Kokushibo

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VOY HACER UN FANFIC DE ÉEEEEEL, LO SUBIRÉ EN MI OTRO USER. <3

Hace dos años decidí entregar mi alma y cuerpo a determinada persona, muchos lo podrían considerar como un capricho, pero no... De alguna manera me aferraba a ese hecho tan liberal. No les podría explicar como sucedió este hecho, ya que a veces ni yo lo entiendo; sólo se presentó la oportunidad y todo se fue desenvolviendo.

Aquí estaba, a la disposición de ese ser, el cual se encontraba delante de mío, se le veía tranquilo; pero a veces esa tranquilidad resultaba contraproducente. Me acerqué temerosa a él, con la cabeza agachada mostrando total sumisión. Las rodillas tocaron el suelo, quedando enfrente suyo. Inmediatamente posó su mano sobre mi cabeza.

— ¿Qué es lo que le aqueja? — Pregunté firmemente, pero con sumo respeto.

Silencio...

— Siempre sin rodeos, niña — Soltó — ¿Cómo me ayudarás?

— Sólo me preocupo por usted... — Sus dedos vagaban por mi mejilla.

— Siempre tan considerada — Me tomó suavemente del mentón para así levantar mi mirada —. Siempre tan segura de ti... Ven aquí — Me tomó de la cintura, agarré un poco de impulso y finalmente estaba situada en su regazo.

Escondí mi cara en su cuello, el olor que desprendía era totalmente adictivo. Daba besos cálidos y pequeñas mordidas que contrastaban con su piel pálida dejando roja la zona donde encajaba mis dientes, era un buen privilegio que no deseaba perder.

Este se encontraba apreciando mi cintura con su tacto calmado, subiendo y bajando sus manos con aquella tranquilidad que siempre le caracterizaba, sumido en sus pensamientos... En unos pensamientos demasiado profundos para mi gusto.

— Me preocupa, mi señor — Mordí con dulzura su oreja y este suspiró.

Sentí su fría mano recorrer mi pierna izquierda, su viaje se detuvo un poco más arriba de mi rodilla, aquel roce de su piel provocaba escalofríos, donde mi cuerpo me delataba al momento de erizarse.

Yo seguía con pequeños besos, hasta que me tomó de las mejillas y me plantó un beso brusco, inmediatamente nuestras lenguas se mezclaron y comenzaron una lucha que no tenía fin; mi respiración se aceleró ante aquel acto que comenzaba a producir un ardor en mi piel... Inmediatamente mis manos se colaron debajo de su gran cabello. Lo acerqué más a mí, pues era inevitable quedarme totalmente quieta ante aquel hombre que era señalado como alguien desalmado, poderoso e intimidante.

— ¿Por qué te entregas a mí? — Sus labios exploraban mi cuello — ¿Tan miserable fue tu vida como para que estuvieras en ésta situación?

Cerré los ojos, ese sujeto tenía todo poder sobre mí, con dos caricias provocaba una excitación aterradora... Pero un pequeño pensamiento golpeó la poca cordura que me quedaba. No supe que responder ante su pregunta, la cual me dejó desconcertada.

Kokushibou era demasiado directo, siempre tenía las palabras correctas para cuestionarte, pero hacerte daño a la vez, o, mejor dicho, para provocar que tu dignidad se aminore con el paso del tiempo... Me había entregado a él porque yo ya no encontraba una razón para seguir, mi vida no tenía ningún sentido sin servirle a alguien...

Al principio fue demasiado difícil tratar con él, pues es una persona agresiva, a quien no le importa desquitarse con los demás... Pobre de la persona que se le cruzara en el camino justo cuando él tenía un mal día, porque ese sería su último momento en este miserable mundo.

Con el paso del tiempo aprendí a como hablarle y referirme a él en ciertas ocasiones, sin querer me fui apropiando de sus hábitos, modos, gestos y palabras, eso fue mediante la interacción que sosteníamos diariamente.

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