IV

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"¿Dónde estamos?" Quizás no fue la mejor pregunta que Robin pudo haber formulado, dada las circunstancias, pero no pudo evitarlo. Cuando Slade lo llevó a una habitación sin nada más que un ventanal del tamaño de una pared, cuya vista daba directamente a la sala donde estaba el resto de villanos conviviendo, no quería imaginarse la verdadera razón por la que lo había llevado a ese lugar. Es más, no quería imaginarlo. Robin caminó hasta el ventanal y desde ahí pudo ver como Hiedra venenosa no perdía oportunidad para coquetear con Harley Quinn, quien había llegado como mensajera del Joker para recordarles que en una hora comenzarían los juegos y que estuvieran listos. Noticia que anuncia por un altavoz inecesariamente. Deadshot estaba en el sofá molestando a Zoom que estaba leyendo, Cheshire afilaba sus armas en un sillón frente a una mesita de vidrio, mientras ignoraba deliberadamente  a Víctor Zsasz y sus intentos de coqueteo, Conejo Blanco estaba sobre el regazo de Zod mientras hablaba con Jynx y Phobia sentados frente a ellos, Bane y Killer Croc hacían su rutina de ejercicios en el gimnasio. Metallo, Black Mask y El Pingüino conversaban tomando lo que parecía ser whisky, mientras Cheetah estaba escuchando atentamente a su lado en la barra de tragos del mini bar en la sala. Era impresionante como desde ese ventanal podía ver claramente la sala y cocina que estaban conectadas sin paredes de por medio, como una sola cosa, y se veía parte del gimnasio que se encontraba enfrente, ya que la puerta de la misma era muy ancha y estaba abierta de par en par.

_ ¿Linda vista? _ escuchó a Slade a su espalda, haciendo que se sobresaltara. No lo había sentido aproximarse.

_ ¿Por qué estamos aquí? _ quiso saber, fingiendo no ponerse nervioso al sentir como el mayor comenzaba a pegarse a su cuerpo y dejarlo atrapado entre su cuerpo y el ventanal. _ ¿Slade?

_ Mjm... _ tarareó al tiempo que comenzaba a besar su cuello haciendo que se estremeciera. Y aunque a Robin le gustaba la sensación de su boca en el cuello, no podía disfrutarlo porque no dejaba de pensar en que alguno de los villanos podría mirar hacia arriba y ver lo que hacían, por lo que intentó quitarse para hablar, pero Slade no lo dejó. Incluso reforzó su agarre contra él. <<Slade...>>, insistió en un suspiro. _ Creo que sabes lo que quiero, Red X. _ dijo para luego separarse y dejar que Robin se diera la vuelta y lo mirara. _ Quiero repetir la primera experiencia juntos. _ Robin imaginó que eso era que quería por lo que sonrió con la frase grabada en su frente. <<¿No dijiste que cualquiera podía darte lo que buscabas en mí?>>. Slade chasqueo la lengua molesto por ese hecho, pero lo aceptó. _ Sí, de acuerdo. Yo deseo estar más contigo que tú. ¿Feliz? _ y sí. Dick estaba más que feliz, había hecho que el gran Deathstroke admitiera que estaba equivocado. Slade, sin embargo, cambió su molestia por una sonrisa ladina. _ Pero ¿puedes culparme? Eres ardiente. Y ese trasero que tienes me vuelve loco, niño. _ dijo con voz grave haciendo sonreír al menor. _ Es por eso que pensé, que si va a ser la última vez. Debo disfrutarlo lo más que pueda.

_ Y por eso estamos aquí. ¿Correcto?

_ Correcto.

Robin miró alrededor y volvió a confirmar que en esa habitación no había nada, antes de regresar la mirada a Slade.

_ Pero no hay cama.

Slade sonrió.

_ No, no la hay.

Robin lo miró con impaciencia como si estuviera hablando con un niño pequeño, mientras Slade le devolvía exactamente la misma mirada.

_ ¿Y cómo se supone que tengamos sexo? ¿En el suelo?

_ No. Tenía otra cosa en mente.

  Dijo ante de devorar la boca de Dick con pasión y sin previo aviso, disfrutando de la reacción de sorpresa del menor, casi tanto como los suaves labios que solo lo hacían querer perderse en esa sensación por horas. Sin embargo, no podía. Deseaba jugar con él. Disfrutar cada centímetro de ese espectacular cuerpo que ahora tenía a su merced. Slade no sabía porqué, pero desde la primera vez que vio al chico en el bar. Ese traje negro ajustado con una X roja así como esos hermosos y grandes ojos azules lo habían cautivado. No, no era amor a primera vista. Más bien. Era deseo. Sintió un deseo incontrolable por poseer ese cuerpo delgado con estrecha cintura, que aunque a simple vista parecía débil, era lo suficientemente fuerte como para derribar a dos borrachos el doble de su tamaño. El niño tenía agallas, lo admitía. Y eso le encantó. Le recordaba a cierto petirrojo al que planeaba convertir en su aprendiz. Sin embargo, por el héroe no sentía igual que con aquel extraño. Con este niño no podía dejar de fantasear sobre el como sería tener sus manos alrededor de ese trasero redondo y perfecto, así como lo bien que se sentiría su miembro dentro de el. Lo apretado que estaría. Y no se equivocaba. Red X era un amante excepcional. Sabía moverse en la cama, era desafiante y coqueto. Su cuerpo fuerte y delgado era una combinación perfecta para no salir de la cama por horas y perderse en la lujuria. Su primera vez juntos fue sin duda una de las mejores que tuvo, pero luego, cuando creyó que todo terminaría como suele hacerlo. Él se vio a sí mismo buscando al chico entre la multitud de villanos, observando todos sus movimientos. El chico sabía pelear, no mataba y hacía amigos fácilmente. Eso pudo notarlo cuando el equipo verde y rojo se enfrentaron en el Coliseo. Le parecía raro que nunca hubiera escuchado de él. Necesitaba investigarlo. Y eso planeaba hacer, pero se distrajo cuando vio al chico perderse entre los pasillos del lugar donde los habían mandado para esperar el juego del Joker. Entonces, sin saber el momento exacto, lo siguió y le pidió volver a repetir la experiencia recibiendo un rotundo rechazado, terminando por herir su ego. Estaba furioso por eso. Aún así, no pudo dejar de pensar en lo mucho que deseaba tenerlo de nuevo en sus brazos por lo que pensó en una forma. Al chico le gustaba competir, le gusta ganar. Solo necesitaba hacer una apuesta atractiva y el caería. Y lo hizo. Lo hizo y demostró ser un rival digno para él, pero también dejó en evidencia el deseo que él también sentía por él. Pero entonces ¿por qué lo rechazaba? No era desagrado, no era rabia, y definitivamente, no era miedo hacia él. Entonces ¿por qué? Esto había estado  molestandolo por un tiempo, hasta que salió de sus pensamientos y se dio cuenta había dejado de besar al otro y ahora este lo miraba expectante con su rostro sonrojado, su cabello negro desordenado y la respiración agitada. _ ¿Slade? _ dijo aún tratando de recuperarse del beso. El mayor acarició el rostro de su amante y pensó que esa era una pregunta cuya respuesta podía esperar. Volvió a besar a Dick, esta vez con más suavidad, haciendo que el chico volviera a perderse en el beso, solo jadeando un poco cuando rodeó su cintura con el brazo y lo atrajo hacia el con fuerza. Continuaron besándose hasta que Slade sujetó su trasero con amabas manos y lo alzó haciendo que rodeará su cintura con las piernas y sus brazos los pusiera alrededor de su cuello. Luego el mayor bajó sus manos junto con el pantalón negro del menor, algo incómodo por la posición, pero logrando dejarlo desnudo de la cintura para abajo. La exposición de todo su parte baja hizo que su miembro se agitara un poco, pero no se separó de los labios de Slade, así como no planeaba dejar de enrredar sus dedos en el pelo blanco y acariciarlo o empujarlo más hacia su boca.

Una noche más (Sladin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora