capitulo ocho

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—Isa, decime que pasó— pregunté por octava vez, mientras caminábamos hacia la sala de dirección.

—No me hables, esto es tu culpa— repitió, y yo frunci aún más mí ceño, pero no pude preguntar más nada ya que ya nos encontrábamos dentro de la sala.

—Tomen asiento— indico la mayor, y yo asenti, sentándome en una de las sillas, mientras que Agustín se sentó en la otra. A la vez, ambos nenes se sentaron en el sillón que había en un costado, murmurando cosas entre ellos—. Es la primera vez que me toca tratar con tutores tan jóvenes. ¿Son pareja?— pregunto, sentandose detrás del escritorio. Yo la mire sin comprender su pregunta y sus palabras en general.

—Disculpe, ¿es eso lo que quería hablar?— cuestione con confusión, y ella alzó ambas cejas, mientras que Agustín me dio una mini patada por abajo. Lo mire mal, y volví mí mirada a la mujer.

—Ahora entiendo porque el temperamento...— musitó con obviedad, y un tono de disgusto, haciendo que yo la mire con más confusión. Iba a responder, pero ella continuo hablando—. Hoy, se generó una situación durante el recreo, en la cual la menor Torres y el menor Gonzales, tuvieron un enfrentamiento con algunos compañeritos de su grado— comento la mujer, asintiendo, mientras agarraba una lapicera y comenzaba a mover está, impacientandome—. Isabella, utilizo palabras inapropiadas y agresivas contra Sánchez, un nene. Mientras que Lautaro, le pegó sin motivo coherente a algunos niños del grupito de Sánchez— yo miré a un costado, viendo a ambos niños, quienes negaron rápidamente con su cabeza, negando tal acusaciones.

Yo miré a Agustín, por primera vez, sin saber que decir, y él rápidamente hablo.

—Isabella, ¿insultar?. Lautaro, ¿pegarle a otros nenes, y encima sin motivo alguno?. Perdón, pero no lo creo— negó el morocho, mientras que la mayor asintió.

—Es la primera vez que una situación así sucede en mí institución. Y yo no lo puedo permitir... Una niña insultando, un niño por atrás dando golpes. Acá no educamos con violencia, y no aceptamos ese tipo de temperamentos— informo la mujer, y yo la mire sin creer sus palabras. No era posible. Isabella jamás, durante sus cortos seis años, dijo una mala palabra. Y por otro lado, Lauti era totalmente lo contrario al concepto "violencia", Agustín jamás lo crío así.

—No lo creo— formule, negando reiteradas veces, mientras me acomodaba en la silla.

—Bueno, crealo— hizo un movimiento de cabeza, asintiendo.

—En el caso que lo hayan hecho... Algún motivo tiene que haber. Ninguno de los dos son ese tipo de niños, y considero que ningún niño es así, a no ser que sea provocado— afirme y lleve mí mirada a mí hermana—. ¿Que paso, Isa?— pregunté, y ella por fin me miró, pero su mirada reflejaba tristeza, y eso me partía.

—Lautaro, habla— indico el morocho a mí lado, y el pequeño pelinegro llevo su mirada a la rubia, quien asintió con levedad, dándole la afirmación. El menor bufo, y comenzó a hablar.

—Esos nenes estaban molestando a Isa. Le quisieron tirar del pelo, y yo la defendí— explico, asintiendo—. Yo si le pegue a ellos, pero Isa no dijo ninguna mala palabra; solo les dijo "tontos", e "idiotas, ineptos".

Yo solté un suspiro y pase una mano por mí rostro, volviendo mí mirada a la mayor.

—¿Le parece que molestar a una nena no es motivo para enojo?. Si, reaccionaron mal, ¿pero por qué son solo ellos dos los que están acá, y no los otros nenes, que iniciaron todo esto?— cuestione, sin comprender. Ella rápidamente me miró, y negó con su cabeza.

—Porque ella es una nena, no puede andar diciendo esas barbaridades, sin importar lo que los otros hagan— musito con obviedad, y yo frunci mí ceño, mirándola sin comprender, procesando sus palabras.

sueños | truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora