Desperté al día siguiente a las 6 am por la molesta alarma en el celular de Emiliano, habíamos dormido apenas un par de horas.
-Buenos días hermosura. - Dijo abriendo los ojos y dedicándome una amplia sonrisa.
-Buenos días Emi, como dormiste? - Le pregunté sabiendo que de ser por él habría seguido durmiendo, pero teníamos que bajar a desayunar, luego estaba planeada una mañana familiar de paseo.
-Increíblemente bien, podría acostumbrarme a dormir a tu lado. - Respondió y casi me derrito ahí mismo. Estabamos acostados aún, desnudos por completo, tapados con la ropa de cama. Él se levanta para vestirse y comenzar su día y me mira. - Quedate así y mirame. - Me pide sacando su celular y apuntando en mi dirección para sacarme una foto. Obedezco y le dedico una mueca de cansancio, que deja a la vista la noche que habíamos pasado. - Listo, a mejores amigos. - Dijo y me llegó la notificación a mi celular. Sonrío cuando veo la foto en la que me etiquetó.
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-Estás completamente loco. - Le digo aún sonriendo ante el gesto inesperado. Sabía que tenía a algunos de los chicos en su lista de mejores amigos, y posiblemente cuando vieran la foto comenzarían a cargarnos.
-Completamente loco por vos. - Y me dio un dulce beso.
Mientras nos duchabamos juntos rápidamente, Emiliano aprovechaba cada segundo para acariciar mi cuerpo y besarlo. Ese contacto con su piel me hacía sentir una electricidad corriendo desde la cabeza a los pies.
-Emi, me duele todo. - Confesé mientras me vestía.
-Vos no querías que te rompiera toda? - Me preguntó haciendo referencia a mi súplica de la noche anterior. Me estaba arrepintiendo en este momento.
- Jajajaja que hijo de puta. - Le dije dándole un casto beso en los labios, y cuando estuvimos listos bajamos a desayunar.
En el comedor ya se encontraba todo el plantel con sus respectivas familias, algunos al mirarnos comenzaron a silbar y gritar cosas, otros simplemente nos sonreían, yo no daba mas de vergüenza. Giro para sentarme a la mesa y me encuentro con la mirada dura y seria de Scaloni, que me observaba desde la distancia, le sonreí a modo de saludo y me dio vuelta la cara. Mis ánimos se vinieron abajo y me dolió el estómago, no sé qué le pasará, pero no me hacía para nada bien que reaccione así a mi saludo.
Preferí no acercarme a él en ese momento, llegada la ocasión hablaría con él a solas para pedirle algún tipo de explicación sobre su forma de actuar conmigo. Me senté a la mesa con los chicos y ya comenzaron los chistes.
-Uno que come bien es el Dibu. - Largó Leandro y Emiliano le pegó una palmada en la nuca sin siquiera pensarlo.
-Mas respeto, pelotudo. - Le contesta y yo largo una carcajada.
