Capítulo 065

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Durante las siguientes semanas, Gastón procuró no cruzarse demasiado con Mía, sólo lo justo y necesario. Realmente quería dejar de amarla y ser capaz de sentir una amistad pura y concreta hacia ella. No era nada fácil, el abogado moría de amor por la crítica literaria, pero ella ya estaba en otro nivel, haciendo su vida con otro hombre y no podía ser tan egoísta, ya bastante daño le había hecho como para encima provocar problemas o momentos incómodos. Se concentró en su hijo, en su familia y en su trabajo. Con respecto a la relación entre Camila y Pedro, Gastón habló con ambos y les dejó claro que no importaba lo que él creyera o quisiera, lo importante era lo que la pareja sentía y les prometió que estaría para ayudarlos en lo que necesitaran.

La mexicana por su parte, no podía pedir más. Tenía a su bebé con ella, a su mamá, a su abuela y a su hermano. Sus amigos siempre estaban a su lado, y Lucas, ¿qué podía decir de ese hombre? La trataba como a una princesa y más allá de alguna discusión causada básicamente por celos tontos, todo iba viento en popa. Incluso habían hecho la presentación oficial entre Santino y Esteban y la verdad que salió bastante bien. Los llevaron a merendar a la cafetería en la que tuvieron la primera cita y los nenes congeniaron bastante. El único problema surgió cuando Teby dio un besote a Mía, provocando unos tremendos celos de Santi. Este empujó al sobrino de Lucas y le dio un golpe en la pierna; la escena fue más o menos la siguiente:

-          ¡No metito mamá vo! – Le pega en la pierna

-          ¡Santino, no!

-          ¡Nene metito no!

-          ¿Por qué no? Me estaba saludando nada más

-          ¡Bududo! – Rezongó el más grandecito

-          ¡Vo boudo!

-          ¡Los dos la cortan! – Sugirió el médico a modo de orden – Esteban, pedile disculpas a Santino por el insulto y vos, Santi, pedile perdón por el golpe

-          Ya escucharon a Lucas

-          ¡No metito mamá, NO!

-          Santino, ya, le pides perdón a Teby o me voy a enojar mucho contigo. No puedes ponerte así porque me saluden, caramba

-          Vo to mía mamá, no de ete nene

-          Soy su amiga, ¿cuál es el problema?

-          ¿Amigua?

-          Ajá, ¿puedes pedirle perdón?

-          Ti... – Mira al otro nene – Peón

-          Eztá biem, no dijió más bududo...

-          Menos mal que se aclaró el asunto... – Lucas codea a Santino – Si le doy un besito a tu mami, ¿también cobro?

-          Metito nomio ti

-          ¡Gracias, celoso!

-          ¿Tota colate, Teby?

-          Si, Santi, gaciaz

Y así como así, la pelea acabó. Eso sucedió cuando la pareja entre la crítica literaria y el médico llevaba dos meses. Fuera de aquello, cada vez que los pequeños se encontraban, jugaban tranquilos, sin mayores inconvenientes.

Otro que tenía sus objetivos casi cumplidos era Hernán, junto a Carlos había logrado levantar la sede de la disquera y faltaban unos pocos días para inaugurarla. También tenía una especie de noviazgo con Paola, aunque ni lo etiquetaban ni se lo contaban a nadie aún. Necesitaban más tiempo para ver si resultaba porque francamente, fuera de la cama, no terminaban de congeniar. Camila y Pedro eran lo opuesto, su relación parecía ser soñada y pasaban juntos la mayor parte del tiempo que podían. El que estaba cerca de meterse en problemas era Ezequiel. La espinita con García por haber atacado a Gastón no se le quedaría clavada y llevaba semanas planeando su venganza, el infeliz pagaría extremadamente caro el maltrato a su hermano, se había jurado eso a si mismo y lo iba a cumplir. Con Valeria las cosas tampoco marchaban muy bien, esa casi obsesión con la venganza más el tiempo que pasaba estudiando, lo alejaban de su novia y Eze desafortunadamente no se daba cuenta. No iba a tardar mucho en explotar el asunto igualmente.

"Nadie como vos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora