Pies descalzos

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Actualmente.

-Realmente me preocupé cuando te vi todo golpeado

-¿Quién es el golpeado ahora?

Frank se separó de su novio y tomó su mejilla con cuidado mirando su ojo.

-¿Aún te duele?

-Sí

-¿Puedo hacer algo para que te sientas mejor?

-Uh. ¿Puedes... besarlo?

Aún con la oscuridad de la noche Frank pudo notar el sonrojo de Patrick. Le pareció adorable.

-Claro que puedo

Tomó con cuidado el rostro del mas alto y plantó varios besos en el. Uno bajo el ojo izquierdo, otro sobre el puente de su nariz, uno en cada mejilla y el último sobre sus labios que duró más que los demás. Al separarse Patrick tenía una expresión avergonzada con una pequeña sonrisa y lágrimas acumuladas en los ojos. Frank rió.

-¿Ahora por qué lloras?

-Es que... estoy muy feliz

-Aww, ven aquí Einstein

Extendió los brazos y Patrick se tiró hacia él ocultando el rostro en su cuello y aferrándose a sus ropas. Frank lo envolvió en un cálido abrazo frotando su espalda con cariño, Patrick aún podía escuchar su risita. Se quedaron así unos minutos que Frank disfrutó más de lo esperado, la calidez de otro cuerpo era algo que pocas veces podía sentir, y el cuerpo avergonzado de Patrick bombeaba tanta sangre que lo hacía aún más cálido.

-Patrick

-¿Mm?

-¿Quieres ir a casa?

-Creí que querías contar otra historia

-Jajaja, pero te estás durmiendo

Se separó de Patrick y vio como frotaba sus ojos dejándolos más colorados. Se puso de pie y extendió la mano para ayudar a su exhausto novio.

-Tú guías

-Sí

Tiraron la basura de sus helados en un cesto cercano y dejaron la playa. La noche era fría cerca del mar, los pies descalzos de Frank se sentían helados y la camiseta humeda pegada a su piel bajo el suéter lo estaba congelando. Patrick no parecía sufrir el frío, quien sabe cuántas capas más de ropa tendría debajo de su camisa perfectamente planchada. El menor se abrazó a sí mismo para mantener el calor y se pegó a su novio, era incómodo caminar de esa forma pero Patrick no lo apartó.

Se adentraron a las calles rodeadas de edificios y pronto estuvieron en la ciudad, pasando frente a la universidad de Patrick.

-Mira, ¿alguna vez la viste cerrada?

-No por fuera

-¿Tienes un cuarto ahí dentro?

-Los cuartos son exteriores, no están en el campus. Solía usar uno pero ya no más

-Yo solía dormir en los cuartos de mi universidad, eran la excusa perfecta para no estar en casa

-No te preocupes, hoy tampoco volverás

Patrick tomó su mano sorprendiendo al mayor y aclaró su garganta.

-Mi casa no está lejos, sigamos

Hicieron cinco calles más hasta detenerse frente a una casa grande de dos pisos. Frank la miró asombrado, una sonrisa se plantó en su rostro.

-Es un diseño tan simple por fuera pero es hermosa

-¿En serio?

-Los detalles le dan el toque

-Entonces te gustará el interior. Mi madre es decoradora de interiores y su gusto es muy rococó

-¿Y eso qué es?

Siguió a Patrick a través del camino hasta la entrada principal y lo vio sacar un juego de llaves de su bolsillo.

-Colores luminosos y suaves, decoraciones en oro y espacios amplios

-Suena elegante. ¿Cómo no perdiste eso en la playa?- preguntó refiriéndose a las llaves.

-Con mucha suerte- respondió abriendo la puerta. -Adelante

Frank ingresó con las manos en los bolsillos y soltó un silbido de asombro al ver el hall de entrada. Era un pasillo amplio de paredes claras, a la derecha había una mesa pequeña con flores decorativas para dejar objetos como llaves, billeteras y cosas pequeñas. Encima de ella en la pared colgaban tres espejos ovalados de diferentes tamaños a la altura de Patrick. En la pared frente a la mesa había un solo cuadro que le llamó la atención.

-Un Van Gogh- dijo.

-Lo es

-Se ve nostálgico

-También hay uno en mi cuarto

-¿Es original?

-No, mi padre no es aficionado a la pintura así que complació a mi madre con imitaciones perfectas negándose a pagar grandes cantidades de dinero por unos simples cuadros

-¿A ella no le importa?

-No, es feliz con que luzca bien

Frank sonrió a la pintura y se adentró en la casa hasta el final del pasillo. A su derecha una puerta, Patrick explicó que era un perchero pequeño, y a la izquierda se abría la sala de estar. Las paredes en lugar de estar empapeladas eran de un rosa pastel muy claro adaptándose al estilo moderno, el piso era de cerámica con patrones blancos y marrones, en el centro había una gran alfombra con diseño victoriano y flecos en los bordes. Las grandes ventanas, a pesar de sus blancas cortinas, dejaban pasar la luz logrando que el lugar se vea incluso más espacioso.

-Tu madre tiene buen gusto. ¿Hay reglas como en toda casa de gente adinerada? ¿No pisar la alfombra o no subir los pies? ¿Algún gabinete de vinos prohibido?

-No, nada de eso. Siéntete cómo en tu casa

-Créeme, me sentiré mejor que eso

Se dejó caer en el sofá blanco hundiéndose contra los suaves cojines y dejó salir un suspiro de satisfacción.

-Me siento de la realeza. ¿Dónde está el príncipe de esta casa?

-¿Príncipe?

-Ya sabes, el hijo de los reyes. Los que viven en el palacio

-...Oh, ¿te refieres a mí?

-¿Hay algún otro príncipe?

-Mi hermano mayor

-No busco al heredero, sino al que es libre de hacer lo que quiera

-No soy un príncipe- respondió avergonzado.

-Lo eres para mí

Se levantó para acercarse a Patrick quien seguía de pie, tomó su mano y besó el dorso de ésta.

-¿Me permites esta pieza?

-No hay música

-Entonces tararea. ¿Qué te parece algo de ese tal Schuberth?

Guió la mano derecha del mas alto hasta su hombro, puso su mano libre en la cintura del rubio y con la otra se aferró a la mano izquierda de Patrick. Comenzó a moverse lentamente para que Patrick siguiera el ritmo y cuando vio que lo entendía aceleró. Él sonreía mientras su novio miraba fijamente sus pies asegurándose de no pisarlo y de coordinar.

-Esto me recuerda a nuestra primera cita- mencionó Frank.

-No se parece en nada a nuestra primera cita

-Claro que sí. También estuve con un príncipe ese día

Frank El Payaso (Frantrick/Freebatch)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora