Frank El Payaso (Frantrick/Freebatch)

Un chico listo

Hace dos años.

Frank estaba imitando el paso de un pingüino, riendo para sí mismo, cuando encontró a un chico llorando en las escaleras de incendio de un edificio. Miró a los lados buscando si tenía compañía y al no ver a nadie se acercó con cuidado.

-¿Te encuentras bien?

-¿Acaso me veo bien?- respondió con el rostro oculto entre sus rodillas.

-No... pero podrías verte peor

Cuando alzó la cabeza y lo vio moqueando se retractó de sus palabras. Se apoyó contra el barandal de las escaleras cruzando los pies y lo miró con intriga.

-¿Qué te pasó?

-Soy un tonto. Eso pasó. Traicionado por mi propio miedo

-¿Fallaste un examen?

-Peor

-¿Terminaste una relación?

-Como si alguna vez tuve una

Frank torció los labios.

-Bueno, veo que estás en un estado muy vulnerable. No tienes que contarme si no quieres, pero déjame animarte

-No quiero tu lástima. Si solo vas a burlarte de mí puedes largarte

-¿Dije algo malo?

-Todos son iguales. Se creen mejores solo por ser mas fuertes y nisiquiera son mejores intelectualmente

-¿Ahora qué balbuceas?

Se inclinó cerca del chico para oírlo mejor pero recibió un inesperado empujón.

-¿Qué no oíste? Largo

-Solo quiero ayudar

-No te conozco, lárgate

-Está bien, está bien

Retrocedió con las manos alzadas y se fue en silencio, pero no pudo alejarse demasiado cuando escuchó al chico sollozar de nuevo. Con un gran suspiro regresó sobre sus pasos hasta ponerse frente al rubio. Patrick alzó la vista y lo miró curioso cuando Frank alzó los brazos sobre su cabeza y comenzó a girar lentamente, entonces alzó una pierna e hizo un perfecto giro de ballet. Luego sacó una lapicera de su bolsillo, la sostuvo sobre sus labios y comenzó a caminar como pingüino. Patrick rodó los ojos.

-Ya entendí, eres Charles Chaplin

Frank tomó la lapicera y la utilizó como espada para luchar con un enemigo invisible haciendo ruidos extraños.

-Uh, ¿esgrima?

En cuanto dio su respuesta, Frank cambió de acto guardando su lapicera y quitándose la chaqueta dejando a la vista una colorida camisa. La ató a su cuello y estiró un brazo al cielo.

-Oh, ¡Superman! ¡Es Superman!

Tomó la punta de su saco y lo llevó hacia adelante cubriendo la mitad su rostro.

-¡Batman!

Negó y enseñó los dientes dejando salir un extraño sonido con la garganta.

-¡No, es Drácula! ¡Drácula!

Volvió a ponerse el saco, despeinó su cabello y sacó la lengua.

-Conozco ese. Es... Es...

Frank animó con las manos.

-¡Einstein! ¡Es Albert Einstein!

-¡Sí!

-¡Sí!