Sukuna

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Taaaaaanto me estaba cuidando de los One shots para que no me borraran el libro Y RESULTA QUE ME BORRARON MI FIC DE LOS HAITANI NOMÁS POR QUÉ SÍ. Ya no tengo nada que perder, seguiré actualizando los One shots aquí.

Lo conocí en la universidad, en primer año para ser precisos... Un hombre alto, demandante con una increíble oratoria para hacer muchas amistades; eso era lo que odiaba de él con todas mis fuerzas. Era el sustento de la escuela donde yo estaba, un supervisor con excesiva arrogancia y dinero.

Muchas veces intenté entablar conversación conmigo, pero siempre fui de lo más déspota con él, porque no quería ser una del montón que le aceptaban hasta las citas.

Rodaba los ojos, no le hacía caso, y mi peor personalidad salía a relucir...

Conforme fueron los años pasados ​​de la universidad cedí. Realmente me di cuenta que todo lo que señalaba no existía, entonces nos hicimos mejores amigos, siempre hablamos de miles de cosas, compartimos experiencias y demás.

La diferencia de edad era de 12 años, yo tenía 23 en ese entonces... Obviamente bromeábamos y mis bromas en doble sentido le creaban demasiado morbo y atracción sexual hacía mí.

Yo juraba y perjuraba que jamás iba a pasar algo entre nosotros.

El universo se burló de mí abiertamente, por ese día se le cumplió su maldita fantasía que me arrastró al bendito infierno.

Teníamos amigos en común, pero una de ellas era mi mejor amiga... Así que no tardamos en llevarnos bien los tres.

Nos invitó a una fiesta de su prima y fuimos; él y yo llegamos juntos ya que él tenía la obligación de pasar por mí a la casa. Vestí un pantalón a cuadros negros y blancos, un body blanco que marcaba mi cintura y delgadez, zapatos altos de aguja, maquilla perfecto, cabello con un balayage recién hecho y uñas pintadas de color rojo.

Entre risas y alcohol, llego el momento de regresar a casa. Oh, eso esperaba.

Los zapatos me generaron una sensación de fuego en las plantas de los pies, pero no me los querían quitar... Me veían increíblemente alta y me gustaba llamar la atención. Pedí otra cerveza sintiéndome mareada, pues ya empezaba lo increíble y eso era estar ebria.

— ¡Bailemos! — puse los ojos en blanco y tomé su grande mano para ir a la pista —. Me encanta como te ves, algún día te besaré.

— ¿Por qué estás tan seguro? — debate con una sonrisa —. Pierdes el tiempo.

— Estoy seguro porque confío en mi instinto y experiencia de la vida — sus ojos rubíes me dejaron estáticos.

— Sí, claro — su brazo rodeó mi cintura para balancearnos —. Pasará, estoy seguro.

— Ya cállate — quedé de espaldas a él, bajó sus manos a mis caderas y me refregó lo suficiente como para sentir un bulto dormido.

Y le seguí el juego.

Moví mis caderas con más soltura haciendo que se quedara con las ganas, en realidad era bastante divertido tener el control de la situación. Pronto sus labios rozaron mi lóbulo riéndose de la situación.

— ¿Te conté un chiste?

— No, síguete moviendo justo así — aquellos dedos apretaron ahora mi cintura haciéndome morder la mejilla interna.

La música siguió, a estas alturas ya no pensaba en nada más, tenía la maldita ventaja de su lado porque ya me estaba derritiendo entre tanto toque y roce... Me encontré un poco tranquila porque era la última canción e la fiesta, y eso anunciaba nuestro retiro, entonces esto acabaría y seguiría intacta.

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