6

1.4K 143 6
                                    

- Oh, de de acuerdo, gracias por comentarmelo, aún así debemos ir para que te indiquen medicamento nuevo.

Asintió, aún no se sentía listo de pasar su celo con su Alfa, ya lo habían hablado, aunque Lío esperaba que se pudiera dar algo en el celo de Guillermo, para eso faltaban otros dos meses.

Decidieron que lo más viable era pasar el celo del Omega en su nuevo hogar, acompañados de un par de enfermeras que se turnarían en el cuidado del chico.

Una noche antes llegaron al que sería su hogar. El lugar lucía perfecto para el Omega, pues él mismo había dado cada indicación en color y muebles. Se veía espaciosa la sala de estar. Había una enorme chimenea eléctrica, los sillones eran igual reclinables y la TV enorme.

Estaba ya mudada la biblioteca. Las dos habitaciones de ambos y el estudio del Omega. Donde haría tarea y tenía sus libros favoritos, junto a una cama individual para poder leer tranquilamente. A la vez que había un pequeño refrigerador, por si planeaba pasar horas ahí había decidido el Alfa aquello y el Omega estaba feliz.

- Me conscientes mucho- mencionó mientras observaban la habitación aquella noche. El Alfa lo tomó en un demandante beso, se sentía la necesidad de ambos. El Alfa acariciaba su espalda, cuando notó un temblor en el Omega, se quitó rápidamente y corrió hacía su habitación.

" Mierda, ¿Lo ofendí?" Pensó el Alfa, siguiéndolo. - Amor- Tocó la puerta, -porfavor abre.

Le contestó a modo de mensaje "el celo", lo recibió, mierda, sintió un tirón en su entrepierna.

- Amor abre, tengo que darte el medicamento que tú ginecóloga te recetó.

- Pe-pero- Susurró

- Confía en mí- confío en tí, pero no en mí, pensó el Omega abriendo la puerta. Lo observó con ojos brillosos y necesitados, aún no entraba en celo pero pronto lo haría, debía darse prisa. Lo tomó del brazo ligeramente, agradecía que llevaba suéter y no tocara su piel.

Lo condujo a la cama, en su mesita de noche estaban sus supresores, le tendió uno, dándole agua que tenía siempre ahí, agradecía aquello.

- Se adelantó amor, me iré pero necesito que te des un baño porfavor. La enfermera estará aquí a primera hora. Te traeré la cena mientras te duchas.

Al regresar con la cena Guillermo casi se atraganta con su propia saliva. El Omega traía un short demasiado pequeño, con una playera de tirantes. Se veía muy lindo.

- A comer mi amor- El omega asintio, ya había tomado su supresor, sentía calor pero aún estaba consciente. Guillermo había hecho lo mismo en su habitación, no podia permitirse dañar al omega.

Sentía calor pero se encontraba estable, al terminar de cenar se acostó.

- Duerme mi amor la enfermera llega a las 7:00 a.m. yo estaré afuera o en mi habitación, cualquier cosa despiertame.

Negó, se tapó la cara, al acercarse y levantarle el menton lo notó, sus ojos tenían destellos azules, pronto perdería la consciencia.

- No se vaya mi alfa- Sintió otro tirón en su entrepierna, era la primera vez que lo llamaba así.

- No te lastimaría, pero aun así ya lo habiamos acordado.

El otro hizo un puchero - Quédese, porfavor, ha-haré lo que me pida- Los destellos en sus ojos se encontraban más marcados,mostrando los principios del celo, en cualquier momento perdería la consciencia.

Suspiró, si no se controlaba se le iría encima a su Omega, satisfaciendolo por tres días enteros, incluso más- A dormir- Decidió dejar la puerta abierta y el clima prendido para que el aroma se disperse.

Quiero Pertenecerte (MECHOA AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora