Cada cabeza es un mundo y cada pensamiento distinto, cada uno tiene su verdad, hacer que una multitud comparta un ideal personal es ser inteligente - Hable sin casi darme cuenta. De pronto risas, carcajadas enfermizas, de todos lados, inundaron el lugar y lo hicieron vibrár .
- Lo que intentas decir es que manipular es ser inteligente... Para mí eso es ser cobarde. Que multitudes sigan tu ideal sin conocer realmente cual es, eso es absurdo. Estás loco y tienes demasiada esperanza - manifestó la voz distinta a la mía. - Sin embargo, si eso es lo que piensas debes demostrarlo más que con argumentos... con acciones - Y de pronto todo tembló.
El suelo se agrietaba, los cristales caían y bloqueaban mi camino, mes escabullí y corrí mientras todo se derrumbaba. El miedo permanecía y aumento al llegar a la orilla y notar lo que acontecia. Era una isla de cristal que flotaba en mis pensamientos.
Cuando las opciones se acaban la desesperación es la mejor compañera. Miré como caian cada uno de mis "yo" y recordé que era un sueño, ¿debía aprender algo de él o solo eran delirios febriles? Me lance de espalda a la profundidad de mi alma y descendí por las distintas etapas de mi vida. Vi el recuerdo de la noche anterior, cuando creí que morir era la mejor opción, Lloré, porque había perdido el sentido de la vida por un instantes "la voluntad del ser humano es tan débil como su corazón", no debería volver a suceder. Vivía para que mis poemas llegaran a oídos de todos, de aquellos que los disfrutaban y de los que no le paraba bola.
Un fuerte ronquido me despertó, era el enfermero, ya todas las luces estaba apagadas. Un aparato monitoreaba mis pulsaciones y daba un sonido rítmico. Mis ojos estaba humedecido, que tonto, un sueño me hizo llorar, que sueño tan loco. "Es bueno no estar muerto" - suspiré- "creo que no moriré...", sí esas palabras... recordé lo bien que me sentía a pesar del dolor de ese momento.” "¿Quién será?", no es justo que alguien tenga una presencia tan especial, un aura tan fuerte que haga pensar a alguien que morir es una buena opción. Dormí pero no volví a soñar, al menos esa noche.
Las cortinas eran gruesas y a pesar de ser blancas la luz no las atravesaba ni un poco, noté que era de día por el movimiento de personas. El enfermero ya no estaba a mi lado. No dolía tanto el mover la mandíbula y podía erguir mi cuerpo un poco, mi mano derecha pesaba más de lo normal, estaba enyesada. El resto de mi cuerpo se sentía mallugado y sedado. Intenté sentarme, mala idea. Me sobrevino un dolo intenso en la columna y un seductor deseo de desmayo me recorrió. Termine acostado, con respiración acelerada y el corazón a punto de estallar.
- ¡Tienes mucha energía! - Sonriente un hombre de unos cuarenta y tantos había entrado mientras realizaba mi infructuoso intento de sentarme- será mejor que guardes esa energía para tu recuperación... debes tomarlo con calma, no te recuperaras en tan poco tiempo, faltan que te realicemos muchos exámenes... - Y siguió hablando, pero el dolor y mi poco interés alejaron sus palabras de mí - ...tuviste mucha suerte que te trajeron a tiempo a esta institución de tan buena calidad... - tenía razón, era un hospital privado, muy caro, no podría pagar la cuota, pero si me hubiesen llevado a una institución pública apenas me estarían ingresando a un cuarto, junto a otros cinco pacientes, en una pieza del tamaño de la que me encontraba - ...por los gastos no te preocupes campeón... - seguro vio mi expresión cuando menciono lo de "institución de buena calidad"- quien te trajo se está haciendo cargo de los gastos. Aun así fuera tu culpa por estar en medio de la calle en un lugar tan oscuro y a esas horas de la noche. ¡Pero hombre, quien no se ha emborrachado y terminado en medio de la calle una noche cualquiera! -no estaba de humor para él, aunque era aliviarte saber que no tendría que pagar nada y podría incluso demandar a quien me atropelló, eso lo pensaría luego, ahora solo quería descansar.
- Gracias - Fue lo único que dije.
- Más tarde pasará una enfermera a tomar tus datos y llevarte a hacer unos exámenes, confió en que todo saldrá bien. - exclamo con energía mientras levantaba el pulgar.
Ya se retiraba del cuarto cuando hablo nuevamente.
- Hombre pero mira que suerte la tuya, acá viene tu salvadora... - Ese olor. otra vez. Sí, jamás podría olvidarlo. Era momento de conocer a la portadora de la exquisita fragancia.
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El Bohemio
Storie breviLas incertidumbres de la vida se muestran ante él, hechos misteriosos lo cubren por completo y un olor delicioso que lo lleva a la locura. La historia de un bohemio que dejó todo sin darse cuenta que no tenia nada.