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El de cuernos entró a la habitación del rubio con una amplia sonrisa, esto le extrañó al rubio que lo miraba fijamente con una sensación como si algo malo fuese a ocurrir.

- Oye Matt, ¿Puedes traerme una toalla del baño? - dijo con un tono alegre.

- ¿Qué se dice? - pregunto el rubio burlón.

- Por favor... - gruño el noruego.

De inmediato el rubio se levantó con una sonrisa burlona y fue al baño directamente en busca de la toalla, antes de entrar vio al de cuencas de frente que justamente estaba con una toalla en brazos, esto se le hizo raro pero antes de poder irse sintió como unas manos lo empujaron hacia dentro luego justo como un portazo azotó la puerta, el rubio se volteó para abrirla pero sentía como la jalaban hacia afuera impidiendo que logre abrirla, luego de unos minutos forcejeando escuchó como martillaban la puerta.

- Bueno, ahora que están los dos juntos, pueden solucionar sus problemas, los dejaremos salir en dos horas así que diviertanse juntos.

Luego se escucharon unas pequeñas risas junto con cuchicheos que provenían de sus otros dos amigos. Los otros dos chicos se miraban entre sí, no decían ninguna palabra, pasaron minutos de total silencio, hasta que el rubio dio un gran bocado de aire y se dignó a hablar.

- ¿Podemos hablar de eso? - dijo el rubio con la voz quebradiza.

- No es necesario, solo hay que esperar un rato - le recordó el de cuencas irritado.

- Pero yo quiero hablar - insistió.

- Esta bien. Entonces, ¿Me vas a responder?

El rubio tragó en seco al recordar la pregunta que hizo el de cuencas hace tiempo.

- Eh... yo - sé rascó la nuca con nerviosismo sudando frío.

- ¿Entonces?

El de morado sólo suspiro pesadamente, había estado pensando en aquello desde el día que se lo pregunto.

- Yo... No quería que estes con ella - susurró aunque lo suficientemente fuerte para que el contrario lo oyera.

El de cuencas abrió los ojos como platos y se quedó perplejo, un silencio incómodo se hizo presente. El rubio estaba completamente avergonzado sentado abrazando sus piernas y el contrario estaba sentados al frente de este confundido y sorprendido.

- Yo, digo... Me gustas - se miraron entre sí con incomodidad. - Se que es repentino y no tenía porqué tirar esa nota pero no quería perderte, perdón...

Se encogió en sus rodillas cabizbajo algo avergonzado, cuando alzó levemente la cabeza vio al de cuencas como si estuviera en shock, sin palabras simplemente con los ojos en blanco (literalmente)

Luego de unos segundos se escuchó como la puerta se abría lentamente dejando ver al de cuernos con un martillo atrás del castaño con nervios, resulta que sus dos amigos estaban escuchando atrás de la puerta y supieron que era ya la hora para dejarlos salir. Antes de que el ambiente se ponga más tenso de lo que ya estaba los dos chicos se fueron corriendo y se encerraron en su habitación de inmediato antes de enfrentar a sus otros dos amigos que tenían sentimientos encontrados.

- Tom... ¿Podrías darme una oportunidad?

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Hola! Este ya es el penúltimo capítulo...? Haré el final pronto (o quizás no) igualmente, gracias por leer, lo siento si muy corto, cuando termine la historia mejorare algunas cositas, pero bueno, Muak Muak<3

¡Joder! [Mattom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora