VII

345 38 18
                                    

La cuenta regresiva había puesto nervioso a todos los villanos que no tardaron mucho en comenzar a discutir entre ellos e incluso a comenzar una pelea en el caso del tercer túnel donde se encontraba la mayoría. En el camino número uno Black Mask y el Pingüino habían comenzado a desesperarse y a pedir que los sacaran de donde permanecían colgados, sintiendo un creciente terror al ver bajo sus pies a los tiburones dando vueltas, esperando a su presa. Zod, por otro lado, lejos de temerle a criaturas tan inofensivas para él como lo eran los tiburones, sentía una creciente rabia nacer en su interior dirigida hacia el mercenario. Mismo que miraba toda la situación con una fría y analítica mirada, como si la vida que pendían de aquellas cuerdas no valieran nada, como si en lugar de personas solo fueran piezas de ajedrez a sacrificar en pos de ganar la partida. Slade pensó sus opciones. Zod no moriría por la caída ni por los tiburones. Eso sería útil sino fuera porque sabía que el Joker quería ver sangre. Miró hacía un costado y vio la cámara enfocarse en él. Slade volvió su vista a Black Mask y el Pingüino. Tenía que ser uno de los dos. Lo pensó bastante antes de sacar su arma y disparar a la cuerda que sostenía a Black Mask, dejándolo caer al agua. Slade y Phobia miraron con indiferencia como los tiburones teñían el agua de rojo con la sangre del gánster, escuchando las maldiciones del Pingüino de fondo y la mirada poco sorprendida del Kriptoniano. Minutos después, el piso que hace instantes se había divido, volvía a unirse, revelando ahora una placa con un código que hace a Slade torcer una sonrisa irónica. Luego camina hacía el teclado numeral y escribe el número 83 haciendo que el muro se abra y las cuerdas que sujetaban a los dos hombres se cortara. Zod voló y atrapó al Pingüino en el aire apoyándolo en el suelo.

_ Gracias. _ dijo el hombre de nariz puntiaguda y sombrero de copa tratando de recuperar el aliento, para luego fulminar a Slade con la mirada. _ ¡¿Qué demonios te pasa?!, ¿por qué lo mataste?

_ Era necesario. _ explicó brevemente, recibiendo los constante reproches del ave, a lo que Slade contuvo un suspiro exasperado. _ Si no moría alguien, el Joker no estaría contento. _ dijo dando por terminada la conversación al tiempo que se adentraba más en el túnel, siendo seguido de cerca por Phobia y Zod que estaba en completo silencio, por lo que el Pingüino tuvo que callarse al ver que estaba siendo ignorado. Los siguió con la ira aún a flor de piel hasta que se detuvieron frente a una caja sorpresa. La misma estaba flotando y tenía un signo de pregunta grabado en cada uno de sus lados. _ Bueno... ¿Quién piensa abrirla? ¿Slade?

_ Claro... Lo haré inmediatamente. Después de todo, las probabilidades de que allá una bomba y me estalle en la cara son mínimas. _ dijo sarcástico antes de pasar de largo. El Pingüino miró a Phobia pero esta ni siquiera lo miró y siguió caminando detrás de Slade. Luego dirigió su mirada a Zod a lo que este lo miró varios segundos, poniéndolo nervioso, para finalmente sonreírle y decirle que lo haría, haciendo que el más bajo suspirara aliviado. Lo último que faltaba es que alguno de los tres villanos más letales en ese túnel lo obligaran a abrirla.

Zod caminó hasta la caja y levantó lentamente la tapa mirando en su interior, para luego cerrarla con frustración ganando la mirada extrañada del Pingüino y la curiosa de Phobia que detuvo su andar cuando escuchó que la caja sería abierta. El Pingüino ya impaciente preguntó que había dentro.

_ Es una mierda de premio. _ dijo cruzándose de brazos. _ ¿De qué puede servirme saber para quién trabaja Red X? _ se quejó haciendo que Slade se detuviera en seco. El Pingüino llevó su mano al mentón y dijo que tal vez podrían usar esa información para utilizar al chico en otros juegos. _ Tienes razón. El chico es un acróbata excepcional. Seguro podremos usarlo en algún momento cuando haya que realizar actividades que involucren hacer equilibrio o balancearse de un lado a otro.

Zod se dio la vuelta para tomar la caja, pero Slade la tomó antes, diciendo que el chico no iba a ser su juguete, a lo que el Kriptoniano se burló diciendo que se estaba encariñando demasiado con un "mocoso" que apenas conoció antiayer. Slade lo ignoró y abrió la caja, para inmediatamente dejarla caer luego de ser rociado por una toxina de color verde que lo hizo toser e inmediatamente caer al suelo de rodillas. La toxina había entrado en su cuerpo y ahora estaba experimentando un dolor sofocante que le invadía todo el cuerpo, haciendo que no pudiera mantenerse de pie y se quedara sin aliento. Se sujetó la cabeza con una mano tratando de descubrir que demonios le estaba pasando. Hizo un esfuerzo sobrehumano antes de poder voltear a ver la caja sorpresa y darse cuenta que dentro, había un mecanismo que roseaba la toxina al quitar la tapa. Una nueva oleada de dolor agudo lo hizo doblarse en el suelo, sin olvidar la humillación que suponía estar vulnerable frente a aquellos que pretendía doblegar. Después de unos minutos pudo alzar la vista hacía Zod, alcanzando a ver una sonrisa arrogante formarse en su rostro, dándose cuenta con sorpresiva revelación, que era el causante de su situación. El maldito lo había engañado. No sabía como era que el Kriptoniano parecía estar en una pieza pese a la toxina cuando el sentía que en cualquier momento escupiria los pulmones, pero sí sabía que se vengaria. Encontraría la forma y lo mataría. El odio que se reflejaba en su mirada no pudo mantenerla sobre el Kriptoniano mucho tiempo por el dolor, por lo que, muy a su pesar, bajo la cabeza y sujetó con ambos brazos su abdomen en un vano intento de minimizar su dolor.

Una noche más (Sladin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora